"30 de Octubre" día mundial contra el Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es uno de los tipos demenciales más comunes; término general para denominar a las enfermedades que ocurren cuando en el cerebro la parte neuronal no funciona correctamente??.. DSM IV. La causa principal, que no única, son los problemas de memoria, razonamiento, conducta y autonomía.

En etapas tempranas, los síntomas de las alteraciones pueden ser mínimos, pero a medida que la enfermedad avanza, provoca mayor daño neuronal, y los síntomas empeoran. El índice de progresión es diferente en cada persona. Estudios recientes evidencian algunos factores de riesgo: vasculares como la diabetes, obesidad, TA alta, colesterol por encima de los 200, pueden ser factores de riesgo para Alzheimer. Los científicos están buscando nuevas evidencias que podrían relacionar la diabetes tipo 2 con la enfermedad.

Si bien actualmente no existe un tratamiento que detenga el avance de la enfermedad de Alzheimer, existen medicamentos para retardar y tratar los síntomas. En las últimas tres décadas, las investigaciones sobre éste tipo de demencia, han aportado conocimientos mucho más profundos sobre cómo la enfermedad de Alzheimer afecta al cerebro. La investigación continúa, buscar tratamientos más efectivos y una cura, así como formas para prevenir la enfermedad de Alzheimer es el gran reto.

ABUELA RAMONA Y SUS DESPISTES

Abuela siempre tuvo entre sus manos una libreta, pasaba el tiempo haciendo notas sobre los gastos de casa, otras, reseñas muy sencillas, a fin de no olvidar aquello que debía comprar para el consumo diario, más tarde comenzó a escribir lo que le motivaba. Si llovía, encontraba inspiración en el cadencioso sonido del agua. Cuando lucía en verano un sol radiante, cogía su cuadernito y escribía. La nieve le inspiraba miles de anécdotas de la infancia y así fue llenando cuadernos y más cuadernos. Evocar, recordar a abuela Ra, es volver a sentir y ver la mujer alegre, juerguista, chistosa, percibir el aroma, su aroma a la lavanda, y el bolígrafo rasgando páginas de blogs.

Mi madre al preguntarle por qué la abuela está siempre escribiendo, respondía, para entretenerse con sus recuerdos. Mamá y todos nos equivocamos.

Abuela Ra a pesar de no ser una gran ilusionada por la escritura en sus años de escuela, a la edad de mayor escribió mucho, siempre en cuadernos de tapa dura de variados colores, que nos andaba comprar y llevárselos al salir de clase, aprovechaba hasta el margen, cómo si algo relativo a la historia narrada, debiera quedar plasmado en esa página. Todos tenían un número, llegó a los treinta y siete cuadernos, que hoy descansan en mí despacho, cerca de la mesa de trabajo.

Quizá la imagen que me impactó, fue el día que se le cayó una libreta-así las llamaba ? y no fue capaz de recogerla del suelo, se quedó paralizada, enmudecida, asustada, abriendo mucho los ojos, mirando?¡nunca sabré hacia donde!.

Quizá intuyera que el olvido deseaba adueñarse de su vida, robarle uno a uno, todos los pasajes de su historia, conduciéndola por un corredor sin salida, sin vuelta atrás.

En casa no supimos darnos cuenta a tiempo - despistes de la abuela - y cuando el médico puso nombre a su dolencia, ya era tarde. El mal galopaba de forma veloz implacable y sádica?

Tras el incidente de la libreta, al que tampoco dimos demasiada importancia, abuela dejó de escribir y, poco a poco, también dejó de ser la mujer activa, jacarandosa, radiante, jovial y tierna. No quise perder ni un minuto del tiempo que nos quedaba para estar juntas, determino arañar minutos al día, sentarme a su lado y leerle sus escritos en voz alta, y poner música de pasodobles y copla que cantó en su juventud.

En esos ratos las manecillas del reloj corrían hacia atrás. Era como si todas las hadas se confabularan para que descubriera a mí abuela Ra desde niña, así conocí a mis bisabuelos, a sus mejores amigas Felisa y Manuela. Viví la ilusión en sus noches de Reyes cuando salian en grupo cantado "Los Reyes" recorriendo el pueblo de casa en casa, recibían a cambio del villancico unos dulces y unas monedas, convirtiéndolas en las muchachas más felices de la aldea. Supe como era su escuela y lo poco que le gustaba escribir y lo mucho que le entusiasmaba leer. Comprobé como al escuchar estas historias que ella nos había regalado, sus pequeños ojillos, brillaban de una forma especial y una mueca parecida a una sonrisa asoma a los labios. Olvido su enfermedad y son, o es su vida la que cobra protagonismo, la que irrumpe y llena el cuarto. Conocí a mis tías y sus juegos, a un abuelo muy diferente, fue un hombre duro, de pocas palabras y muchos silencios, que la hicieron sufrir mucho, la llegada de los hijos, el aterrizaje de los nietos ¡tan diferentes! Y queridos todos por igual.

Sé que sin saber, o quizá en algún oculto rincón de su mente luchó por estar aquí, por agarrarse a la vida, aunque ya no era vida, había perdido el fuerte calor que en sus manos siempre tuvo, sus enjutas y torponas manos estaban frías, ahora soy yo quien la peino y perfumo con su aroma preferido y esas manos que casi no mueve, las cojo entre las mías y las llevo a mi rostro, beso una y mil veces?así fue mí abuela Ramona.

Para ella y para todos lo que sufren la terrible enfermedad que deja al ser humano sin recuerdos, les mando mi ánimo, mis caricias, y ruego que jamás les olviden, porque ellos no nos olvidan.

Ojalá el día 30 de octubre sea un día para la esperanza

Isaura Díaz de Figueiredo