Hermanos y Hermanas carmelitas juntos por Teresa

Dos días antes de la celebración de la Navidad, el grupo teatral Lazarillo de Tormes ofreció una vez más la representación de su conocida obra Teresa, la jardinera de la luz. Tuvo lugar en un pequeño y alejado pueblo de nuestra provincia charra, en la que el frío y la sencillez del contexto, tanto físico como humano fueron los protagonistas. Fue emotivo porque esta situación parecía acorde con estas tan tradicionales y familiares fiestas en las que todos buscamos ese espíritu de bondad que a veces añoramos en el mundo que nos toca habitar. Y es que hay algo especial y mágico en esta obra de teatro que es capaz de removernos en lo más íntimo de nuestra humanidad, y que hace que llegue a todos los que de ella disfrutan. Los responsables de su éxito confiesan seguir con el mismo entusiasmo e ilusión de los primeros momentos en los que la lógica incertidumbre de los inicios todavía tenía cierto protagonismo.

Dos días después de iniciar nuestro recién estrenado 2018, una nueva representación de Teresa, la jardinera de la luz tiene lugar, pero esta vez en la capital charra. En esta ocasión han sido los conocidos por todos los salmantinos como 'Hermanos carmelitas de la calle Zamora', los que han abierto las puertas de su casa para acoger este gran trabajo de Lazarillo de Tormes, y dar así otra oportunidad al público charro para acercarse a este guión y puesta en escena que ha recorrido un camino que se iniciara con el V aniversario de Teresa de Jesús, allá por el 2015, pero que ha superado con creces todas las expectativas de sus comienzos.

Casi tres años después, y en uno de los templos salmantinos, elegidos como jubilares, en este año decretado por Francisco como Jubilar Teresiano (octubre 2017-2018), Lazarillo de Tormes nos vuelve a sorprender con su montaje en el que la figura de la carmelita se nos presenta de forma totalmente novedosa a como la conocíamos, y sobre todo cercana a cualquier tipo de público. La parroquia de La Magdalena, sede de los Hermanos Carmelitas Descalzos de Salamanca desde muy finales del siglo XIX, abrió sus puertas, donde en la tarde del 3 de enero, de nuevo vimos a salmantinos esperando pacientemente para poder acceder a este recinto donde tuvo lugar otra nueva representación de Teresa, la jardinera de la luz.

Cada una de ellas es nueva, diferente. No porque el guión haya cambiado, pues es el mismo que elaborara en un principio Denis Rafter para Lazarillo de Tormes, sino porque como bien nos recuerda su productor Javier de Prado en cada presentación que de su obra hace, todos los espectadores asistentes van a ser protagonistas de una puesta en escena siempre sorprendente por la gran cantidad de matices que encierra y por el maravilloso trabajo de unos actores, que aunque aficionados han sabido dotarla de una categoría profesional indiscutible. A esto hay que añadir la singularidad que cada espectador lleva en sí mismo para percibir lo que este trabajo teatral encierra.

En esta preciosa iglesia salmantina del centro de nuestra capital, se volvió a vivir la atmósfera del XVI, en la que una luchadora, inteligente, sensible y culta, Teresa de Jesús, logró en una cerrada e injusta sociedad de hombres, abrir puertas a los desfavorecidos y reformar la Orden del Carmelo, empezando por las mujeres, más vulnerables en su época. Sin ningún tipo de microfonía, con unos sencillos pero elegantes hábitos de estameña y todo el coraje que la madre infundía, las actrices de Lazarillo de Tormes se convierten en las hermanas carmelitas que nos enseñan su vida, obra y mensaje frente al púlpito de la Inquisición representada por un oscuro dominico. El maestro Salinas toca su órgano, y las palabras de Teresa en forma de poemas, cartas y aventuras reformadoras dibujan su inigualable perfil. La blancura inmaculada que emana de la iluminación de esta parroquia de La Magdalena de los Hermanos Carmelitas Descalzos de Salamanca, envuelve el espíritu de una monja que supo hacer vivir en armonía a hombres y mujeres de su tiempo y que ha llegado al nuestro como la mujer auténtica que fue. Otra fuerza, la de los aplausos de los espectadores asistentes a la representación primera de Teresa, la jardinera de la luz, en este año 2018, son el buen augurio de todo el camino que le espera a lo largo de este Jubilar, con todo lo que encierra de alegría. Que sigan los éxitos, que serán los de todos.