El museo de arte contemporáneo es parte de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, y se formó en el 2003 con motivo de la Capitalidad Cultural
El DA2, museo de arte contemporáneo, es parte de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes que se formó en el 2003 con motivo de la Capitalidad Cultural del 2002. Y yo soy una más en ese organigrama de técnicos, lo que pasa es que yo no programo música ni teatro, programo exposiciones. Somos ayuntamiento y lo vivimos con pasión.
El despacho de Tate Díez es amplio, claro, diáfano? como este museo de infinitas paredes blancas, 2.600 metros cuadrados de espacio expositivo, prestas a ser llenadas. El exterior de ladrillo rojo construido como cárcel en 1930 y reformado por el arquitecto Horacio Fernández del Castillo como espacio museístico, es un prodigio de la geometría que recorren los pasos, seguros, medidos, de una mujer irrepetible.
Ch. A.: ¿Te permiten ser independiente dentro de la estructura de la Fundación?
T.D.: Claro que sí, somos absolutamente independientes y solo nos condiciona a la hora de hacer cosas la falta de fondos. Ha habido un gran recorte en los presupuestos dedicados a la cultura y siempre falta un equipo fuerte para hacer cosas, pero intentamos con un trabajo ímprobo, pocos recursos y comisarios externos hacer un equipo y mostrar una programación muy plural y enriquecedora.
Ch.A.: ¿Sigue la crisis marcando el paso de la cultura?
T.D.: La crisis se notó mucho en la cultura, sobre todo en la programación de estos centros un poco especiales que no pueden tener una colección permanentemente expuesta porque su público es el salmantino, no los turistas que vienen de fuera y que no llegan hasta aquí. Por eso tenemos que programar exposiciones temporales que interesen siempre a la gente de Salamanca. Es un enfoque no de colección permanente, que la hay y mostramos poco a poco, sino un enfoque temporal con nuestra colección y la que tenemos gracias a que el Ayuntamiento hizo en el 2007 un acuerdo con la Fundación CocaCola por la cual nosotros custodiamos su colección con la condición de ir mostrándola poco a poco. Es como tener un fondo de armario que nos permite exponer obras magníficas.
Ch.A.: ¿Crees que el emplazamiento del museo hace que no vengan los visitantes de fuera?
T.D.: Quizás sí, quizás haya que potenciar más la visita por parte de los turistas al DA2. Yo pienso que en Salamanca no hay distancias, pero hay un techo de cristal que hace que los turistas no salgan del centro. Quizás nos falte posicionarnos, comunicar muy bien que es lo que hacemos. Tenemos un gran número de visitas, pero siempre hay que recordar que si educamos, que si comunicamos bien, generamos más.
Ch.A.: ¿Hay que mostrarle el camino a los que vienen de fuera?
T.D.: Claro que sí ¡Yo siento que me paso el día pidiendo! Pidiendo más personal, pidiendo más dinero, más equipos de mediación, de educación, de interactuación con la ciudad, de publicidad? Intentamos hacer una programación lo más social posible, aunque no podemos con todo, también lo ha dado la crisis, que no tenemos un equipo de mediación para llegar a la gente. En el MUSAC de León además de las visitas guiadas, que nosotros tenemos, hay equipos de educación en proyectos educativos. A falta de eso, aquí ha prevalecido la parte expositiva.
Ch.A.: Reconocerás que no es fácil para el público entender algunas manifestaciones del arte moderno.
T.D.: El arte contemporáneo es duro, es áspero, esa es la verdad. Ha costado hacer entender que hace falta un centro como este para mostrarlo y educar a la gente en él. Reconozcamos que es fácil construir este tipo de centros de cultura, luego lo difícil es seguir porque son grandes, caros de mantener, que hay dificultades para programar cosas que lleguen a la gente?
Carmen Borrego: ¿Cómo programáis y con qué tiempo disponéis para exponer desde que os decidís por un proyecto?
T.D.: Como mínimo pasan seis meses. Ahora estamos preparando la exposición de Félix Curto, mirad todo este material sobre la mesa. La verdad es que nos llegan muchísimos proyectos y esto es un embudo porque no pueden salir todos. Recibimos exposiciones de la Comunidad de Madrid excelentes a las que no podríamos llegar de otra manera y atendemos también a gente joven a la que hay que pegarle un empujón para que muestren su obra. Además, mostramos proyectos sociales como la muestra de los trabajos, geniales, del IES Lucía de Medrano o un futuro proyecto con maestras muy, muy bonito. Hay que conjugar exposiciones propias de la ciudad, como los trabajos de Fin de Grado de la Facultad de Bellas Artes, los fotógrafos que homenajearon a Núñez Larraz con exposiciones del panorama artístico nacional e internacional a los que no se llegaría fácilmente. Estamos además en la Red de Museos de Arte Contemporáneo y de ahí también nos llegan cosas.
Ch.A.: Quizás la gente no se da cuenta de que atendéis a todo.
T.D.: Sí, y que a veces nos pasa que además de barajar muchísimas cosas, te surgen otras por sorpresa como la visita al Museo del Hormigón aquí en Doñinos, el de Ángel Mateo ¿Lo conocéis? ¡Qué cosa tan bonita y qué cerca la tenemos!
Ch.A.: La responsabilidad última de lo que se programa en el museo es tuya ¡Recae todo sobre tus frágiles hombros!
T.D.: Llegan muchos proyectos, una persona abarca muy poco. Valoro mucho los conocimiento de la gente, lo que menos estoy aquí es sola. Me rodeo de comisarios y gente que sabe, yo estoy muy abierta a todo lo que me dicen gentes de la ciudad como Eduardo, de Espacio Nuka, o Adora Calvo. Y los comisarios, y los artistas. Trabajar por ejemplo con Alicia Martín, una persona que tiene una carrera, una trayectoria, que se enamora del espacio, que se enamora de Salamanca? con algunos artistas la moneda de cambio es el espacio. Les gusta exponer en Salamanca, dan facilidades porque es Salamanca, da prestigio Salamanca.
Ch.A.: ¿Esa Salamanca apoya al museo?
T.D.: Hay excelentes artistas en Salamanca. Y las instituciones no es que no apoyen, no, es que tienen recursos. Y para mí es lo mismo educación y programación artística. Hay que invertir en educación y en cultura, que es lo mismo. La tarea desde aquí es ofrecer la programación más adecuada, estar al tanto de todas las propuestas nuevas, como por ejemplo en el campo del videoarte. Y a la hora de programar, decías antes que recaía sobre mis frágiles hombros, pues sí, es un riesgo. Por ejemplo, Serzo me gustaba por sus dibujos y preparó un montaje muy teatral, muy complicado y que sorprendió. Y Marty fue duro, pero yo consideré que tenía que estar aquí aunque tuvimos que dirigir al público y advertir que no lo podían ver los niños. Soy consciente de que hay que hacer lo que puedes, yo programo para el público, pero a veces ni con el público.
Ch.A.: Asumes que hay cosas que no le gustarán al público o que no entenderán?
T.D.: El centro es muy grande y puedes jugar con los espacios y ofrecer varias cosas. Tiene un público muy familiar y hay que mostrarle todo lo bueno. Yo soy de Valladolid y todos íbamos a la Seminci porque era lo que había, veíamos todo tipo de cine fuera complejo o no. Se trata de descubrir el panorama actual del arte, lo que se está moviendo.
"...de lo único que me quejo es de que este es un espacio grande que podía tener mucho más potencial |
Ch.A.: Tendrás que estar al tanto de todas las propuestas?
T.D.: Claro, y rodearme de esa gente buenísima y con mucha gana de trabajar del arte contemporáneo. Una de nuestras apuestas novedosas es el videoarte, que si no tienes unas instalaciones muy buenas no lo puedes programar. Se está viendo aquí lo más interesante, como el trabajo de María Ruido.
Ch.A.: Tate, de ti se dice que sabes hacerlo todo en un museo, desde programar hasta clavar los clavos para poner los cuadros. ¿Qué formación debe tener la directora de un museo? ¿Cuánto tiempo llevas en el DA2?
T.D.: Llevo casi catorce años trabajando aquí, me he hecho muy bien a la ciudad. Soy técnico por oposición y licenciada en Historia del Arte, trabajé en una empresa de producción y montaje de exposiciones y tengo una formación específica. Quizás por mi trabajo en la empresa se diga que sé hacer de todo porque no veas lo bien que se me dan las hojas de cálculo y los pliegos públicos. Sé de mucho y no sé de nada, pero sí sé escuchar a los demás, me rodeo de gente que se dedica a leer, a conocer, a ver arte y les digo: "Sabéis más que yo de este artista, de fotografía, enseñadme". También sé qué repercusión puede tener una muestra en la ciudad, pero no es mérito mío, sé encontrar a personajes con un peso importante que saben más que yo. Me rodeo de un equipo que no está físicamente pero que está.
Ch.A.: En la actualidad tienes una muestra de Alicia Martín y un péndulo sorprendente?
T.D.: Todos los montajes, que cuestan un trabajo inmenso, los hacemos con gente de Salamanca porque en Salamanca hay empresas buenísimas que lo hacen todo. Y el péndulo es mérito suyo, anda que no he sufrido con el péndulo. Alicia sugería un armazón para sostenerlo, pero al final lo hemos colgado del techo, ha sido un trabajo de arquitectura efímera. Y lo cierto es que una vez que hemos acabado un proyecto ya estamos pensando en el siguiente. Esta exposición es mérito de la artista, del comisario? y de muchas empresas que nos han ayudado como la gente de Caimán. Nadie pensó que podíamos subir al techo y colgar de ahí el péndulo, conseguir que se mueva, que sea segurísimo porque el herrero ha hecho un excelente trabajo. Es cierto que me tomo cierto riesgo como responsable pero si no arriesgamos con proyectos, con gente joven que necesita apoyo, con propuestas novedosas ¿Quién lo va a hacer? Ojalá pudiéramos llegar a todo, pero también debemos especializarnos, atender a este panorama contemporáneo que es el nuestro.
Ch.A.: Quizás se piense que hay mucho bluff en el arte contemporáneo, que hay que atender a otras propuestas más figurativas?
T.D.: Ese discurso ya no tiene cabida. Y hay, a pesar de la falta de salas, muchos otros espacios donde colgar ese arte. Aquí tienes que hundirte hasta el cuello en nuevas propuestas, aun sabiendo que en Salamanca prima otro tipo de público. Hay que enseñar, hay que arriesgarse, sino se arriesga un museo de arte contemporáneo ¿Quién va a hacerlo? Nos gusta ceder el espacio a todas las propuestas y albergar proyectos nuevos como este de Alicia Martín que nos sitúa en la memoria de las cosas. Y si algo sale mal hay que admitir los errores, buscar otra exposición y seguir.
"Hay que abrirse al mundo de la pasión, de la gente que trabaja apasionadamente este mundo del arte contemporáneo |
Ch.A.: Tu actitud es la de un museo abierto?
T.D.: Es que así tiene que ser, estas instalaciones son del Ayuntamiento, se abre la puerta a todos aunque luego hay que pensar si encajas o no en los proyectos. Y se abre a los visitantes, el día de los museos me encanta enseñar las instalaciones, mostrar cómo se guardan las obras no expuestas, las magníficas cajas en las que se cuidan las obras. No me aburro nunca de enseñar lo que todos tenemos. Yo vivo de la pasión y de la energía de los demás, de los que trabajan conmigo y de los que vienen a ver nuestro trabajo, de lo único que me quejo es de que este es un espacio grande que podía tener mucho más potencial.
Ch.A.: Es magnífico este entusiasmo tuyo?
T.D.: Hay que tenerlo, yo trabajo muy bien dentro de la Fundación, nos respetan mucho, nos dejan programar libremente y siempre se nos apoya en las inauguraciones, yo me siento Ayuntamiento y no es fácil en todas las ciudades que se respeten las decisiones de un espacio tan complejo como este, pero repito, hay que asumir riesgos, hay que mostrar a la ciudad lo nuevo, lo nuestro, como la exposición comisariada por Victorino García Calderón y lo que se ve en Madrid, como la de Chus García Fraile. Y arriesgar siempre en ese trabajo tremendo de montar una exposición y luego desmontarla y dejar el espacio como estaba. Hay que abrirse al mundo de la pasión, de la gente que trabaja apasionadamente este mundo del arte contemporáneo.
Insólita Tate. Camina a grandes pasos entre las cajas de madera blindadas para proteger las obras, geometría y arquitectura de proyectos y propuestas. "Mirad, esta estructura era el antiguo escenario del Teatro Liceo". La suya es una seguridad de titán entre las paredes blancas donde se ilumina el palíndromo de Alicia Martín. "Observad la luz de las letras", esta mujer convencida de la obligación de enseñar, que recibe a colegios, institutos, escépticos del arte moderno y luminarias emergentes en su espacio blanco presto a ser llenado, tiene la seguridad y la constancia de la pasión y del conocimiento, del atrevimiento y de la seguridad que da la excelencia. Largas zancadas innovadoras, una ciudad letrada al borde de la historia convertida, allá por la cárcel, por el río, por los márgenes, en innovadora. Tate es nuestro privilegio, nuestro espacio de modernidad, nuestro soplo de aire fresco. Viaja con la velocidad de la luz y lo mira todo con ojos nuevos. Enfrascados en la historia, los salmantinos nos dirigimos al DA2 con voluntad de recorrer lo nuevo, y allí nos recibe ella, entre fotografías, obras, montajes, videoarte, aquello que no entendemos y quizás desdeñamos, aquello que nos enseña un nuevo lenguaje. Siempre con pasión, siempre con conocimiento. Siempre nueva, siempre dispuesta, siempre rauda, siempre en movimiento. Admirable Tate, y el péndulo, modernidad y tradición, marcando el tempo.