Hay una quincena de localidades en la comarca de Ciudad Rodrigo y la Sierra que conservan símbolos y/o nombres que constituyen exaltaciones del franquismo
En las localidades del SO de Salamanca, incluidas en el antiguo y el nuevo partido judicial de Ciudad Rodrigo, todavía son visibles bastantes manifestaciones del nacional-catolicismo militante de la Dictadura franquista: algunos nombres del callejero, yugos y flechas, "cruces de los caídos" sobre todo. Para ser exactos en ocasiones lo que se percibe es la vigencia, la ocultación o la mutación del sentido que tienen tales nombres o símbolos. Así lo ha revelado una reciente visita a unas 80 localidades de dicho entorno (por olvido se dejaron de lado Cilleros de la Bastida y San Miguel de Robledo), aunque por su rapidez no permite aclarar completamente los avatares de la transmisión del símbolo y su sentido en todos y cada uno de los casos.
En la toponimia mayor solamente se ha comprobado la vigencia de "Águeda del Caudillo" ("Secuelas", 19/10/17). No parece que haya habido ningún otro topónimo de este tipo en el espacio salmantino. En la toponimia menor, seguramente han desaparecido en el inventario de odónimos las referencias a los grandes personajes relacionados con el monarquismo radical, el fascismo y los jefes de la sublevación militar contra la II República (respectivamente, Calvo Sotelo, Primo de Rivera, Franco y otros). Además de "Agustín de Foxá" en Ciudad Rodrigo, en los respetivos callejeros de Espeja, Gallegos de Argañán y Martín de Yeltes hay placas con el nombre de "Diego Salas Pombo". Figura señera del franquismo, fue vicesecretario general de Falange, inspector del SEU y gobernados civil de varias provincias, entre ellas la de Salamanca (1945-1950). Comparado con otros correligionarios, ha pasado casi por un benefactor, debido a su programación de los "huertos familiares". Más curiosidad que otra cosa, puede suscitar la calle de "Somatén" en Barquilla, que podría referirse a quienes persiguieron a maquis o contrabandistas (Iglesias 2016: VII.1.5.3).
El símbolo fascista del yugo y flechas, señalado en el callejero de Ciudad Rodrigo y en un escudo de Águeda, figura también en cruces de los caídos. Indicios de su existencia, según información oral, pueden percibirse en la parte superior de una fuente adosada al edificio de correos de La Alberca. Isidro Barcala, en un blog (01/04/2008), describe "la fuente Canal", ilustrada con una fotografía, cuando era una construcción exenta de época anterior, pero ya con el encaje del simbolismo fascista: presidida por una cruz, debajo el escudo de la Falange, con fósiles de las Batuecas a ambos lados. Dicho escudo fue retirado en diciembre de 2016 (salamanca24horas.com). No consta que hubiera símbolos de este tipo o nombres grabados en una placa de cemento a la derecha de la puerta entrada en la pequeña iglesia de Sexmiro.
Cuando hace varios meses tratamos de los símbolos de exaltación franquista y en concreto del "Valle de los Caídos", avanzamos que en el ámbito de la comarca mirobrigense y la Sierra existen todavía bastantes "cruces de los caídos, igualmente contrarias a la Ley de Memoria Histórica ("Secuelas", 09/02/17). Son una clara secuela propagandística del "nuevo estado" puesto en marcha durante la guerra civil y consolidado con el triunfo bélico. En el exitoso montaje propagandístico tuvo un papel fundamental la bendición de la sublevación militar por la Iglesia española, al calificar la guerra contra la República como "Cruzada". Por vía de consecuencia, "el Caudillo" venía a ser un nuevo emperador Constantino, protector y protegido de la Iglesia, vencedor gracias a la señal de la cruz (in hoc signo vinces). Una gran parte de toda la simbología militar-religiosa franquista se inspira en este lejano modelo (crismón, víctor, etc.), aunque, además del nacionalsocialismo y el fascismo, otros muchos nacionalismos utilizan la cruz en sus banderas.
En la provincia de Salamanca, la existencia y el significado de este tipo de cruces no parece haber interesado mucho a nadie hasta que recientemente se ha ocupado de ellas nuestro amigo (y portador de un primer apellido predestinante) Pedro J. Cruz Sánchez en su cuidado y reciente estudio sobre "La cruz en la arquitectura tradicional de El Abadengo" (2016: 206-209). De acuerdo con estudios específicos, señala el sentido triunfal que tienen por parte de quienes provocaron y salieron vencedores del conflicto bélico, vinculado con la antedicha santificación de éste como "Cruzada de liberación". Y describe el proceso propagandístico, que, cronológicamente, se inicia en 1938 (Comisión de Estilo en las Conmemoraciones de la Patria), se desarrolla jurídicamente en 1939 (Ministerio de la Gobernación) y se establece como programa de monumentos conmemorativos en 1940 (Dirección General de Propaganda, a propuesta de la Jefatura Provincial de Propaganda, valorada por la Dirección General de Arquitectura).
Para evitar malentendidos habría que precisar que estas cruces (o muchas de ellas) no han sido o no son meros vestigios obsoletos de un pasado desligado del presente y, por tanto, portadores de una representación inocua, sino que representan lo que son. Es decir, forman parte de la realidad represiva (no "son historia" pasada de la represión, sino que la construyen en permanencia como exhibiciones que son de la violencia de un régimen represivo y de la impunidad histórica de sus agentes):
a) Han constituido o constituyen marcas permanentes de apropiación de los espacios que ocupan y configuran cerca de la iglesia, en el interior o a la salida de las localidades, convertidos en "lugares de la memoria franquista".
b) Intencionalmente han sacralizado o sacralizan el conflicto bélico, mediante cartelas de contenido falaz e incluso blasfematorio, pues, como ya hemos dicho ("Secuelas", 02/03/17), muchos de los presuntos "caídos por Dios y por España" habían sido socios de la Casa del Pueblo, obligados a servir en el ejército "nacional". Ellos, como todos los muertos en los frentes de guerra y en la represión, perdieron la vida a causa de Franco y los militares que se sublevaron contra la República. Ellos fueron los primeros y más llamativos "exiliados republicanos", contra su voluntad embarcados en un viaje sin vuelta.
c) Han perennizado o aspiran a perennizar una visión maniquea, pues se han utilizado o se utilizan para ocultar, negar o empañar la existencia o el reconocimiento de las víctimas republicanas, empezando, llegado el caso, por las de la misma localidad (de hecho en las localidades más represaliadas ?El Bodón, Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Peñaparda, Robleda, etc.? es donde estos monumentos eran o son más visibles.
d) Lejos de contribuir a la reconciliación y la paz, han exhibido o exhiben la impunidad de quienes promovieron la erección de estos y otros símbolos, responsables de crímenes nunca juzgados y menos aún castigados.
Por estas razones las cruces de los caídos han sido o son ilegales, y en este supuesto deben ser retiradas o cambiar de sentido. De hecho, esto último ya ha sucedido en bastantes lugares, donde las autoridades habrán tratado de borrar o atenuar los indicios de exaltación franquista, o el paso del tiempo se habrá encargado de hacerlo. En otros sitios cabe la posibilidad de que nunca hayan existido. Esta gradación en la exaltación nacional-católica se puede especificar mediante un análisis por localidades.
1. Localidades sin cruces visibles (o no percibidas). Por extraño que parezca, hay una treintena de pueblos sin cruces erigidas en el espacio urbano, fuera de la iglesia o el cementerio, a no ser en las estaciones de vía crucis (Casas del Conde, Villar de Argañán, desmanteladas y recogida en un espacio anejo al antiguo cementerio en Puebla de Yeltes). Por tanto tampoco existen cruces de los caídos en ellos. Quizá esto sea debido al escaso número de habitantes, pero no es siempre así, pues existen lugares pequeños en donde sí las hay (Cespedosa de Agadones, Muñoz, etc.) y al contrario poblaciones relativamente grandes donde no se han comprobado: Boada, Fuentes de Oñoro, Martiago, Morasverdes, Saelices, Serradilla. Como algunos de ellos fueron objeto de una represión marcada, cabe suponer que tales monumentos existieran en la época franquista y fueran retirados después. Según la tradición local, en La Fuente de San Esteban hubo una cruz con nombres de caídos en una placa. En fecha imprecisa, aquélla se retiró y ésta se fijó en una pared de la biblioteca municipal. Hoy también ha desaparecido la placa y solamente se reconoce la huella en el espacio de la fijación (sombreado rectangular y cuatro agujeros). Más reciente y mejor conocida ha sido la supresión de elementos de exaltación de la victoria franquista que figuraban en una cruz, rodeada de árboles, situada a escaso metros de la entrada en la iglesia de El Bodón. Habíamos denunciado su existencia hace ya algún tiempo por llevar repartidos en los cuatro brazos la siguiente leyenda en latín: "Cruce / Hispania / Redempta /MCMXXXIX ", y en el medio símbolo franquista "Víctor" (Iglesias, en Carnaval, 2013: 455-466). La operación se efectuó el pasado 27 junio por orden del Ayuntamiento y por iniciativa de la Asociación de Salamanca por la Memoria y la Justicia ("Secuelas", 06/07/2017).
2. "Cruces de los caídos" sin nombres. Según la información oral recogida en 22 poblaciones visitadas, la antedicha denominación se aplica a este símbolo, e incluso por partida doble en Alameda de Gardón, El Cabaco y Puebla de Yeltes, sin que haya relación nominal u otros indicios franquistas adicionales. A veces se puede reconocer en ellas la función conmemorativa y triunfalista por la solidez que caracteriza a los monumentos de este tipo, según recuerda, siguiendo a M. Vázquez Astorga, P. J. Cruz (2016: 207): "(?) construcciones de gran sencillez, sobriedad y clasicismo, levantados con materiales duraderos". Suelen estar constituidas generalmente por dos o tres escalones, basa cuadrada y cruz con el palo vertical y el travesaño anchos y pesados, de granito. Su ubicación habitual es junto a la iglesia: Águeda del Caudillo ("Secuelas, 19/10/17), La Atalaya, Ciudad Rodrigo (en un recinto ajardinado, "Plaza de S. Salvador"), La Encina, Pastores, El Payo, Puebla de Yeltes, Sepulcro-Hilario, Serranillo, Villar de La Yegua. Otras veces dentro del espacio del lugar: Alameda de Gardón (bordeada por bancos de granito) y La Alberguería (en un recinto ajardinado, "Plaza de la Cruz"); en sus límites, cerca de alguna ermita: Alameda de Gardón, Fuenteguinaldo, Navasfrías y Puebla de Yeltes; en un altozano, entre dos calles o caminos: El Cabaco (cruce de las carreteras de Salamanca y de Ciudad Rodrigo), Castillejo de Azaba y Espeja. En las afueras, cerca del cementerio: Martín de Yeltes y Retortillo. Y ya más lejos, en el campo aledaño de la población: El Maíllo y Nava de Francia; en un teso que domina el caserío: Alamedilla.
3. "Cruces de los caídos" con indicios de exaltación franquista. Algunas cruces de los caídos sin nombres de éstos pueden ser resultado de una supresión del listado efectuada tiempo atrás, a no ser en San Martín del Castañar, donde, adosada a la izquierda de la entrada en la iglesia figura una "cruz de los caídos", con esta designación explícita en su base, sin más. Hace pocos meses que se ha comprobado dicha operación en Casillas de Flores, donde una de esas cruces, situada a escaso metros de la entrada sur de la iglesia, tenía una cartela con una quincena de nombres, encabezados por los de "José Antonio Primo de Rivera" y, salvo fallo de memoria, de "José Calvo Sotelo", y rematada con el grito ritual falangista "¡Presentes!". Ahora aparece en blanco. En una decena de localidades quedan indicios de la función triunfalista de este tipo de cruces, casi todas ubicadas cerca de la iglesia, a excepción de Sancti-Spíritus, donde el monumento ha sido desplazado a un espacio abierto, más bien recreativo. A veces se trata de la superficie ocupada por la cartela o de su fijación, relieves, rayados, contrastes de color, agujeros de clavos, etc., como en La Bouza y Espeja. Los nombres de caídos se adivinan en los listados picados, raspados o con letras deformadas: Cabrillas, Peñaparda, Sancti-Spíritus y Villasrubias; pero el objetivo no siempre se consigue del todo (infra). La relación nominal ha desaparecido en Aldea del Obispo y Robleda, en beneficio de referencias genéricas a los muertos en la guerra civil, o se añaden al rayado en Sancti-Spíritus, respectivamente:
"El pueblo / de / Aldea del Obispo / a los que dieron / su vida / por España";
"Por todos los muertos / en la guerra / civil española / 1936-1939";
"A los muertos / en / la guerra civil / 1936-1939".
En estos recordatorios se reconoce la buena voluntad de evitar agravios comparativos, por parte de las autoridades democráticas de los años ochenta, mediante formulaciones eufemísticas que resultan ambiguas. La de Aldea del Obispo, al no estar contextualizada, puede referirse a los españoles de cualquier época que ejercieron voluntariamente profesiones arriesgadas, pero no a los soldados que fueron obligados a servir en los frentes de guerra o los civiles ejecutados injusta y extrajudicialmente. De igual modo, la mención "a los muertos en la guerra civil" solo conviene a los soldados muertos directamente en combate o por heridas recibidas en ese contexto e implícitamente a los fallecidos "accidentales" en los denominados "daños colaterales" (incluso podría referirse a quienes murieron de hambre, enfermedad u otra causas en aquellos tres años). Pero la formulación es inadecuada, por limitativa e injusta, para referirse a las víctimas elegidas de la represión durante la guerra (sin armas y lejos del frente) y después de ella (víctimas de la represión franquistas de la posguerra).
Finalmente, en Mogarraz, donde la cruz y la lista fueron sustituidas discretamente por un monolito durante el primer mandato de Concepción Hernández Vicente (PSOE), que desde 2007 preside la corporación municipal, parece haber dado con una fórmula reconciliadora algo más adecuada, o menos inadecuada, pero poco explícita. Una columna truncada, con este poema de Francisca Aguirre (2010) en una placa metálica:
Detrás del miedo / siempre está la sangre. /
Y detrás de la sangre / siempre hay un abismo.
Y detrás del abismo / siempre hay una herida.
Y detrás de la herida / siempre hay una historia.
Y detrás de la historia / siempre hay una vida.
Y detrás de la vida / siempre hay un espanto.
Y detrás del espanto / siempre hay mucha sangre.
En cierto modo estos nuevos símbolos podrían haber sido parte del "monumento a la concordia", ideado por Ramón Hernández, quien soñaba con un recuerdo hermanado de los tres mogarreños muertos en el frente "nacional" y los cuatro asesinados en la retaguardia, con otros dos que estuvieron a punto de ser ejecutados extrajudicialmente ("Croniquillas", 05/08/16 y 17/08/16). Con ello quizá pensara mejorar la propuesta de los movimientos de recuperación de la memoria histórica, que en el caso concreto de Mogarraz parece dejarle un tanto decepcionado en lo que atañe al citado monolito. Hubiera preferido una formulación más explícita de los hechos evocados, que le parece algo diluida en el poema, según exponía en "La Peña de Mogarraz" (2014). Pero no es seguro que se hubiera evitado el riesgo de medir por el mismo rasero a los muertos en el frente (con armas) y los muertos asesinados en la retaguardia (inermes), lo que implícitamente conlleva el reparto de responsabilidades en el desencadenamiento de la guerra civil y la aprobación de la impunidad de los crímenes franquistas ("Secuelas", 02/03/17). En el artículo también describía los antecedentes y avatares del actual monumento. En una época que no precisa, pero ya en período democrático, al lado de la entrada (por la carretera de Miranda del Castañar) se exhibía el símbolo falangista del yugo y las flechas. Este fue retirado, pero en frente del mismo seguía en pie una cruz de los caídos, de cemento y hormigón, alzada sobre una base que, en su día, lo había sido del rollo, sito en la plaza, para conmemorar la concesión del título de villa a Mogarraz. En aquélla figuraban los nombres de los aludidos soldados muertos en el frente de guerra del ejército "nacional" (https://issuu.com./antoniomaillo/docs/revista_mogarraz_2014_1). Fue remplazada por el monumento arriba descrito.
4. Cruces de los caídos intactas o con modificaciones insuficientes. En una decena de pueblos de la comarca mirobrigense y de la Sierra se ha comprobado la existencia de dichas cruces como símbolos de exaltación nacional-católica erigidos durante la guerra o poco después de su término. El modelo más extendido incluye la dedicatoria "a los caídos po Dios y por España", la lista nominal encabezada por "José Antonio Primo de Rivera" y la palabra "Presentes". Son variables el orden o la falta de alguno de estos elementos y el añadido de otros (yugo y flechas, nombre de "José Calvo Sotelo", comunidad municipal que asume la construcción del monumento y año en que se efectúa), según puede apreciarse en la siguiente enumeración:
Agallas. La cruz, a unos metros frente a la puerta de entrada en la iglesia, se apoya en una peña, sobre la cual, en plano inclinado con aquélla, se recuesta también un bloque de cemento con los nombres. El monumento lleva elementos muy explícitos de su función exaltadora en la dedicatoria: "Caídos por Dios y por España / 18 de julio de 1936 ? 1 de abril de 1939"; nueve nombres (no figura el de "José Antonio Primo de Rivera"); "Presentes", al final.
Carpio de Azaba. La "Plaza de la Cruz", aledaña de la iglesia, recibe esa denominación por una cruz en un recinto ajardinado. La placa no lleva dedicatoria, solamente los nombres de "José Antonio Primo de Rivera" y de otro, seguidos de la exclamación "¡Presentes!".
Castillejo de Martín Viejo. Placa sobre el pie de la cruz, frente a la iglesia, sin dedicatoria ni otros elementos, con el nombre de "José Antonio Primo de Rivera", seguido de otros once (un solo apellido).
Cespedosa de Agadones. Cruz cerca de la fachada norte de iglesia, sin dedicatoria, pero sí yugo y flechas, a continuación el nombre de "José Antonio Primo de Rivera" y el de tres vecinos, con el grito ritual "¡Presentes!" al final.
Ciudad Rodrigo. Hace un par de semanas se describió la placa erigida en el patio del antiguo Instituto de los Sitios, dedicada a 21 muertos en el frente "nacional" entre 1936 y 1939 ("Secuelas", 12/10/17). El monumento es discriminatorio con respecto a los "caídos" que no hubieran sido "alumnos" del Instituto, pero sobre todo es ilegal por su exaltación franquista y por estar ubicado en un local habilitado como cuartel de las Milicias Fascistas, donde se organizaban las sacas de las víctimas republicanas, nominalmente sin referencia alguna en el espacio urbano de la Ciudad ni en otra parte.
Gallegos de Argañán. La cruz se halla frente a la ermita del "Santísimo Cristo de la Exaltación", en una explanada arbolada y relativamente amplia, donde se cruzan dos calles enlosadas. La disposición del listado recuerda la de dicho antiguo Instituto de los Sitios (ibíd.), pero sin dedicatoria al principio: la palabra "Presentes" y una cruz bordean a la izquierda los nombres de "José Antonio Primo de Rivera" y de otros doce.
Monforte de la Sierra. Al lado de la entrada de la iglesia, pegada a la pared hay una placa de cemento con una cruz en la parte superior, donde figuran estos elementos: "Memoria a los muertos por Dios y España", un pequeño símbolo de yugo y flechas, "José Antonio Primo de Rivera" y otros dos nombres. En las Eras, sobre tres peldaños, se erige una cruz de grandes dimensiones, en cuya base se aprecian esto elementos: "Año 1940", con el símbolo del yugo y las flechas intercalado; la dedicatoria "Caídos por Dios y la Patria"; el listado: "José Antonio Primo de Rivera" y otros dos nombres seguidos de la fecha de fallecimiento de sus portadores; y al final: "El pueblo a su memoria".
Muñoz. El listado nominal no está en una cruz, sino en una especie de retablo de una sola calle, adosado a la pared de la fachada norte y realzado sobre tres peldaños, lo que le confiere calidad de altar donde reciben culto los referentes de los nombres. En el ático (una luneta semicircular, entre dos columnillas que semejan copas y coronada por una cruz rota y caída hacia su izquierda) y el dintel se reparte la dedicatoria: "Caídos / 1936-1939 // Por Dios y por España"/. La cartela va entre dos columnas o jambas, como si de una ventana se tratara: "José Antonio Primo de Rivera / José Calvo Sotelo" / y seis nombres. El conjunto está protegido en la parte inferior por una verja de hierro.
Puerto Seguro. Cruz adosada a la pared de la fachada sur de la iglesia; sobre aquella resalta una placa en la que figuran once nombres, pero sin el de "José Antonio Primo de Rivera" ni la dedicatoria, lo que unido a su aspecto limpio, apuntaría a la hipótesis de que haya habido una remodelación reciente en el monumento.
Zamarra. En el atrio adyacente a la iglesia por la fachada norte, existen dos cruces, una de las cuales se denomina "cruz de los caídos", que lleva tres nombres grabados directamente en la piedra de cantería. Por la acumulación de musgo y líquenes, resulta ilegible la escritura, pero esta circunstancia no impide la función exaltadora del franquismo.
Esto mismo cabe decir de las grabaciones con raspados o picaduras en las cruces de algunos pueblos (supra), que, al menos en parte, dejan entrever el simbolismo ilegal:
Peñaparda. Aunque no se percibe la dedicatoria, son casi legibles los nombres de algunos "caídos".
Sancti-Spíritus. En la cruz desplazada y con nombres picados, se puede leer "José Antonio Primo de Rivera" y al final "Presentes" en una de las caras de la base; en otra se lee la mencionada inscripción: "A los muertos / en / la guerra civil / 1936-1939".
En suma, actualmente hay una quincena de localidades en la comarca de Ciudad Rodrigo y la Sierra que conservan símbolos y/o nombres que constituyen exaltaciones del franquismo. Águeda del Caudillo, Ciudad Rodrigo y Gallegos de Argañán son las localidades donde los indicios franquistas son más numerosos y patentes. Pero también llama la atención la redundancia de los listados de "caídos" en Monforte de la Sierra.