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Aumenta la tensión en la urbanización La Reguera tras quitar los enganches de gas y luz ilegales
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EN NUEVO NAHARROS

Aumenta la tensión en la urbanización La Reguera tras quitar los enganches de gas y luz ilegales

Actualizado 15/02/2018
Redacción

Los inquilinos realizan fogatas en los alrededores de la zona y muestran su malestar ya que algunas familias tienen niños pequeños y bebés

Los problemas de convivencia continúan en el edificio Picasso, en la urbanización La Reguera de Nuevo Naharros, dependiente del Ayuntamiento de Pelabravo ya que los inquilinos a los que le han quitado las autoridades los enganches ilegales de gas y luz realizan hogueras en los alrededores desde que se produjo esa circunstancia. Los propietarios de viviendas, unos 20, denuncian no sólo la falta de civismo, sino que entienden que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado mantienen cierta pasividad, tal y como manifiesta un vecino, que se ha puesto en contacto con este periódico, que también señala que no sólo se dedican a realizar fogatas, sino que, además, increpan al resto de vecinos, lo que hace que estén atemorizados.

Todo empezó hace unos años en este bloque de 45 viviendas. Muchos de los propietarios, parejas jóvenes, comenzaron a vivir allí hace más de ocho. Se vendieron unos 20 pisos y, el resto -25 que seguían vacíos- su propietario, el inversor Manuel Moro, decidió alquilarlos a finales de 2015. Ahí empezó el calvario para los que habían comprado, tanto que algunos ya se han marchado y otros lo quieren hacer, a pesar de estar pagando hipoteca. Residir allí se ha convertido en una auténtica pesadilla. "Estamos desesperados, no podemos vivir así", denunciaba uno de los vecinos hace unos días, describiendo un panorama desolador. Suciedad, escombros, chatarra, comida y juguetes desperdigados por las zonas comunes, una piscina comunitaria utilizada como basurero que tuvo que precintar la comunidad, robos, puertas y cristales de acceso a los portales rotos, escaleras y paredes con destrozos, restos de comida por los rincones, orines, un garaje comunitario convertido en taller y? hasta un poni en el jardín. De hecho, han presentado denuncias ante la Guardia Civil.

Por su parte, los inquilinos muestran su malestar por los cortes ya que algunas de las 25 familias tienen niños pequeños y bebés.

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