'Teresa, la jardinera de la luz' se representó en la iglesia parroquial tras una intensa jornada de mercado tradicional
Uno de los más pintorescos pueblos de nuestra provincia descansa al abrigo de un valle y sobre una loma por la que se arraciman sus casas. Serrano de pura cepa como la Sierra que le acoge en su comarca y repoblado posiblemente por mucha gente que llegó del país del que también la sierra toma su nombre. Hubo un tiempo en que este municipio de Cepeda pertenecía a la jurisdicción del cercano Miranda del Castañar, villa y señorío de todos los pueblos de la Sierra de Francia, por deseo y nombramiento de los señores de Zúñiga, condes de Béjar. A partir del XVII, Cepeda, fue libre de este dominio a cambio de unos, o muchos, por entonces, ducados.
Hubo otro tiempo, un poco anterior, que hablando de siglos el tiempo parece eternizarse, en que una mujer cuyo linaje, todavía más atrás en el tiempo, tiene aquí sus orígenes. Su nombre Teresa de Cepeda y Ahumada. De ella sabíamos que fue monja carmelita allá por el XVI, y que su primer apellido le viene del señor Vasco Vázquez de Cepeda, noble al servicio de reyes, que posteriormente emparentaría con la familia de Ahumada de Ávila. Mucha historia, muchos datos, familias reales, nobles, guerras y enfrentamientos, localidades que surgen, viven, se defienden... También en otro punto de su historia, esta mujer quiso desligar su vida de la Orden religiosa a la que se acogiera en un primer momento, y se dedicó, peleando bravamente por conseguirlo enfrentándose dentro y fuera de su ámbito religioso con todo aquél en desacuerdo con su propósito. Y lo consiguió, y gestionó su propia existencia y ayudó a tantos otros a hacerlo libremente, con la única creencia de que el único Señor que libera es el del Cielo.
En san Bartolomé, Cepeda, este pueblo que le diera su primigenio nombre a Teresa de Jesús, asistió admirado a una puesta en escena, la de "Teresa, la jardinera de la luz", que 'Lazarillo de Tormes' nos acerca con tal credibilidad, simpatía y esmerado trabajo en todos sus aspectos, que la obra sigue impactando con sorpresa a todo tipo de público. Consciente de esto, la Diputación de Salamanca ha querido que este fenómeno en que se ha convertido el montaje, pueda dar la oportunidad a todos nuestros pueblos de que se la conozca, en su escenario tan particular como es el altar de cada parroquia anfitriona, hecho éste que favorece a todos, pues todos disponemos de una iglesia en cada pueblo.
Arropadas por la música y canciones renacentistas de la época en que fue construida su iglesia parroquial, y bajo su rico retablo barroco, salido sin duda de las manos de otro maestro como lo fuera el músico Salinas, las actrices de 'Lazarillo de Tormes' vuelven a poner voz a la vida y palabras de Teresa, ante unos "cepeanos" que perciben sorprendidos otra manera de narrar algo que parecía conocido. Un relato que ahora aparece ante ellos, contado con otro registro, no sólo por su contenido, sino por la forma tan variada y espontánea de hacerlo, según los momentos y situaciones narradas. Es como el tan particular dialecto de Cepeda, tan suyo, espontáneo y cotidiano que alude a esas vivencias que les acompañan de forma secular y que quedan en el acervo cultural y cívico de sus vecinos. Acostumbrados desde tiempo inmemorial y dada su situación geográfica, a recibir a tantos arrieros que les aprovisionaran de lo que no tenían y de leyendas y cuentos, que han permanecido, aplaudieron de corazón esta forma de contar la vida que tiene el teatro, y la particular de "Teresa, la jardinera de la luz". Que dentro de una iglesia y en su entorno espiritual consigue bajar a una santa de su peana para descubrirla como la mujer que fue en la Tierra antes de elevarse al Cielo, en donde hace mucho tiempo parece que la habíamos instalado.
Historias de moros, judíos, cristianos, nobles y campesinos, vida dura y muchos caminos que cruzan y dejan las huellas de sus viajeros; y casas que acogieron a muchos de ellos, como la llamada de la Inquisición, lo hiciera con las familias de los que a ella pertenecieron. Es la historia de Cepeda, es la historia de Teresa, con la que este particular pueblo lleno de hermosura se regaló una vivencia más que, seguramente, guardarán para volver a contar. De momento, lo hacen en el contexto de las fiestas de su "bendito san Marcos", que tan felizmente celebran en estos días.