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“La novela corta, como el cuento, tienen que ganar el combate por KO, como en el boxeo”
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MANUEL RICO, ESCRITOR

“La novela corta, como el cuento, tienen que ganar el combate por KO, como en el boxeo”

Actualizado 11/01/2018
Charo Ruano

El poeta y crítico literario madrileño conforma con Antonio Ferres y Javier Serena el trío de la editorial Gadir

Recordarán que les presentamos hace unos días lo último de Antonio Ferres en esa colección 'Autores de hoy' que la editorial Gadir acaba de presentar, en la que conviven tres generaciones, Javier Serena fue el primero y es el más joven, Ferres fue el segundo y es el mayor y Manuel Rico ocupa el lugar de la generación intermedia, si es que puede hablarse de generaciones con esta facilidad.

De Manuel Rico podríamos decir muchas cosas pero nos conformaremos con las imprescindibles, es un poeta, narrador y crítico literario, un hombre de letras en el mejor sentido de la palabra. Ha escrito poesía, novelas, ensayos, obras sobre otros escritores? Ha ganado premios, ha hecho infinidad de críticas, colabora en revistas, codirigió el programa de Europa FM Libromanía, que obtuvo, en 1997, el Premio Nacional de Fomento a la Lectura. Desde mayo de 2015 preside la Asociación Colegial de Escritores (ACE). Y siempre, siempre ha estado comprometido con las causas progresistas. Con él podríamos hablar de libros, de la última crisis del partido de turno o del calentamiento global. Es sin duda un hombre de su tiempo, de los que no abundan, opina, discute, tercia en refriegas y se refugia a menudo en la poesía, lo que sin duda le da la fortaleza que suele contagiar. Un placer hablar con él

Inaugurar una nueva colección en Gadir 'Autores de hoy' al lado de Antonio Ferres me da la impresión de que le hace especialmente feliz.

Sin ninguna duda. Ferres es un maestro al que le debe mucho la literatura española. En mi caso, leí libros suyos como La piqueta o Caminando por las Hurdes (escrito con Armando López Salinas) casi en la adolescencia y me deslumbraron. Evidentemente, compartir catálogo es un honor.

Espejo y tinta son dos novelas cortas o nouvelles en la mejor tradición del género, dos pequeñas obras maestras de un género literario que no tiene demasiado éxito entre los lectores.

No fue fácil escribirlas. Las comencé con la intención de escribir dos cuentos, pero al final se fueron alargando hasta lograr una extensión razonable: cuarenta o cincuenta páginas cada una. Una extensión que no me permite llamarlas novelas. Tampoco cuentos. Hubo un tercer germen de relato (que iba a cerrar el volumen) que sí desbordó la extensión de una novelle: derivó hacia una de mis novelas más conocidas, Los días de Eisenhower.

Dos escritores, uno frustrado, el de Espejo, otro fetichista el de Tinta, con ribetes del género negro, la literatura como argumento y dos temas el doble y la obsesión? hay que reconocer que no pueden reunirse más atractivos en dos novelas cortas, recuerda como nacieron estos argumentos

El de Espejo surgió de una imagen que me rondaba desde hacía muchos años: la posibilidad de ir leyendo un libro en el autobús y descubrir que en el asiento de al lado otro hombre está leyendo el mismo libro y por la misma página? Y no digo más. El de Tinta parte de una obsesión que mantuve durante muchísimos años: la pasión por las plumas estilográficas. Pensé que se había escrito muy poco sobre ese 'vicio' en que muchos incurrimos. Curiosamente, un vicio estrechamente vinculado a la pasión literaria: las estilográficas. Podría decir que intenté trasladar mi peculiar idilio con ese instrumento de escritura? Evidentemente, todo en la novela es ficción, especialmente el final.

"El misterio de una 'nouvelle' es que te mantenga en tensión de la primera a la última línea. Eso no es necesario en la novela convencional"

Siguen teniendo la misma intensidad, el mismo interés que cuando se escribieron, lo que es decir mucho en literatura en estos tiempos, espera las mismas críticas (fueron estupendas) o son tiempos distintos.

Creo que son dos piezas intemporales. No están apegadas a un momento histórico, por lo que mantienen, creo, su interés y su intensidad. Más bien están vinculadas a las incertidumbres existenciales del ser humano de cualquier tiempo y lugar. Eso las hace especiales. Yo diría que son casi mecanismos de relojería hechos con palabras que emocionan al lector sin necesidad de ingredientes ajenos o extraños. Las historias funcionan por sí mismas. Al final, ese es el más profundo deseo de todo escritor.

¿Por qué hay una cierta reticencia hacia este género, por parte de lectores y escritores (como si lo canónico fuera, novela, cuento, poesía? y ahora microrrelatos) cuando hay y ha habido grandes autores de estas novelas de media distancia?

Más que reticencia hay cierta desatención. Hay que tener en cuenta que en narrativa es difícil ver un libro de cuarenta o cincuenta páginas. Es preciso editar, al menos, dos o tres nouvelles en un mismo volumen y no siempre el autor logra encontrar la medida? No obstante, hay obras maestras como Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez, o Alfanhuí, de Sánchez Ferlosio, o La metamorfosis, de Kafka, que dan la medida y la profundidad del género. Más bien creo que no hay costumbre.

Medir al milímetro la extensión de la novela corta, hacer que todo sea imprescindible, que nada ocupe más de lo estrictamente necesario, acción personajes, se me ocurre que debe ser mucho más difícil que meterse en una novela convencional.

Creo que es tan difícil, al menos, como en un cuento. No puede haber concesiones a la facilidad.

Y a la hora de leerla pasa como con el cuento, tiene que engancharte con la misma intensidad, no pueden permitirse las caídas. Algo que en una novela larga parece que no tiene importancia.

La novela corta, como el cuento, tienen que ganar el combate por KO, como en el boxeo. La victoria a los puntos es más bien de las novelas largas. El misterio de una nouvelle es que te mantenga en tensión de la primera a la última línea. Eso no es necesario en la novela convencional.

Ha tocado todos los palos en literatura, escribe novela, poesía, novela breve, libros de viaje? ¿Dónde es más Manuel Rico, dónde está más cómodo?

Creo que en la poesía. Es un género más difícil pero también más cómodo, materialmente, de escribir: no exige la constancia de la novela, incluso de la nouvelle o del libro viajero, se puede escribir un poema incluso en una servilleta de papel, en el reverso de un ticket de compra?. Y en cualquier lugar, algo que no ocurre, o es infinitamente más complicado, en los otros géneros.

"Yo vuelvo siempre a dos maestros cuya lectura en la adolescencia despertó mi vocación literaria: Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado"

¿Y si hablamos de maestros en esto de la novela corta?

Los citados García Márquez, también Juan Benet, Henry James, el Rafael Chirbes de La buena letra, Luis Mateo Díez, autor de varios volúmenes con novelas cortas?

Proyectos a corto y medio plazo?

Estoy intentando acabar un nuevo libro de poemas que inicié hace ocho o diez años, e intento ordenar mis diarios de los años 80 y 90 y de principios de siglo para publicarlos, espero, en 2018. Y ando enfrascado en una novela que lleva tiempo bloqueada.

¿A qué libro, a qué autor vuelve siempre?

Yo vuelvo siempre a dos maestros cuya lectura en la adolescencia despertó mi vocación literaria: Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Son dos fuentes inagotables. Y Azorín, autor, por cierto, de algunas novelas cortas.

Se maneja con soltura en las redes sociales por eso quiero hacerle esta pregunta, ahora hay un gran movimiento de "poesía" permítame que lo entrecomille, que parece que es el futuro? que autores o poetas muy jóvenes se hacen una carrera en dos días a través de la red? Me interesa mucho su opinión? ¿El futuro irá por ahí?

Igual que distingo entre best sellers y narrativa literaria, entre historias y literatura, creo que hay que tener claro que la poesía es mucho más que escribir prosa cortada y escalonada. La poesía es algo muy serio: es la proteína del lenguaje, la revelación de zonas no visibles de la realidad que la prosa no puede nunca contar. La poesía, incluso la más directa en apariencia (Gil de Biedma, Paca Aguirre, Ángel González) tiene un punto de misterio, un temblor existencial que se logra, las más de las veces, con un intenso trabajo con el lenguaje. Ese temblor no lo encuentro en la mayoría de esos poetas jóvenes. En algunos sí, sin duda. Pero sólo el tiempo irá depurando lo que hay de poesía verdadera de lo que hay de pura moda.


MANUEL RICO (Madrid, 1952) es poeta, novelista y crítico literario. Entre sus libros destacan las novelasEl lento adiós de los tranvías (1992), Una mirada oblicua (1995) y Trenes en la niebla (2005), y los libros de poesía Papeles inciertos (1991) y Donde nunca hubo ángeles (2003). Ha recibido varios premios, entre los que se encuentran el Premio Andalucía de Novela, por Los días de Eishenhower, y el Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, por La densidad de los espejos. En la actualidad colabora en diversos medios de ámbito nacional. En Gadir además de Espejo y Tinta, tiene dos títulos Letras viajeras y Por la sierra del agua.

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