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Vanessa Montfort: “El código emocional es el único código que sigo a día de hoy”
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la escritora presenta su último libro en salamanca

Vanessa Montfort: “El código emocional es el único código que sigo a día de hoy”

Actualizado 23/11/2017
M. J. Curto

La escritora ha logrado atrapar a más de 50.000 lectores con la novela 'Mujeres que compran flores', un libro que ha presentado esta tarde en la librería Santos Ochoa

'Mujeres que compran flores' es una novela que presenta cinco prototipos femeninos que Vanessa Montfort retrata con astucia, ingenio y mucho humor: el síndrome del copiloto, el de la superwoman, el de la bella sufriente, el de Galatea o el de la omnipotente. El libro, del que ha vendido ya más de 50.000 ejemplares, ha sido presentado esta tarde en la librería Santos en un acto en el que la escritora ha estado acompañada por su editor, Alberto Marcos, para ofrecer un ameno diálogo sobre cómo fue el proceso de publicación de la novela y también para "dar las gracias a los lectores".

No es habitual hacer una gira de presentación de un libro después de un año de su publicación y tampoco realizarla acompañada del editor.

No es algo normal y estamos creando tendencia. Al editor siempre se le deja en el despacho y nosotros tenemos nuestra forma particular de trabajar, que en realidad es la que debería ser, que es la del editor tradicional, y nos gusta romper una lanza por la compañía del editor que es algo tan importante. Además, las presentaciones son bastantes divertidas porque si queremos ofrecer el mensaje de que la literatura es algo divertido, que lo es, las presentaciones de un libro no pueden ser aburridas. Contamos también la trastienda del libro, algo que al público le parece interesante y que no es habitual.

¿Cuál es el secreto para vender más de 50.000 libros y mantenerse en la cima durante un año?

Ha sido un año trepidante y el éxito ha surgido del boca-oreja porque promoción no hacemos desde que el libro salió a la venta. Lo principal es que hay una burbuja editorial importante y los libros se caen de las listas de novedades a las dos semanas porque vienen empujando otros y lo increíble es que 'Mujeres que compran flores' se mantenga ahí arriba cuando van surgiendo otras novedades y lo sigue apoyando el público lector hasta el punto que sigue subiendo.

El secreto nunca lo sabremos, porque al final el secreto lo tienen los lectores. Tú cuentas historias desde el corazón y lo más importante para mí, dentro de que cualquier escritor profesional posee una pericia técnica para intentar contar una historia lo mejor posible, es alcanzar las emociones en el lector y que esa técnica no se coma la novela ni la documentación tampoco.

¿Cómo se consigue atrapar al lector con la historia que está contando?

El foco de la novela estaba puesto en tomar notas del natural, en contar algo muy contemporáneo que creía que nos estaba pasando y en que esa historia fuera un viaje emocional para los lectores y que se implicaron lo máximo posible con los personajes. Me parece que el personaje es quien se lleva de la mano al lector. Por lo menos, yo como lectora es lo que más disfruto. Al final, una intenta escribir la novela que le gustaría leer y el código emocional es el único código que sigo a día de hoy. Ahora me funciona, pero nunca se sabe. También es una novela divertida porque despertar emociones es la risa, el llanto, el amor, la pasión, el odio? es decir, sentir, y si tú has sentido al escribir la novela, creas un cordón umbilical con el lector.

¿Por qué la metáfora de las flores?

La metáfora de las flores vino después. Yo no soy una experta en flores, pero me he documentado mucho. Las flores para mí eran como una metáfora de una recompensa pequeña en forma de algo bello y efímero que en este caso empiezan comprando las mujeres para los demás y terminan comprando para sí mismas y, además, una floristería era un lugar que me permitía que estas mujeres, que son muy diferentes entre sí, no tuvieran nada en común, salvo que compran flores.

La novela habla de una revolución femenina, no feminista.

Nunca había tratado el tema de la mujer, pero después de dos años de observarnos mucho ví que el proceso de cambio que necesita la mujer, y que estamos empujando, está ahora en todas partes. Es como si nosotras hubiéramos intentado ya cumplir el sueño feminista de nuestras madres y ahora toca ponerlo en práctica a nuestra generación y no está siendo fácil llevarlo a la práctica con este nivel de estrés y de falta de calidad de vida y es algo que nos está llevando a muchas reflexiones. Por eso hablo de una segunda revolución femenina y no feminista, porque las mujeres de nuestra generación, de entre 35 y 45 años, necesitan un cambio social y sentimos que la sociedad aún no está preparada para la mujer que ha nacido. No sirve echar la culpa al hombre, es la sociedad, que está organizada de una manera en la que no cabemos todavía tal y como se nos soñó. Por eso, hay un personaje que se llama Victoria, que es la 'superwoman' que necesita estar al cien por cien en el trabajo, en la familia, y además es informática, que dice una frase que ha calado mucho y es que "las mujeres hoy somos como un software muy revolucionario intentando instalarse a toda costa en un ordenador todavía obsoleto y por eso se cuelga". Esta es la metáfora más clara que quiero contar.

También es una historia de amistad.

He intentado construir una historia muy bonita de amistad, de mujeres que hacen cadena, de esa transformación que sabemos llevar en grupo y ya está bien hablar de rivalidad femenina. No somos enemigas, nos sentamos bien en momentos de transformación para coger impulso y para coger la experiencia de las otras y es lo que hacen las cinco mujeres de manera casi azarosa, guiadas por Olivia, que es la florista y que de vez en cuando las despeina y las zarandea para decirles que no se tomen la vida tan en serio y que hay que respirar. Porque no se puede ser perfecta, a veces creo que pensamos que se perfecta es un peaje que hay que pagar por las libertades que nos han dado.

¿Pero son las mujeres las que se exigen tanto o es la sociedad la que les exige ser perfectas?

Es la pescadilla que se muerde la cola, porque la sociedad nos exige pero al final la que más se exige eres tú. La verdadera lucha ahora no está en los despachos, está en el hogar. Pero no con el hombre, con todos y contigo misma porque no se te ocurre, sin sentirte culpable, reclamar un espacio propio y un tiempo propio. Si hay una habitación extra en la casa, casi nunca le pertenece a la mujer. Por eso la novela habla de la necesidad de tener tu propio oasis y de preguntarte qué te hace feliz a ti con independencia de los demás.

¿Cómo se afronta un nuevo proyecto tras el éxito logrado con 'Mujeres que compran flores'?

Estamos felices y te trae mucha luz y mucha ilusión, muchas ganas de darlo todo y de construir nuevas historias. El éxito al final no depende de ti y nunca me imaginé que esta novela iba a tener este éxito. La estaba escribiendo para publicarla en un blog y cuando se lo conté a Alberto me dijo que era la novela que tenía que escribir y ahí estaba su buen ojo para ver que iba a funcionar. Finalmente, la honestidad y la emoción es lo que llega al lector.

Fotos: Alberto Martín

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