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Rodrigo Martín Noriega, enseñar historia, contar historias
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LAS PALABRAS NO SON INOCENTES

Rodrigo Martín Noriega, enseñar historia, contar historias

Actualizado 22/03/2018
Radio Guijuelo

El novelista vallisoletano, Premio Miguel Delibes de narrativa, presentó en la librería Letras Corsarias su última obra, La estación de los vientos.

El viento dejó de soplar para recibir en Salamanca a Rodrigo Martín Noriega. Profesor de Historia en un instituto vallisoletano y experto en Teoría y Estética de la Cinematografía, inició su andadura literaria con la novela La variable humana a la que siguieron su participación en el libro coral de cuentos Extraño Oeste, Relatos sobre las demás cosas y, finalmente, esta insólita novela de intriga, historia y paisaje que presenta por primera vez en Salamanca.

Un libro que no es solamente una magnífica novela, sino un objeto, el libro, cuidado con mimo por parte del autor y de la diseñadora del mismo, Susana del Caño. Se trata de ofrecer un producto bueno, un producto bien hecho. Hay que cuidar el peso del papel, las ilustraciones que acompañan el libro. Que el lector que lo tenga en las manos sepa que tiene algo hecho con cuidado. La historia, que narra la búsqueda de una antigua compañera de estudios de tres hombres muy diversos, originarios de un pueblo de montaña, tuvo su germen en una experiencia personal de la juventud del autor, quien asistió en lo que podíamos llamar una situación de acoso a una compañera. Aquella chica era el eslabón más débil, la vida le había dado malas cartas y, sin llegar al acoso, había sido dejada a un lado. Como las ideas vienen de una forma muy cruel, un día me pregunté qué pasaría si alguien así desapareciera.

La historia, que el autor planteó como un thriller lineal, se le fue de las manos y le embarcó en un viaje del que se siente "moderadamente satisfecho". Un viaje a través de las montañas, las que guarda en la memoria tras sus experiencias docentes en Cervera del Pisuerga y El Barco de Ávila: Las montañas tienen algo muy telúrico, son abrigo y una cadena fuerte que ata. Es como esa diferencia entre las raíces y las ramas, por una parte, los pueblos son tu paisaje y por otra, quieres huir de ellos porque alguien dijo ya que el aire de la ciudad nos hace libres.

Con un lenguaje, claro, seguro, pleno de hallazgos, Rodrigo Martín Noriega consigue embarcar no solo al lector, sino a su interlocutor, en el viaje a través de la escritura de su insólita novela: Yo veo, sobre todo en el cine, como pasan las cosas para que todo cuadre, pero aquí la novela fue como un viaje y ha sido una experiencia tan intensa que ahora estoy escribiendo cuentos. Digo siempre que el cuento es un amante y la novela es un matrimonio.

Autor de cuentos de terror y de intriga muy cercanos a los de su admirado King, Martín Noriega concibe sus libros como un hijo invisible que le une a los lectores. Los libros, algunos de los que hay aquí, tienen una vida efímera, por eso tenemos que darle vida a los libros más allá de las presentaciones, que están muy bien, pero lo importante es el libro. Entregar un buen libro, porque hay que respetar la literatura, intentar que los libros perduren.

Un respeto que, para este profesor de Historia que fascinaba y fascina a sus alumnos con su talento para dar clase, implica publicar buena literatura y no usar de forma superficial el concepto de 'escritor'. Escritores son los que están en las grandes ligas, las palabras no son inocentes y no hay que confundir el trabajo de tantos juntapalabras con ese concepto de escritor que tiene una obra sólida, que está ahí. Por eso me gusta más la palabra 'novelista'.

Sólido en sus argumentos, insistente en su deseo de respetar al lector: "El lector te da lo más valioso, te da su tiempo, ese que no puedes recobrar", Rodrigo Martín Noriega parece fuera de los círculos editoriales al uso, eso sí, siendo muy consciente de sus dones. Los de un novelista de fuste capaz de mantener la trama ?perfectamente equilibrada y media en La variable humana, donde matemáticas y música se unen en una intriga fascinante, capaz de escribir desasosegantes relatos de terror psicológico y ciencia ficción y capaz de emprender un monumento tan hermoso como el que da nombre a la novela La estación de los vientos. Una imagen, tan hermosa y sugerente, que parece salida de una visión, la que tiene el protagonista y convierte en su mejor cuadro, la que ha tenido Rodrigo Martín Noriega y ha sabido transmitirnos. Prosa límpida que fluye sorteando saltos temporales e historias imbricadas a la manera de Cervantes en la trama principal, aquella que nos habla de afectos, raíces, certidumbres, poderes telúricos de la montaña y de la mujer que habita la historia. Potente cordillera literaria de un escritor del que hay que esperar una geografía sobre la que trazar muchos más mapas. En esta noche sin viento, el lector, el oyente, inicia el viaje hacia la estación donde quiera llevarnos el autor vallisoletano, el escritor Rodrigo Martín Noriega.

Fotos: Carmen Borrego

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