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Un año sin Agustín Ríos
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primer Aniversario de su fallecimiento

Un año sin Agustín Ríos

Actualizado 08/02/2018
Redacción / Fidel Mateos

Sacerdote profesor emérito de la USAL y exjefe del Servicio de Hematología del Hospita Clínico Universitario de Salamanca

Un año sin Agustín Ríos   | Imagen 1Este mes se cumple un año de la muerte de Agustín Ríos González, hematólogo, profesor Emérito de la Universidad de Salamanca y sacerdote; un egregio salmantino de adopción que ha dejado un gran recuerdo por su competencia y especial sentido del humor.

"Me siento cacereño, pero Salamanca me ha dado casi todo lo que soy desde los 18 años, que vine para estudiar Medicina". Fue jefe de sección del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca; también capellán de la Universidad; un hombre de gran iniciativa que lo empujaba a desarrollar múltiples tareas.

Aprendimos de sus tratados sobre la risa y el buen humor: "Se ha demostrado que el humor y la risa tienen una influencia en los sistemas circulatorio, respiratorio, endocrino, muscular, circular e inmune. Estimula los músculos del abdomen, tórax, hombros y la cara. Aumenta la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, produce endorfinas, mitiga la depresión. Los resoplidos de un ataque de risa aumentan la presión de la sangre, aceleran la respiración e incrementan el consumo de oxígeno".

Era difícil encontrarte con Don Agustín y no disfrutar de su ironía y desenfado. "He estado resfriado, con bronquitis? yo es que soy ya muy mayor?", espetaba con cierta sorna.

Alguna vez me contó que uno de los peores tragos de su vida fue dar a conocer a la familia del jugador unionista Calero su fatal accidente en la cuesta del Clínico.

Pero su gran sentido del humor hacía caer la balanza de este lado. Don Agustín, ¿cómo es posible que se nieguen a recibir transfusiones de sangre desde algunas creencias religiosas? Y me relató una anécdota que se me quedó grabada? "Tengo un amigo obispo en Asturias que me contó que su asistenta le limpiaba el despacho, y una vez le preguntó: ¿Por qué no limpia el polvo del corazón de Santa Teresa? Y ésta le contestó? "¡Uy no! Yo es que soy 'Testículo' de Jeová". Y es que en esta triste cuestión hay un trasfondo de incultura enorme", señalaba.

Natural, educado, desenfadado, profundamente cristiano, pero no dogmático? "No creo que haya que ser reivindicativo con la Iglesia, pero tampoco aceptar todo lo que dice cualquiera de la Iglesia". El médico sacerdote nos dejó a los 87 años con una impronta difícil de olvidar.

Amador Vicente

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