Había que hacer la reserva con mucha antelación, llegando incluso a varios meses, si queríamos tener una plaza para tal evento
La cena-cotillón de Nochevieja era esperada por gran número de salmantinos. Aparte de recibir el nuevo año, que pensábamos sería mejor que el que esa noche despedíamos, había que hacerlo por todo lo alto. De ahí los cotillones que se celebraban en los hoteles más representativos de la ciudad.
Había que hacer la reserva con mucho tiempo de antelación, llegando incluso a varios meses, si queríamos tener una plaza para tal evento. Iba precedido de una espléndida cena, aunque había quien, por diferentes motivos, acudía sólo al cotillón, pero enseguida entraba en ambiente con el resto de asistentes y formaba una piña con ellos para despedir por todo lo alto el viejo año y recibir con la misma alegría el nuevo.
En esta ocasión podemos ver el ambiente festivo en uno de los comedores del Hotel Regio, en ese día de fin de año. Con el aforo completo despedían el año más de quinientas personas, en perfecta armonía, amenizados toda la noche por varias orquestas.
En la foto podemos ver a "Medes" el tamborilero, abriéndose camino, precedido por los cocineros portando el "Resopón", que era un abundante aperitivo que se servía después de la cena, sin faltar, cómo no, las uvas de la suerte y el chocolate con churros. ¡Casi nada para el cuerpo! Y así hasta altas horas de la madrugada.
Fotos cedidas por gentileza de Hotel Regio.
Cotillón fin de año y felicitación (1965).