Los asistentes vivieron el proceso completo y disfrutaron de diferentes degustaciones que llevaron un euro de coste
histórico ritual, desde el despiece hasta la preparación de los diferentes partes que fueron servidas en varias degustaciones preparadas allí mismo y que hicieron las delicias de todos los asistentes. Una festividad que contaba además con los sones castellanos de la dulzaina y el tamboril, presentes durante toda la mañana, originando un buen ambiente en la localidad.