Llega por fin una fecha mítica, una cifra mágica que marca la frontera entre el pasado y el futuro, llega un nuevo año en el que todos pensamos en disfrutar al máximo de la familia y de los amigos, pero sobre todo en ir de pesca al río. Aprovechemos de toda la tecnología que nos permite disfrutar de las mejores cañas y carretes de todos los tiempos, de las líneas más evolucionadas y los señuelos más perfectos, y recorramos nuestra provincia, pues tenemos una extensa red fluvial con gran variedad de paisajes y rincones de gran belleza. Y esto lo podemos extender a nuestra Comunidad, Estado español y al mundo entero, pues en todos los ríos existen muchos lugares adecuados para la práctica de la pesca deportiva, que sin lugar a dudas complacerán sobradamente a todos los aficionados y practicantes de este deporte.
Aunque no hace tanto tiempo, nuestros ríos eran un paraíso para la pesca con caña, el problema de la contaminación y las sequías han hecho que muchas especies hayan ido desapareciendo, tomando actualmente aspectos dramáticos, no deja de ser curioso que la legislación cada vez apriete más al pescador de caña y la verdadera parodia es que las autoridades se dediquen a perseguir al pescador de caña, haciendo cumplir unas leyes que cortan de raíz la afición a un deporte que mueve, o movía, un sector importante para la economía.
Pasaron aquellos tiempos en los que la pesca con caña era considerada como una manía ridícula propia de cuatro excéntricos. Hoy día la pesca con caña ocupa un importante lugar entre las actividades deportivas y constituye un sano esparcimiento, tanto y más necesaria en una época en la que se vive un ritmo vertiginoso.
Llenamos el chaleco con todas las ilusiones puestas en otra nueva temporada que nos haga volver a sentir la brisa de los nuevos amaneceres, la esperada lluvia resbalar por nuestros sombreros y gorras y, como no, volver a compartir nuevas jornadas con los compañeros y amigos, recordando tanto las capturas pasadas como las que nos quedan por vivir, así como a los que nos acompañaron en el camino de la vida y hoy no pueden acompañarnos.
No quisiera acabar estos diálogos a pie de río sin mencionar que en este año nuevo que comienza a andar ahora se cumplen 50, si medio siglo de vida, de la presencia en el Tormes del salmón del Danubio, o salmón hucho-hucho, amado por unos y odiado por otros, pero que solamente se aclimató a las aguas de nuestro querido río Tormes. Pensemos que Dios buscó entre los pescadores a sus más sinceros y nobles discípulos.
Feliz Año Nuevo, salud y buena pesca.
Por José Ignacio Hernández