La matrícula en los Centros Agrupados (CRA), que atienden 2.329 docentes, pasa de los 21.425 escolares de 2007 a los 15.213 de este momento
Los boquetes que se le abren al padrón autonómico cada vez que el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace recuento de habitantes son más grandes en el medio rural y eso tiene su traslado a las escuelas. El alumnado matriculado en un Colegio Rural Agrupado (CRA), que es la tipología de centro que da servicio a pueblos pequeños y medianos, ha disminuido un tercio en los últimos diez cursos. Los 21.425 niños de 3 a 11 años que empezaron el curso en septiembre de 2007 son 15.213 este curso, lo que supone una pérdida del 29,8%.
El director general de Política Educativa Escolar, Ángel Miguel Vega Santos, destaca el peso social que tiene la zona rural de Castilla y León y el reto que supone para la Junta «mantener la amplia red de centros públicos, a la que hay que sumar servicios asociados como el transporte escolar, el comedor o programas de conciliación como Madrugadores». Y la escuela se considera un elemento básico para anclar población. En esa apuesta por mantener este servicio se enmarca bajar a cuatro alumnos la ratio para que siga abierta una escuela enCastilla y León.
La evolución de la matrícula escolar en el segundo ciclo de Infantil y en Primaria arroja una pérdida de 6.212 escolares en esos centros netamente rurales, mientras que el alumnado total de la comunidad ha pasado de 121.443 niños de 3 a 11 años a 118.562, entre septiembre de 2007 y septiembre de 2017. Eso implica un descenso de 2.881 escolares, menor que el sufrido en los CRA, lo que indica que la matrícula urbana ha ganado alumnos esto años, pero no logra asumir la sangría de bajas de escolares en los pueblos
Los escolares de localidades rurales reciben clase en colegios de Educación Infantil y Primaria (CEIP) similares a los que hay en zonas urbanas, en centros rurales agrupados y en aulas incompletas. Los primeros están en los municipios con mayor población. La localidad segoviana de Cuéllar, que no llega a los 10.000 habitantes, cuenta con tres colegios de este tipo. Los segundos, los CRA, acercan la educación a municipios más pequeños. Uno de ellos, aquel que cuenta con más alumnos, hace de cabecera y luego hay 'aulas' repartidas por otros pueblos, con su tutor y a las que los especialistas se desplazan. Funcionan como un centro a todos los efectos.
De 845 a 584 pueblos
El balance de los últimos diez cursos no solamente se ha notado negativamente en el número de matrícula de los colegios agrupados. Si en 2007 había en funcionamiento 200 CRA, ahora la red es de 182 y, si hace algo más de diez años daban servicio a 845 localidades, hoy atienden a niños de 584, según los datos facilitados por la Consejería de Educación que dirige Fernando Rey. La plantilla de docentes que imparte enseñanza a los niños de estas localidades suma 2.329 maestros, de los que 923 son itinerantes. Ponen su coche y se desplazan desde la cabecera del colegio agrupado a los pueblos que conforman el centro para dar la clase de Inglés, Educación Física, Música o Religión. También viajan de pueblo en pueblo los logopedas o los profesionales de pedagogía terapéutica. «Este personal itinerante tiene compensaciones económicas y de tiempo por los desplazamientos», explica el director de Política Educativa Escolar. Las aulas de los pueblos más pequeños funcionan como una escuela unitaria. Hay pocos niños, pero el profesorado tiene que organizarse para dar clase a alumnos de distintos cursos.
Representantes sindicales de CCOO y el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Castilla y León (STECYL) apuntan que los CRA son centros con un mayor índice de profesores interinos y que en ellos recalan en mayor medida los maestros que empiezan su andadura profesional. «Exige una adaptación y una organización del tiempo especial, pero permite una educación más personalizada», reconoce Pablo Redondo, del área de Enseñanza de CCOO. Tanto Redondo como Christina Fulconis, portavoz de STECYL, argumentan que el modelo de enseñanza de escuela unitaria debería abordarse de forma concreta en las escuelas universitarias de Educación.
La apuesta por mantener a los niños escolarizados en el pueblo en el que residen o en uno cercano implica un esfuerzo presupuestario que conlleva un mayor coste en el caso de los alumnos rurales que en el de los urbanos. En la práctica, esa mayor accesibilidad a la escuela en una población tan dispersa como la de Castilla y León, con 6.173 localidades, se traduce en euros. Los datos que maneja la Junta para defender una mejora de la financiación autonómica, en el ámbito de la Educación, arrojaban cuando la Consejería de Economía y Hacienda empezó a hacer cuentas, a finales de 2013, que el coste por alumno y curso de una ciudad era de 3.712; que subía a 5.198 euros por escolar en el medio rural en general, cifra que crecía hasta los 6.320 euros en los centros agrupados. En esas cifras no se incluía ni el transporte ni el comedor escolar.