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La poda en la dehesa debe suavizarse, vuelta al origen
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Por SERGIO FERNÁNDEZ ALONSO (INGENIERO DE MONTES)

La poda en la dehesa debe suavizarse, vuelta al origen

Actualizado 10/04/2018
Redacción

"El objetivo de la poda ha de ser la conservación del árbol, producción de fruto, en ningún caso la obtención de leña"

La existencia de arbolado en las dehesas permite dos tipos de aprovechamientos: el de vuelo para la producción de leñas, ramón y fruto en las montaneras y el de suelo para pastos. Para potenciar estas producciones, la clave es la poda. Hablar de poda suscita controversia, ya en un manual editado por el Ministerio de Agricultura en 1950, se cita: "La buena conducción del arbolado asegura su rendimiento. La cantidad y regularidad de la cosecha debe ser la meta a que debe aspirar el agricultor-ganadero. En la encina se suelen hacer talas (podas) desordenadas que no conducen a otra cosa que al agotamiento del árbol, sin que ello produzca mayor rendimiento en fruto o madera".

Algunas cosas han cambiado en la actualidad, si bien otras se mantienen.

Históricamente con el carboneo, la demanda de leñas de copa en las dehesas era muy elevada para la producción de carbón vegetal con las ramas más gruesas o de cisco o picón con las de menor tamaño.

Hoy en día esta práctica ha desaparecido con lo que el objetivo fundamental de las podas ha de ser la producción de fruto, debido al repunte del mercado del cerdo ibérico, especie que mejor aprovecha la bellota en la dehesa.

Las podas de copa, ligadas a las actividades silvopastoral, tienen como objetivo principal la producción de fruto (montanera), aunque también se aprovechan las ramas más tiernas (ramón) como alimento para el ganado y como leña las de mayor grosor.

La normativa actual en Castilla y León define que se respetarán ramas de más de 15 centímetros de diámetro en la base, pudiéndose autorizar dimensiones mayores previo informe de Servicio Territorial, lo cual supone una limitación para este tipo de podas tal y como se vienen ejecutando en la provincia de Salamanca.

El objetivo de la limitación en diámetro, como ya se viene aplicando en otras comunidades autónomas desde hace más de 25 años, es que cuando se corta una rama, sea del diámetro que sea, el árbol intenta cerrar la herida, cicatrizando como cualquier tejido. En algunas ocasiones, cuando se poda en exceso la encina y más en cortes sobre ramas de gran diámetro, se ha observado que el árbol no es capaz de cicatrizar correctamente, por lo que la zona queda abierta y expuesta a la entrada de hongos.

Estos hongos de pudrición, se alimentan de madera, lo cual unido a la entrada de agua por ausencia de corteza provoca un debilitamiento estructural y fisiológico del árbol. Progresivamente los hongos van consumiendo la madera, de hecho la mayoría de las encinas de cierto tamaño en la dehesa están huecas, con un envejecimiento prematuro. Al ataque de los hongos, se unen otros factores que producen aún más debilidad como periodos prolongados de sequía, elevadas temperaturas, lo que van minando progresivamente el vigor del árbol, siendo entonces un objetivo para los xilófagos. Esos insectos se alimentan de madera muerta o senescente y de los propios hongos, ponen sus huevos en árboles poco vigorosos desarrollándose sus larvas en el interior, los más representativos en la provincia son los cerambicidos, con larvas de gran tamaño que pueden alcanzar hasta ocho centímetros de longitud.

La combinación de podas abusivas y mal ejecutadas, hongos e insectos xilófagos, sobre unas masas de encina sobremaduras, unido a la ausencia de regeneración, está provocando la desaparición del arbolado en la dehesa, mermando la superficie de este tipo de formaciones, y con ello el final de una forma tradicional de aprovechamiento del monte, con gran arraigo en la provincia y que supone el sustento para muchas familias. Parte de este problema puede ser remediado realizando podas menos agresivas.

SERGIO FERNÁNDEZ ALONSO (INGENIERO DE MONTES)

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