Faltan el campesino y el arado. Los surcos están huérfanos. Y faltan manos para esa labor milenaria y ancestral de trazar geometrías en la tierra, para que surja el alma del sustento de todos? (José Luis Puerto) / Foto de Carlos Santiago
Faltan el campesino y el arado. Los surcos están huérfanos. Y faltan manos para esa labor milenaria y ancestral de trazar geometrías en la tierra, para que surja el alma del sustento de todos.
La puerta de estas ruinas conduce hacia la nada. Y es una nada que lleva el apellido de la muerte, de la despoblación, del envejecimiento.
La tierra es muy hermosa, pero faltan los ojos y el corazón del hombre que con ella latían al unísono. ¿Qué queda de nosotros si nuestro mundo campesino naufraga en ese mar del abandono y la desprotección?
José Luis Puerto / Foto de Carlos Santiago