I Matanza Tradicional en Villarino, para no perder la esencia

Fiesta y tradición. Esos son los conceptos sobre los que se asienta la I Matanza Tradicional que se ha celebrado este sábado en Villarino de los Aires a iniciativa de su Ayuntamiento, una actividad que además suma sus cualidades gastronómicas por aquello que 'del cerdo hasta los andares'.

De Cabeza de Framontanos llegaban Juan y Toñi para dar una lección magistral de cada una de las fases de la matanza. Con el cochino ya sacrificado, Juan y Manolo comenzaban el chamuscado con paja de centeno, como manda la tradición, mientras Toñi, con varias ayudantes, comenzaba la elaboración de morcillas.

Limpio el marrano, de unos 160 kilos de peso, volvía sobre el tajo para que Juan iniciase el despiece de las carnes, ofreciendo además una auténtica clase de lo que significaba un acto 'sagrado' para las familias de los pueblos hasta no hace muchas décadas, pues -al contario que ahora- no había casa sin matanza.

Entre tanto, Toñi, Rosamari y Luci procedían a limpiar patas y orejas, y Juan sacaba el espinazo del marrano para descubrir los lomos y antes de esto el secreto, finalizando con el cabecero para dejar así limpias las hojas de tocino del guarro. Con las carnes colgadas para su enfriado, comenzaba el descarne de paletas y jamones, y mientras las mujeres montaban la máquina de picar y después de embuchar las carnes del chorizo en tripas, lo que fue para muchos una auténtica experiencia.

Y de vez en cuando, Marivi invitaba a vainillas y aguardiente para matar el hambre y el frío de la mañana, una jornada que concluiría con las carnes y chorizos en la lumbre, un excelente broche a una actividad que se debería instaurar en el calendario municipal para no perder la esencia de pueblo.