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El Vía Crucis del Hospital Clínico, la grandeza de la pintura mural de Genaro de No
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la conservación de esta obra debe ser una prioridad

El Vía Crucis del Hospital Clínico, la grandeza de la pintura mural de Genaro de No

Actualizado 15/02/2018
Charo Alonso

El posible derribo del Hospital Clínico Universitario ha encendido las alarmas acerca del excepcional Via Crucis que guarda su capilla, obra del pintor salmantino

En las fotografías de Alejandro López, Alex Avenida, se percibe la grandeza y la unción con la que el fotorreportero se acerca a la Semana Santa Salmantina. Son imágenes hechas con reverencia. La misma que sentimos cuando contemplamos el Vía Crucis de esta capilla ajena al ruido y a la actividad diaria del complejo hospitalario, envuelta en silencio, en oración y recogimiento, en esperanza de curación, en ruego y búsqueda de consuelo.

El posible derribo del edificio, inconcebible cuando reparamos en su incesante actividad, ha llevado incluso a las Cortes de Castilla y León una moción que muestra la necesidad de proteger uno de sus más desconocidos tesoros: el mural que pintara, tras la edificación del complejo, Genaro de No en sus paredes. Un encargo que significó mucho para el pintor, quien ya había realizado un Vía Crucis "muy dirigido" en la capilla de la iglesia de Santi Espíritus y que supuso un espacio de libertad para el afamado muralista religioso.

Genaro de No abordó el trabajo desde la meditación, la libertad artística y las incesantes charlas con un amigo suyo jesuita que le resolvía sus dudas teológicas. El mural tendría su estilo arquitectónico ?su padre fue el conocido arquitecto Genaro de No y su formación artística se inició en el taller de Montagut, afamado escultor e imaginero-, sus características propias ?imágenes con grandes manos, pies descalzos, fuerte expresionismo, enorme simbolismo- y su majestuoso dominio del espacio. Sin embargo, el encargo fue algo especial como explicaba el propio autor: "Ningún Vía Crucis termina con la resurrección de Cristo, pero yo lo terminé así. Para mí la Pasión no tenía sentido sin la Resurrección". Una idea que José Luis de Nó, hijo del pintor, ve reflejada en la Oración que el Papa Francisco escribió para el Vía Crucis del Coliseo en el 2016.

El Vía Crucis del Hospital Clínico, la grandeza de la pintura mural de Genaro de No   | Imagen 1El Cristo Resucitado es la esperanza del enfermo, de aquel que entra en la capilla del hospital a sumirse en el recogimiento y en el ruego. Una muestra de esperanza que hace olvidar la imagen de la enorme cruz toda madera que carga un Cristo coronado de espinas y una Virgen dolorosa. Para la historiadora del arte Montserrat González, que ha estudiado la obra: "Ninguna imagen nos parece más oportuna para la capilla de un hospital (?) El lenguaje pictórico y la contemplación de las imágenes de Genaro de No transforman el espacio físico en el campo de encuentro religioso, en ámbito de una realidad natural y sobrenatural. Vigorosa expresividad y magnífica factura, es una resimbolización de los momentos más importantes de la Pasión de Cristo, evocándolos en una serie de secuencias que nos llevan a revivir el camino de la cruz".

Un camino, el de la cruz, que el pintor conocía muy bien como cofrade del Nazareno, dato que nos recuerda F. Javier Blázquez en su encendida defensa para la protección de la obra, una de las manifestaciones más elocuentes y originales del trabajo de un artista al que hay que reivindicar en su faceta de pintor y muralista de muchas de las iglesias salmantinas y de las paredes de esta ciudad como las de la Diputación, la Cámara de Comercio o el actual Centro Hispano-Japonés. Un camino convertido en una impresionante obra de arte que no puede perderse en los laberintos de la burocracia, puesto que la capilla no pertenece a la Iglesia y cuya conservación debe ser una prioridad.

Que sirvan las sentidas fotografías de Alex el recuerdo del espacio que cobija el dolor y la esperanza envolviéndonos en un la visión descarnada y confiada en la resurrección de un artista irrepetible cuyo lenguaje, original, fortísimo, fue capaz de convertir en imágenes plenas de simbolismo, el camino de la cruz no solo de Cristo, sino de aquel que sufre, lo cual, como bien afirma Montserrat González, se aúna perfectamente con la idea de una capilla de hospital. Este hospital, el nuestro, que guarda la joya del consuelo y el recuerdo de la obra de un visionario que supo mostrar que hay vida más allá del sufrimiento.

Charo Alonso.

Fotografías: Alejandro López.

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