Un pozo de sabiduría

Masueco de la Ribera y Teresa de Jesús. Ambos, localidad y santa, orgullosos de completar sus nombres con otros que lo dicen todo acerca de lo que ha conformado sus personalidades. Para uno, el de la bella comarca de La Ribera, que dentro del Parque Natural de las Arribes del Duero salmantinas, ha supuesto un entorno de singular y exclusiva belleza en el que se ha desarrollado a lo largo de su Historia y del que ha tomado sus recursos para crear un estilo de vida propio. Para la otra, el del Hijo de Dios hecho hombre, en el que creía y por el que vivió en este mundo poniendo al servicio de los demás su inteligencia, pluma, trabajo y servicio, en un tiempo en que ser mujer ya suponía un difícil obstáculo que librar.

Cuando el río Uces a su paso por Las Arribes del Duero vierte sus aguas en éste, tiene que saltar un desnivel que da lugar a una llamativa cascada que semeja una cola de caballo. Se origina tal cortina de húmeda neblina producida por la fuerza de las gotas que salpican al caer, que nos parece estar dentro de un humeante pozo. Cuando, Teresa de Jesús, carmelita del XVI, tuvo que saltar las barreras ideológicas y formales que constituían la sociedad de su época, se produjo también un vértigo, como de caída libre, insoportable para los poderosos que encajonaban el flujo de la sociedad de entonces. Y esta mujer tuvo que acumular y guardar en el pozo de su alma y razón, todas las fuerzas y capacidades necesarias para usarlas en los momentos oportunos, dando lugar así a un pozo de sabiduría de difícil parangón. Y en ambos casos el paisaje cambió para dar lugar a otro diferente, más hermoso.

Es el día del Trabajo, 1 de Mayo, y sin embargo 'Lazarillo de Tormes', vuelve a volcarse en el suyo para ofrecer en Masueco de la Ribera una nueva representación de 'Teresa, la jardinera de la luz', pues su compromiso de hacerla llegar a todos los rincones de la provincia charra, no da lugar al respiro. Pero además se trata, como tantos espectadores ya saben, de un montaje de tal calidad, que no encontrará mejor día para celebrarlo que éste Internacional del Trabajo, ofreciendo así los frutos del suyo personal. De figura internacional y trabajadora también podríamos tildar a la carmelita del XVI, que tan bien contada está en esta obra de teatro y desde una dimensión tanto espacial, por el escenario en el que se la presenta, como dimensional, por el nuevo enfoque que de ella se nos ofrece.

Una iglesia del siglo XV, con un relevante estilo gótico-isabelino propio de las del Camino de Santiago, del que Teresa, como buena andariega se sentiría orgullosa, abre sus puertas a esta mujer que llega hasta Masueco en forma de obra de teatro, que es una de las mejores formas de acercarnos a nuestras raíces y cultura, pues encima de un escenario se habla de nosotros mismos. La iglesia de san Nicolás, patrón del pueblo, y que tantos siglos ha visto pasar, recibió en su altar a las encargadas de darnos a conocer este perfil humano de Teresa, el de la mujer ante todo. Son las actrices de 'Lazarillo de Tormes', en las que, vestidas con sus hábitos de estameña de la época, vemos a las hermanas carmelitas que nos dibujan a su maestra tal y como ellas la conocen, en su vida en el convento, en sus ratos de ocio, declamando bellos poemas, observando su oración y arrobamiento místico y ante todo viajando por esos caminos, fundando nuevos conventos para reformar una Orden en aras de un saneamiento sincero y profundo. Nada de esto puede consentir la Inquisición de alguien que parece más sobrenatural que humana, una simple mujer sospechosa de brujería. Pero la brecha se va abriendo y el poder se inclina ante la humildad que permanece enhiesta, mientras la luz se cuela de soslayo.

En el interior del templo se oyen las últimas notas de una música renacentista y unos versos que parecen venir de la voz de Teresa. Fuera, una metáfora de piedra tiene lugar entre la iglesia y su torre aledaña, que data como la carmelita, del XVI, pues ésta última se inclina y se separa, por el mítico terremoto producido en el cercano Portugal, que tantos cimientos moviera y tantos edificios derrumbara. Teresa lo consiguió también y los aplausos de los habitantes de Masueco parecen confundirse con el sonido que hace la Cascada del Pozo de los Humos que al caer cambia el curso de las aguas de un río, y lo funde con otra corriente mayor.

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