Mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares es el objetivo de la asociación desde sus inicios hace 20 años, contando con una amplia cartera de servicios que además acerca a la provincia con la Escuela Itinerante de Párkinson
La enfermedad de Parkinson ni afecta solo a las personas mayores, de hecho el 20% de los afectados tiene menos de 50 años, ni se limita a la aparición de temblores de manos y piernas o rigidez muscular. El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante, con una sintomatología compleja que afecta notablemente a la calidad de vida de quien la padece, hombres y mujeres. En la provincia de Salamanca hay cerca de 1.900 personas diagnosticadas de párkinson, cifra que se eleva a más de 160.000 en toda España, según datos de la Federación Española de Párkinson.
La Asociación Párkinson Salamanca trabaja desde hace veinte años para mejorar la calidad de vida de los pacientes de párkinson y sus familias y para concienciar y sensibilizar sobre las consecuencias de una enfermedad que sigue siendo una gran desconocida. "Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer", explica Teresa Martín, presidenta de la asociación. "No es un enfermedad fácil de aceptar", añade, precisamente por los síntomas menos conocidos que conlleva. El párkinson provoca una degeneración de las neuronas que producen dopamina, un neurotransmisor que interviene en el control y la coordinación del movimiento, así como en el mantenimiento del tono muscular.
La Asociación Párkinson ofrece atención integral e interdisciplinar para superar el impacto psicológico del diagnóstico, aprender a afrontar la enfermedad y a ralentizar su avance para mantener la autonomía durante el mayor tiempo posible. Atención que la Asociación Párkinson Salamanca, que actualmente cuenta con más de 130 socios, ha acercado no solo a los usuarios de la capital, también a los del medio rural a través de la Escuela Itinerante de Párkinson puesta en marcha en Santa Marta, Ciudad Rodrigo, Béjar y Vitigudino, para acercar los conocimientos más básicos sobre esta enfermedad y prestar entre otros servicios de fisioterapia y estimulación cognitiva.
20 años de andadura
A finales de 1997 iniciaba su andadura la Asociación Párkinson Salamanca, por iniciativa de Domingo García, marido de una paciente con esta enfermedad, y contando en un primer momento, gracias a la cesión de Francisco González, con sede en la calle Espoz y Mina. Actualmente se encuentran en la Casa de las Asociaciones de Ayuda Mutua (calle La Bañeza, 7), pero contar con una sede propia es uno de los objetivos de la asociación para disponer de más espacio, tanto por el incremento de pacientes con párkinson como por el de servicios que prestan.
Servicios que abarcan desde la información y asesoramiento a la atención social, psicológica y jurídica. Con un equipo de 17 profesionales ofrece servicio de fisioterapia, logopedia, neuropsicología, trabajo social, terapia ocupacional, asistencia jurídica y sociosanitaria, ocio inclusivo, musicoterapia y transporte adaptado (desde 2009). Uno de los proyectos de futuro, como apunta Teresa Martín, será contar "con un servicio de descanso familiar", así como recuperar las terapias a domicilio.
Una trayectoria de 20 años que ha sido posible "gracias a todo el personal que ha formado parte de la asociación durante estos años, a todos los que ayudan en el día a día" y a las "instituciones y entidades privadas cada vez más sensibilizadas" con esta enfermedad.
Párkinson, mucho más que temblores
Tanto los síntomas como su evolución afectan de diferente manera a cada persona que lo padece. Los síntomas del párkinson son rigidez muscular, lentitud de movimientos (bradicinesia), anomalías posturales, trastornos del equilibrio; trastornos de la voz, el habla, la comunicación y las funciones orofaciales (deglución); trastornos del sueño, cambios del estado de ánimo (depresión, ansiedad, apatía), lentitud de pensamiento, trastornos de memoria y control de impulsos y alucinaciones.
Síntomas a los que acompañan otros problemas asociados, como dolor de tipo muscular o articular, fatiga o cansancio crónico, estreñimiento, trastornos sensitivos o disminución del sentido del olfato.
Si bien es cierto que aún no existe un tratamiento farmacológico definitivo que cure la enfermedad, la terapia actual reduce al máximo los síntomas de la enfermedad y aumenta el tiempo en el que el paciente desempeña una actividad normal, mejorando su calidad de vida.
El párkinson, en datos