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La misteriosa historia del Hotel Urgeiriça
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EN EL CORAZÓN DEL DÃO

La misteriosa historia del Hotel Urgeiriça

Actualizado 16/11/2017
Raquel Martín-Garay

La desconocida historia del enigmático inglés que llegó a una remota zona de la Beira portuguesa para explotar una mina y acabó por regentar un hotel donde recibía espías al servicio de Su Majestad

El concejo de Nelas pertenece al distrito de Viseu, de cuya capital se encuentra a unos 20 kilómetros y a 130 de la frontera de Vilar Formoso. Estas tierras de la Beira Alta se sitúan entre la margen derecha del río Mondego y la margen izquierda del río Dão, que da nombre a la denominación de origen de sus vinos. La región demarcada del vino Dão ocupa unas veinte mil hectáreas de viñedos y se encuentra protegida de los vientos por las Sierras de la Estrella, Caramulo, Montemuro y Buçaco. Los inviernos fríos y lluviosos y los veranos cálidos y secos, proporcionan buenas condiciones para el cultivo de la vid en estos suelos con predominio de granito y pizarra situados en un altiplano entre los 400 y los 700 metros de altitud. No es casualidad que las más importantes marcas de vino portuguesas posean viñas en esta región.

Nelas es un concejo que está formado por 7 localidades, entre ellas Canas de Senhorim, un pueblo de unos 3.500 habitantes en cuyo término encontramos el Hotel Urgeiriça. Este nombre hace referencia a un topónimo que en portugués antiguo quería decir "campo de cebada". Sin embargo, quien llegue aquí hoy se sumergirá en un frondoso bosque de pinos y castaños.

Esta comarca, ubicada en la parte noroccidental de la Sierra de la Estrella tiene un bonito paisaje y, en tiempos, tuvo yacimientos de uranio y radio, que comenzaron a ser explotados a comienzos del siglo XX y se mantuvieron en funcionamiento hasta los años sesenta, aprovechando para el transporte de las mercancías las buenas comunicaciones con que contaba, y sigue contando, la región.

La llegada del ferrocarril en 1873 facilitó el auge del cercano balneario de Caldas da Felgueira y el transporte de las extracciones mineras. Actualmente, continúa pasando por aquí la Línea de la Beira Alta, que conecta Figueira da Foz con Vilar Formoso y constituye el principal acceso por tren entre Portugal y el resto de Europa.

Muchas de las minas existentes en la Beira portuguesa, fueron explotadas por empresas de origen inglés. Súbdito de Inglaterra era Lord Charles Harbord, un oficial superior del ejército inglés que llegó a estas tierras en 1930 y compró las minas de la Urgeiriça. Todos pensaron que se trataba de una buena inversión llevada a cabo por una persona que conocía el negocio, sin embargo, Lord Charles Harbord se apresuró a dar unas explicaciones que dejaron a todos perplejos. Su interés por las tierras de la Urgeiriça tenía una finalidad principal: la de procurar tratamiento a las dolencias reumáticas de su tía, a quien habían recomendado una cura con piedras hipo-salinas, para lo que esta región de la Beira portuguesa era ideal. Lo cierto es que, dentro de la propiedad, existe una toma de agua termal, que ya fue explotada a pequeña escala. Actualmente, está en proyecto un aprovechamiento de estas aguas por parte del hotel, mediante la creación de una estancia termal.

El extraño "gentleman", además de la concesión de las minas, adquirió los terrenos circundantes, donde construyó una imponente mansión, suficientemente grande para alojar a toda la familia Harbord, -incluida la tía convaleciente- y a los ingenieros encargados de dirigir los trabajos en la mina.

Pronto comenzaron a llegar numerosos visitantes ingleses a la zona, todos amigos de Harbord, lo que despertó la curiosidad de los habitantes del pueblo, no acostumbrados a lujos ni sofisticaciones.

La casa pronto se quedó pequeña y el inglés decidió ampliarla y transformarla en una estancia de reposo, construyendo una piscina -la primera que existió en la región-, un campo de tenis y zonas de recreo. Así surgió en 1935 este hotel, al que llamó English Hotel Urgeiriça.

Debido al clima y a los paisajes de la región, así como al ambiente "british" del hotel, era habitual que hasta aquí llegasen huéspedes de la clase alta británica, -muchos pertenecientes a la aristocracia-, que pasaban largas estancias en el hotel, y después repetían periódicamente.

Al final de la década, una de estas asiduas clientas, Mrs. Phillys Graham, compró a Harbord el cincuenta por ciento del hotel, encargándose personalmente de la ornamentación de los jardines y de la nueva decoración de los espacios interiores, confiriendo al hotel el aspecto de refinamiento y buen gusto que lo llevó a ser conocido en toda Europa.

Es en esta época, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Hotel Urgeiriça vive su época de mayor esplendor. De Charles Harbord se sospechaba que era agente de los aliados en Portugal y el responsable de los movimientos por el país de numerosos agentes secretos, a los que acogía en su hotel y desde donde supuestamente dirigía sus actividades. Obviamente, este punto nunca se ha podido comprobar, pero eran conocidas las "amistades al más alto nivel" que mantenía y que propiciaban que fuese respetado incluso por el régimen de Salazar. Las restricciones en el abastecimiento de petróleo o de azúcar propias de la época, acababan por no afectar al Hotel Urgeiriça, cuyo propietario conseguía, de alguna forma, que se practicasen excepciones.

En el recientemente inaugurado Museo "Vilar Formoso Fontera de Paz", encontramos alguna alusión al Hotel Urgeiriça en la parte dedicada a la acogida de los refugiados de la Segunda Guerra Mundial en Portugal. Aparece algún periódico de la época en el que se habla del Hotel Urgeiriça vinculándolo con las autoridades británicas en Portugal y con la organización y distribución de estos refugiados por el país.

Terminada la guerra, el hotel se convirtió en una estancia internacional de vacaciones muy demandada debido a su estilo, a su discreción y a la belleza del entorno. En 1946 Charles Harbord se deshace del negocio de las minas y comienza una nueva ampliación del hotel, con más habitaciones, un nuevo comedor con amplias cristaleras para contemplar la hermosa vista sobre la sierra y la construcción de un torreón donde ubicar un apartamento. Esta reconstrucción confiere al edificio un carácter más regionalista, otorgando mayor protagonismo al granito, tan presente en la arquitectura de la Beira y del cual en el Hotel Urgeiriça encontramos buenos ejemplos, como la escalinata de granito que conecta el hall con el primer piso.

Como la demanda internacional del hotel no deja de crecer, en las décadas posteriores el hotel continúa ampliándose, con una segunda planta y la construcción de cinco casas independientes dentro de los terrenos del hotel.

El ambiente que este hotel tiene es el que sus propios huéspedes han contribuido a crear a lo largo de más de ochenta años. Fue muy frecuentado por ingleses, algunos casi vivían en él; hay casos de permanencia durante años, como el del misterioso coronel Smith, que llegó al Hotel Urgeiriça en 1940 y allí vivió hasta su fallecimiento, cuarenta años más tarde. Otros huéspedes tenían las habitaciones permanentemente reservadas. Así, el hotel fue creando un ambiente de calidez y confort con algunos valiosos muebles antiguos, pinturas inglesas al óleo, alfombras o una biblioteca, que hoy también producen en el visitante la sensación de no estar en un hotel, sino en una gran casa agradable.

La última remodelación tuvo lugar hace una década. Actualmente, posee 85 habitaciones, -incluidas 2 suites-, y cinco casas.

Entre los muchos personajes relevantes que han vivido episodios de su propia historia en este hotel, está la periodista francesa Christine Garnier, que llegó a Canas de Senhorim invitada por Salazar para mantener una serie de entrevistas con él que le permitiesen escribir su biografía. Durante 16 días ocupó la habitación 120, desde donde comenzó la redacción. Se dice que Salazar y ella vivieron en esos días un tórrido romance. En 1952 salió a la venta en Francia "Vacances avec Salazar", y en el mismo año la correspondiente edición portuguesa, "Férias com Salazar", que debido al morbo generado agotó 7 ediciones en pocos meses.

Curiosamente, el Hotel Urgeiriça nunca tuvo Libro de Honor. Quizá porque su propietario no quiso comprometer la historia de alguno de sus misteriosos huéspedes, como parece que tampoco tuvo el deseo de perpetuar la suya.

Permaneciendo fiel al estilo inglés de sus orígenes, pero haciéndolo compatible con las exigencias de la hotelería actual, este hotel nunca ha dejado de actualizarse, parece mantener una conexión con sus eventuales moradores, los que lo fueron y los que lo son. Hoy en día, sus principales clientes ya no son ingleses, sino portugueses, que continúan la fidelidad de los antiguos visitantes, pues cuenta Diogo Lamelas, director del Hotel Urgeiriça, que el hotel es elegido año tras año por muchas familias portuguesas para su reunión anual, cuyos miembros, que se encuentran dispersos por todo el país y por todo el mundo, se reencuentran aquí como en una gran casa familiar. La amplitud y frondosidad de los terrenos que envuelven el hotel hace que sea un lugar seguro para que los más pequeños conecten con la naturaleza. Los jardines, la piscina y los diversos espacios interiores propician la conversación.

El Hotel Urgeiriça continúa observando los contrafuertes de la Sierra de la Estrella y en su salón podremos tomar un té que aún hoy sigue viniendo de Inglaterra, como en los buenos tiempos, -o en los malos,? ¿quién sabe?-, aquellos en los que el señor de la mesa de al lado podía ser un inquietante espía.

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