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¿Seguimos clamando por los derechos de los niños? 
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DÍA UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO

¿Seguimos clamando por los derechos de los niños? 

Actualizado 20/11/2017
Jacqueline Alencar

Hoy, 20 de noviembre, se celebra en todo el mundo el Día Universal del Niño. Una reflexión de Jacqueline Alencar

Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el reino de Dios... decía Jesús de Nazaret, poniéndolos como prioridad y ejemplo. Y fue tan contundente su mandato que muchos intentamos seguir esa hoja de ruta cada día; así que hoy también queremos gritar bien fuerte que no debemos olvidar esos derechos fundamentales que cumplen años; que no se pierdan, más bien se lleven a la práctica como nuestro pan de cada día, tan elemental para asegurar nuestra sobrevivencia.

Y dijo además: "El espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: ¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!" (Lucas 4:18-19). Así fueron las líneas programáticas del Plan de acción de Jesús de Nazaret al iniciar su ministerio público por tres años. ¿Podemos decir que incluso mucho antes, cuando Dios habló de crear al hombre a su imagen y semejanza, otorgándole con ello una dignidad y un valor sin precedentes, están los antecedentes de los Derechos humanos de los niños y niñas del planeta?

En esa hoja de ruta se quería asegurar, confiando en nosotros, que no olvidemos que cada día constituye el Día Universal del Niño, que nos recuerda ese pacto acordado por los países que lo han suscrito desde el 20 de noviembre de 1989, cuando las Naciones Unidas redactaron un acuerdo internacional llamado Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).

Sí; nos regocijamos por la aprobación de la CDN, pero también somos conscientes de que lo contenido en ella tiene muchos rubros pendientes, y que debemos velar por su cumplimiento por parte de los adultos y a su conocimiento, por parte de los niños, ya que más de 152 millones de niños trabajan, de los cuales un tercio no accede a la educación. Y que hay muchos factores que inciden en perpetuar este cuadro situacional en vez de revertirlo. Y también somos testigos de que el sistema se sitúa en un círculo vicioso que no se deshace, pues tanto las leyes así como los programas y planes destinados a este colectivo no se aplican eficazmente a su favor; y que gobiernos y empresas no escatiman a la hora de acceder a mayores beneficios, y demandan y demandan cada vez más mano de obra baratísima.

Y me pregunto dónde están esos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que vinieron a sustituir a esos impactantes Objetivos del Milenio (ODM). Los ODS son un conjunto de 17 objetivos y 169 metas destinadas a resolver los problemas sociales, económicos y ambientales que aquejan al mundo (2015-2030), incluyendo también a los niños. He leído que si se cumpliese una de las metas de los mismos, la 8.7, se eliminaría el trabajo infantil para 2025. Sí, lo sé, no se lo creen, pero digo que es posible por lo menos bajar las cifras si hay un compromiso por parte de los gobiernos y otras organizaciones. Y, cómo no, si los comprometidos con esa misión que dejó Jesús a favor de los más pequeños nos ponemos manos a la obra, desde donde estamos.

Nos encontramos que la pobreza y sus tentáculos se van renovando y nuestras estrategias van menguando en esta situación en la que todos estamos implicados. Continuamos hablando de que 100 millones de niñas contraerán matrimonio antes de cumplir los 18 durante la próxima década. O que cada año 1,2 millones de menores son víctimas del tráfico infantil, un negocio que mueve al año 23.500 millones de euros. O que 1,8 millones de niños en todo el mundo están siendo explotados sexualmente con fines comerciales. Continuamos hablando de 'esclavitud en pleno siglo XXI'. Continuamos hablando de ablación, una lacra que oscurece el futuro de tantas niñas. De no acceso a la mínima educación. Continuamos hablando de falta de agua potable... De niños soldados obligados a participar en las guerras declaradas por los adultos de un mundo civilizado... De niños que no tienen acceso a la educación, a una vivienda digna...

Nos gustaría leer informes donde se diga que estos niños solo tienen que estudiar, jugar, relacionarse, prepararse para ser hombres y mujeres de bien; no obstante, nos encontramos que su juego es hacer de adultos y ser explotados para ganarse un miserable pan de cada día, trabajando en sectores como la agricultura, servicios, industria, minería, en el mejor de los casos, si lo comparamos con otras actividades como la prostitución, conflictos armados, pornografía... Diariamente se habla de lucha contra las desigualdades, la violencia, la explotación laboral, etc., pero ellos son los eternos olvidados en nuestras reivindicaciones y en los programas electorales de todo el mundo. Como también lo son en las grandes manifestaciones en defensa de la vida, la dignidad, los derechos humanos.

Aprovecho para dar la enhorabuena a las distintas organizaciones dedicadas a la Acción Social que cada vez más amplían su rayo de acción, preocupándose por los desfavorecidos de aquí y de allí.

Texto y fotos: Jacqueline Alencar

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