El caos catalán no se soluciona solo con tropas policiales, ni represiones brutales o encarcelamientos ni con los discursos borbónicos ni empresariales. Muchos políticos y empresarios han arrojado demasiada gasolina al "fuego catalán" con sus furibundas
El intercambio de cartas entre Rajoy y Puigdemont nos habla de un desamor muy profundo entre ambos. "Si me quieres, dilo de verdad, sin tapujos, con un sí rotundo. Y si te vas de España, también". Eso se le ruega constantemente Mariano Rajoy al presidente de la Generalitat catalana. Este va a su bola; le dice en otra carta de poco cariño que ya veremos, que quiere una cita para "darse el pico" con el gallego registrador de la propiedad ajena. Y de momento suspende el procés para dialogar. Esto divide al independentismo: ERC lo asume; PDeCAT lo esperaba como agua en mayo, y la CUP no lo quería ni en pintura.
¿República catalana, sí o no? Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Las respuestas del presidente Puigdemont siguen siendo bastantes ambiguas. Los ahora no amantes se sienten muy presionados y se ven muy cerca del precipicio de un divorcio tortuoso y no pactado. No se aprecian, pero los dos presidentes ganan tiempo, ¿"pa qué"? Pues encarecidamente, a pesar de la frialdad entre ellos, Puigdemont le pide a Rajoy que no les aplique el 155, ni en jarabe ni en supositorio.
Pero tema catalán no se soluciona solo con tropas policiales, ni represiones brutales o encarcelamientos ni con los discursos borbónicos ni empresariales. Muchos políticos y empresarios han arrojado demasiada gasolina al "fuego catalán" con sus furibundas e irresponsables declaraciones y actuaciones.
Se necesita un diálogo sincero y constructivo, sin imposiciones. Sin embargo, el Gobierno del PP (y en parte el PSOE y Cs) no hacen política de diálogo. Dejan que sean los jueces, fiscales, la policía y la guardia civil, los que se coman el marrón de la represión y de los excesos. Luego permiten al rey que les saque las castañas del fuego de la legalidad institucional incumplida. Y al final, son los mercados y poderes financieros los que han echado una mano de hierro al inactivo Rajoy, enviando sus "tanques de salvación".
La exhibición de músculo con banderas y cánticos al españolismo patriotero no tapan las corrupciones de los políticos de un lado (PP) y de otro (antigua CIU).
Y esas cartas de desamor, y sin poesía, entre los dos presidentes, ambas ambiguas, tibias, son propias de trileros de la política y no de estadistas. Y nos llevan a la catástrofe.
Para empezar ya tenemos encarcelados a los dos lideres de ANC y Omnium por presunta sedición y agitación callejera. ¿Eso es delito de sedición? ¿Presos políticos o políticos presos, como una falacia lingüística jurídica? Una vez más andamos con el déficit democrático en España. ¿No se habrán pasado de frenada la jueza Lamela y el fiscal general Maza?
Nos parece desproporcionada ?como a muchos? la imputación por un delito de sedición. Y más si es presunto, pues no llevaría penas de cárcel aún; no se entiende la prisión preventiva. Y lo peor falta por llegar, pues según se desprende de la lectura del auto de la jueza, se puede deducir que puede haber más detenidos en los próximos días (Trapero y otros líderes catalanes). Con estas acciones judiciales y policiales, desmesuradas, el polvorín independentista ha explotado. Y una vez más es el Gobierno del PP (y en parte Cs) el que más fabrica independentistas en Cataluña y en España. Y además, está creando héroes y víctimas del españolismo autoritario al por mayor. En un Estado de derecho estas acciones represivas no son aceptables, son erróneas y torpes, y creemos que dan mucho oxígeno a la independencia catalana.
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