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Buenos Aires, un barrio “sin salida”
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EMILIANO TAPIA, PESIMISTA, INSISTE EN QUE HAY QUE SEGUIR POR LAS VÍCTIMAS

Buenos Aires, un barrio “sin salida”

Actualizado 18/02/2018
R. M. F.

El párroco lamenta que las instituciones "han mirado para otro lado durante años, sin la voluntad clara de solucionar el problema del tráfico de droga"

"Buenos Aires no tiene salida. Tendría que haber mucha voluntad para que cambiara". Así de pesimista se muestra Emiliano Tapia, párroco desde hace 24 años de un barrio que comenzó su historia en 1983. Con casi 35 años de vida, atrás queda la ilusión de los vecinos que un día apostaron por vivir allí, para tener que dejarlo todo por la imposibilidad de convivir. Pesimista, pero dispuesto a seguir luchando por las víctimas que ha generado un barrio convertido en epicentro del narcotráfico de la ciudad.

Buenos Aires, un barrio “sin salida” | Imagen 1Emiliano Tapia lamenta que poco se ha avanzado en los graves problemas que siempre han estado detrás. "Siguen igual, no ha cambiado nada", afirma, porque el problema de convivencia "se mantiene, es imposible que los vecinos convivan y se relacionen".

Asegura que el gueto, utilizado para el narcotráfico, -en este caso, gitano- que se ha formado durante estos años sigue vivo, presente y haciéndose cada vez más fuerte. Para el sacerdote, el tráfico de drogas en el barrio está en el fondo de este gueto. "Todos sabemos qué genera el narcotráfico: violencia, silencio, complicaciones y mucho empobrecimiento en las personas que consumen y que trafican con droga".

Todo sigue igual, lamenta, y las cosas que permanecen "se van enquistando y resultan cada vez más problemáticas". Una situación, la del tráfico de drogas, que se mantiene en los últimos 15 años.

El hecho de que no haya intervenciones policiales, ni conflictos destacados, explica, "no significa que no haya graves problemas". Y es que una de las consecuencias de esta situación es la marcha de muchos vecinos "cansados, porque no pueden vivir ni con normalidad, ni con la ilusión con la que llegaron aquí". En los últimos diez años se han tenido que marchar muchos, malvendiendo sus viviendas o abandonándolas. Y es que, Buenos Aires, un barrio para 1.500 personas con unas 350 viviendas, acoge actualmente a unas 1.000. Este hecho, manifiesta el párroco, supone otro problema añadido porque algunas vacías están siendo utilizadas para vender droga. "Están ocupadas por familias que no les corresponde", situación a la que se suma la denuncia presentada hace varios años por la utilización de algunas viviendas como quiosco de droga. "Seguimos con los problemas de siempre y mientras se mantengan, lo que ocurra en este barrio no seremos capaces de afrontarlo".

Buenos Aires, un barrio “sin salida” | Imagen 2¿Qué hacen administraciones e instituciones? Emiliano Tapia destaca el papel desempeñado en todos estos años por los vecinos, entre los que diferencia los relacionados con el narcotráfico y el resto, "las familias que no tenemos nada que ver y sufrimos las consecuencias". Si alguien ha aportado soluciones a los problemas del barrio, asegura rotundo, "han sido los vecinos en torno a las asociaciones, que, conscientes de los problemas hemos gritado y pedido soluciones al narcotráfico". Sin embargo, las instituciones durante muchos años "han mirado para otro lado, no han puesto la voluntad clara de solucionar el problema". Ni Ayuntamiento, ni Consejería de Fomento, ni Policía ni Jueces porque solo los vecinos "hemos levantado la voz y planteado soluciones, el resto ha consentido".

Una situación que Buenos Aires arrastra desde hace mucho tiempo. "Es verdad que durante los últimos tres años habíamos llegado a algunos acuerdos, pero es tarde". Tarde porque muchas de las soluciones que había que buscar ya no se pueden tomar. Y pone como ejemplo que hay familias en el barrio, relacionadas con el narcotráfico, que durante este tiempo, "se han hecho con tres, cinco, seis, ocho viviendas, compradas con dinero de la droga y se han asentado en el barrio".

Emiliano Tapia explica que denunciaron en su momento lo que esto suponía y se miró para otro lado. También denunciaron que una treintena de viviendas, propiedad de Fomento, estaban utilizándose para el tráfico de droga. "No se hizo caso y ahora, cuando se quiere poner remedio, resulta difícil". Si no somos capaces de hacer frente en los dos o tres próximos años a este problema, manifiesta, "a lo mejor hay que comenzar a decir que hay que terminar con él, dispersar a la población, si es que se puede. Porque alargando tanto el problema lo único que hacemos es contagiar a otros lugares de situaciones que nadie quiere, como droga o delincuencia".

Buenos Aires, un barrio “sin salida” | Imagen 3¿Pesimista? "Soy muy, muy pesimista. Buenos Aires es un barrio sin salida. Lamentablemente hay que decirlo así, porque tendría que haber mucha voluntad". Llevamos más de dos años intentando desalojar a 26 familias relacionadas con la droga ?se han desalojado a tres- y no puede ser. Argumentan que la lentitud de la Justicia, pero lo único que sí sabemos los vecinos es que el problema de fondo no se soluciona. "No entendemos que en dos años los jueces no hayan actuado en estas 26 viviendas denunciadas por una situación ilegal".

Pesimista pero, manifiesta contundente, "seguiremos ahí porque de toda esta situación hay víctimas". Personas de 40-50 años que siguen consumiendo y están convertidos en esclavos de las familias que trafican porque ya no pueden dejar la droga. "Y por esas víctimas hay que luchar, para que no sigan viviendo así, y esto se consiente" Y hablamos de seis-ocho personas que malviven en una situación tremenda. Unas víctimas a las que se suman las familias que han tenido que marcharse del barrio que llegaron en 1983. "Son otras víctimas, igual que las familias que siguen aquí y nada tienen que ver con narcotráfico". La situación social que se ha generado es tremenda y las consecuencias las sufrimos todos".

Se puede seguir, se debe seguir "y soy de los que creo que hay que seguir luchando, pero también creo que no veo con claridad que por parte de todas las instituciones haya la misma voluntad para solucionarlo". En un momento de consumo creciente de droga, apunta que, en el fondo, "importa que haya dinero negro, y uno de los negocios que más dinero deja es la droga. Es la realidad. Lo lamentable es la cantidad de víctimas que va dejando por el camino".

¿Dónde quedó la ilusión de 1983 con las personas que llegaron aquí? Hay bloques enteros donde la comunidad no está organizada, no existe, es un desastre? es una realidad en la que no se puede vivir. "Esto es lo que estamos sufriendo, es la realidad y no la podemos oscurecer", lamenta Emiliano Tapia.

Fotos: Alberto Martín

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