Salamanca, 21 de diciembre de 2017.
Comienza hoy con este artículo una columna. Comienza hoy un sueño que nació siendo pequeño, cuando ya teniendo formado el gusanillo de leer y de escribir, me empecé a enganchar al suplemento dominical del diario El País, que siempre ha contado con la firma de escritores conocidos, y no tan conocidos, llenos de talento. Primero fue ese periódico, y luego otros muchos más de ámbito local y nacional, los que hicieron, una vez que me di cuenta que quería escribir o ser escritor, que es lo mismo, pero no es igual, que me encantaría poder tener también una columna de opinión. Porque en la cabeza del escritor, surgen ideas continuamente que unas veces se acaban contando, y otras veces terminan en el olvido, y esta es sin duda, la manera de que todo aquello que piense sobre esto o aquello, quede reflejado para siempre.
Debo por tanto, en primer lugar, ser agradecido con aquellos que me han brindado la oportunidad de hacer, que aquel sueño que comenzó cuando todavía existía solo la prensa en papel, se haya hecho realidad, ya en plena era digital. A aquellos que me habéis recomendado, y a aquellos que habéis querido contar en vuestro periódico, con un joven escritor, que apenas lleva un tiempo en este mundo de la literatura. El hecho de que confiéis en mí, hace que me llene de orgullo, por un lado, y de una enorme responsabilidad por el otro. Aunque ha conseguido, sobre todo, que tenga mucha más ilusión y ganas de hacer bien las cosas. Muchas gracias, de corazón, por permitirme "mantener el brazo caliente", como decía mi querido Gabo. Vosotros sabéis a quiénes os lo digo.
Se ha cumplido un sueño que tenía, que ha surgido por la reciente publicación de mi primera novela, ya que eso ha hecho que conozca a gente de este mundillo que ha querido abrirme las puertas. Por tanto la raíz de este sueño, viene de haber cumplido el anterior. Primera novela y primera columna semanal en apenas unos meses, es motivo para estar más que contento.
Aunque quisiera contaros cómo se cumplen los sueños. La novela la escribí en un año y medio, encerrándome en mi habitación de viernes a domingo, porque entre diario tengo la costumbre de cumplir con mi trabajo. Durante esos dieciocho meses, los fines de semana los dediqué exclusivamente a escribir, renunciando a la inmensa mayoría de los planes que me surgían. No quería saber nada de comidas, de cañas, de partidos de fútbol, de vacaciones, ni de tardes en familia. Acudiendo a los sitios cuando era totalmente obligatorio, o cuando mi cabeza me pedía respirar un poco de aire puro. Renuncié a lo mejor que te da la vida, que es disfrutar de la familia y de los amigos. Enorme sacrificio, que solo se hace cuando realmente tienes la pasión de conseguir algo.
Una vez terminada, me empecé a buscar la vida para editarla, sin tener ni idea de nada, y sin saber a quién preguntarle, y muchas semanas de investigación después, conseguí publicarla con una editorial. Llegados a ese momento, y para que el libro saliera a la luz como yo quería, tuve que hacer de agente literario, editor, corrector, maquetador, diseñador de portadas y fotógrafo. Y una vez "habemus libro", para poder venderlo hay que promocionarlo, y para eso he tenido que hacer de informático, librero, distribuidor, cartero, diseñador de carteles, publicista, organizador de eventos, contable, fotógrafo, de nuevo, y en ocasiones hasta de psicólogo. Varios oficios en uno solo, sin conocer previamente ninguno, durante otro año y medio, renunciando nuevamente a los planes con la familia y con los amigos. Especialmente a disfrutar bien los últimos meses de vida de mi padre, y los primeros de mi hijo. Con ayuda de algunos amigos, eso sí, de esos que están cuando tienen que estar. Enorme sacrificio, que solo se hace cuando realmente estás enamorado de tu pasión.
Quiero decir con esto que después de un largo camino, de un gran esfuerzo, de muchas horas de trabajo, y quizás un poquito de suerte, los sueños se acaban cumpliendo, y solo así es como se consiguen, así que si tenéis alguno por cumplir, que sepáis que solo está en vuestras manos hacerlo realidad, pero ya sabéis a cambio de qué. Aunque os aseguro que la enorme satisfacción que se tiene cuando se ve cumplido, no se puede comparar absolutamente con nada. Nunca dejéis de intentarlo.
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