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Jaime Núñez, retenido por una ventisca de nieve en el Paso Libertadores Argentina-Chile
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AVENTURA EN MOTO

Jaime Núñez, retenido por una ventisca de nieve en el Paso Libertadores Argentina-Chile

Actualizado 02/11/2017
Jaime Núñez

Si el anterior cruce, el del paso Jama, la altura y el conducir durante cientos de kilómetros a más se 4.000 m. de altura había supuesto una novedad, el cruce de hoy jueves 2, por el paso Libertadores, me ha supuesto una nueva experiencia

Mientras desayunaba esta mañana en la ciudad argentina de Mendoza, en la Tv aparecía la noticia que el citado paso llevaba cerrado toda la noche y así continuaba a primera hora de esta mañana. El motivo era una ventisca de nieve acompañada de temperaturas bajo cero que habían provocado la formación de hielo en la calzada. Pero yo debía cruzar hoy ese paso.

Decidí viajar hasta Upsallata, última ciudad situada antes del paso, a 80 Km. de éste. Allí me encontré con que la gendarmería argentina tenía retenidos a cientos de vehículos en espera de que mejoraran las condiciones, cosa que me dijeron no se sabría con certeza como pronto hasta mediodía. Me indicaron que avanzara y me situara delante de la retención, a veces viajar en moto tiene sus ventajas. Lo hice con la esperanza de que, si había alguna moto más, estaría también allí delante. Y así era, otro viajero en moto, un argentino, iba a ser mi compañero de travesía, al menos ya no estaba solo. Tras un par de horas de espera, los gendarmes nos dijeron que iban a abrir el paso, pero que en caso de que les comunicaran por radio que para las motos no iba a ser seguro, el argentino y yo tendríamos que darnos media vuelta.

Nos pusimos los cascos, cruzamos los dedos, nos miramos y dijimos "allá vamos". Poco a poco fuimos ascendiendo, cada vez había más nieve, y a veces acompañada por fuertes ventiscas que hacían que las motos se movieran peligrosamente. La temperatura bajó a 0º, pero la carretera, aunque húmeda, parecía limpia de hielo. Aunque toda mi atención estaba centrada en lo que para mi en ese momento era lo más importante, no tener una caída, también hubo momentos en los que pude disfrutar y admirar estos grandiosos paisajes, incluida la cumbre del imponente Aconcagua, que contemplaba aquella caravana desde sus 6.956 m. de altitud.

La situación iba empeorando, pero ya divisaba las instalaciones aduaneras que conjuntamente mantienen Argentina y Chile, mi intuición, o ganas, me decía que lo peor había pasado. Resolví los trámites del cruce de frontera rápidamente, me despedí de mi compañero argentino, él tenía más prisa que yo, y además yo quería hacer varias paradas para tomar fotografías. El descenso de Los Andes, ya en territorio chileno es muy abrupto y rápido, con 27 cerradas curvas numeradas, pero el clima mejoró notablemente, la temperatura subió a 8º y la nieve ya sólo estaba en las montañas.

Una vez más, otra travesía más de Los Andes, me ha supuesto vivir una experiencia única, al menos para mí, ya que para los propios argentinos y chilenos lo de hoy no pasa de ser algo más o menos habitual. Pero esta es una de la grandeza de los viajes, poder vivir y sentir sensaciones que de otra manera nunca viviríamos. Hasta la próxima Andes, volveremos a vernos.

Los Andes, jueves 02-11-2017

Jaime Núñez

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