Hablar de la Plaza Nueva es hacerlo de uno de los espacios más destacados de la vida social de Peñaranda, siempre ligado a la historia y siempre funcionando como un gran vaso comunicante con el conjunto de las plazas de España, Constitución y Agustín Martínez Soler. Es conocida y reconocida como patrimonio emocional de la ciudad, pero también es considerada 'la gran olvidada' en cuanto a mejoras y reformas necesarias para actualizar la imagen de este espacio, trabajos sobre los que ahora vuelve a aflorar el debate.
Un lugar que, según los registros, fue construida en 1942 sobre la antigua charca de La Poza, cegada por los escombros que generaba el estallido del polvorín, y levantada con el esfuerzo de un grupo de presos republicanos, desplazados a Peñaranda especialmente para su construcción. Es de figura cuadrangular y trazado clásico, toda ella porticada, presentando cierto carácter solemne que la asemeja a las grandes plazas españolas, conteniendo aún emblemas y espacios que destacan por la elegancia y su apuesta por ser un lugar eminentemente festivo y de encuentro.
Es ahora, con la reforma de la Plaza de España y la ya proyectada en la Plaza de la Constitución, cuyo comienzo está previsto para septiembre, es cuando afloran nuevamente las discusiones ante lo que muchos consideran "falta de atención" a este ágora, criterio que choca frontalmente con la disposición de numerosos vecinos del lugar, quienes mantienen sus fachadas en un delicado estado, con falta de cuidado y sobre todo de pintura, lo que genera una imagen en su conjunto que dista mucho de la necesaria, teniendo en cuenta el importante volumen de visitantes que diariamente transita por ella para acceder a cualquiera de los establecimientos asentados desde hace décadas bajo sus soportales. Precisamente son ellos, los comerciantes y hosteleros, los que ponen especial acento en la necesidad de que se lleve a cabo una profunda reforma en todo su conjunto, considerado como Patrimonio, con la que pueda adaptarse la gran belleza de este espacio a los nuevos tiempos, y que pueda además, según afirman, "equipararse a las otras dos plazas que ahora renuevan su imagen".
Una actualización de su estética que, tal y como destacan empresarios y algunos vecinos del ágora, pasa por la
urgente necesidad de un repintado de las fachadas y balconadas que ocupan el eje central de su imagen, a lo que añaden una mayor iluminación y una mejora en su isla central que, de ser posible, pudiera disponer de un espacio dedicado al juego de los niños, grandes protagonistas de esta zona especialmente durante la primavera y
el verano, con la llegada de las terrazas.
REFORMAS
A pesar de la petición y el debate actual sobre la necesidad de reformar la Plaza Nueva, no han sido pocas las actuaciones que el Ayuntamiento ha planteado y realizado en la historia más reciente en ella y que no siempre han sido bien recibidas, especialmente por una parte de los vecinos del ágora. Una de las propuestas más importantes que realizaba el Consistorio era la ofertada a mediados de los años 90, en la que se incluía una subvención del 40% para que todos los propietarios pintasen las viviendas. Un ofrecimiento que, en aquel entonces recibía finalmente el rechazo por respuesta ya que no se llegaba a un acuerdo con el total de los propietarios para su realización. Ha sido más recientemente cuando el programa de subvenciones del Área de Rehabilitación Integral (ARI), que comenzó en 2010, incluyó a la Plaza Nueva en su radio de acción con el fin de permitir su renovación, ya que siempre estuvo fuera del conjunto histórico hasta ese momento.
Dicho programa, que llegaba a la ciudad durante la anterior legislatura de gobierno del PSOE, incluía ofertas muy destacadas, especialmente enfocadas a la renovación de fachadas y cubiertas por parte de Ayuntamiento, Junta de Castilla y León y Gobierno Central, pero tampoco cumplió su objetivo.
Los últimos trabajos se realizaban durante la legislatura del Partido Popular, en el año 2013, con la colocación de una capa de cantos rodados en el vaso central, que ha sido reutilizado como gran jardinera, además de dotar de iluminación ornamental a la escultura que corona la plaza.
Unos esfuerzos que finalmente caían en saco roto pero que ahora parecen volver a recordarse y a originar que comiencen a alzarse voces para que desde las instituciones se vuelvan a retomar las conversaciones, para tratar así de llegar a un acuerdo ?entre todas las partes? que genere la necesaria renovación de esta Plaza, que busca adaptarse al tiempo actual para seguir con su actividad, además de ofrecerse como otro de los grandes reclamos del patrimonio peñarandino de obligada visita.
Mientras esto ocurre, son algunos de sus inquilinos los que ya proyectan plantear a la administración diferentes mejoras a nivel particular de sus espacios para acabar especialmente con las zonas que presentan un peor estado, tanto en imagen como estructural. Así, desde el Ayuntamiento afirman no dejar esta situación en el olvido pero, al menos durante este ejercicio, no hay previsión de realizar ningún trabajo en ella.