, 12 de mayo de 2024
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¡Y en domingo resucitó, y las calles se llenaron para recibirle!
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MULTITUDINARIA PROCESIÓN

¡Y en domingo resucitó, y las calles se llenaron para recibirle!

Actualizado 01/04/2018
Redacción

PEÑARANDA | Las imágenes de Jesús Resucitado y Nuestra Señora de la Soledad volvieron a protagonizar una de las procesiones más esperadas y masivas de la Semana Santa en la ciudad

Parece que hasta el buen tiempo quiso estar este domingo en tribuna preferente para vivir y acompañar a la procesión del Resucitado, que un año más ha vuelto a llenar de fieles y visitantes las calles y plazas de Peñaranda poniendo así el punto y final a la Semana Santa.
Una esperada procesión que arrancaba puntual a las diez y media de la mañana en la iglesia parroquial, desde la que Jesús Resucitado comenzaba su triunfal desfile, engalanado sobre su gran trono, cargado por 35 costaleros llegados desde la capital charra. Un recorrido que le llevaba hasta lugares tan emblemáticos como la Plaza Nueva, para encarar su última gran recta por la calle Carmen hasta llegar a la plaza de España, donde todavía era mayor el número de personas que asistían al desfile desde los accesos y soportales. Nuevamente, era la Agrupación Musical Cristo Yacente de Salamanca la encargada de arropar musicalmente a la imagen y sus penitentes de la cofradía Preciosa Sangre, a quienes se unían representantes de las cofradías del Santísimo Cristo del Humilladero y del Cristo de la Cama.
Por otro lado, minutos después a las once de la mañana, partía del templo parroquial la

imagen de Nuestra Señora de la Soledad acompañada por cofrades de Jesús Nazareno, Vera Cruz, Jesús Amigo de los Niños y Nuestra Señora de la Esperanza, quienes, junto a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Hermandad realizaban un breve recorrido hasta llegar a la plaza de la Constitución, epicentro de la celebración, en la que esperaba paciente la llegada del resucitado entre una gran expectación.

Una breve oración era el paso previo al acto principal en el que el pequeño convertido en San Miguel, recitaba con soltura y desparpajo la letanía que anuncia la resurrección del Señor, tras el que las multitud presente rompía en una sonora ovación mientras la Virgen retiraba su manto de luto, descubriéndose en blanco junto a los capuchones de todos los cofrades asistentes como signo de alegría.
Durante el acto quedaban proclamadas además las mayordomas de Nuestra Señora de la Soledad, Andrea y Gloria Fiallegas, instantes antes de iniciar nuevamente la procesión que culminaba en la parroquia donde tenía lugar una solemne eucaristía con la que se ponía punto y final a los actos de la semana de pasión peñarandina.
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