Hay un ofrecimiento en estos árboles, cuando despierta el tiempo hacia la claridad, que nos hace ver sus copas, sus ramajes, como si fueran cuencos? (José Luis Puerto) / Foto de Carlos Santiago
Hay un ofrecimiento en estos árboles, cuando despierta el tiempo hacia la claridad, que nos hace ver sus copas, sus ramajes, como si fueran cuencos ofrecidos a lo alto, a ese dios de la luz que se vuelve azul y tan brillante.
Después vendrán los frutos, almendras o mandorlas en las que, en el arte antiguo del románico, se enmarcaba esa majestad divina en actitud de bendecir.
Sí. Estos árboles florecidos y ofrecidos son una bendición. Los frutos llegarán. Todo lo que florece espera hacerse madurez un día. Como también nosotros.
Texto: José Luis Puerto / Foto: Carlos Santiago