Este lunes la ciudad de Salamanca distingue con su medalla de oro a dos entidades muy diversas y creo que en ambas concurren merecimientos suficientes. Por un lado, Perfumerías Avenida, que en sus cinco lustros de vida se ha convertido en el club deportivo más laureado de nuestra historia, actual gallito del baloncesto femenino español y campeón de Europa en 2011. Lástima que la desaparecida Unión Deportiva Salamanca, el club más seguido por los salmantinos y el más conocido y reconocido a nivel nacional, se fuese en 2013 con noventa años a cuestas sin haber recibido un galardón ganado a pulso. Por ver lo positivo, así nos ahorramos ver su medalla de oro errar por sabe Dios qué cuellos, manos o despachos. La otra dorada presea la recibe la Junta de Semana Santa cuando está celebrando sus bodas de diamante. Setenta y cinco años en los que ha habido de todo, desde los impulsos fundadores iniciales hasta los retos actuales que no debe esquivar pasando por un desierto de incomprensiones, una sucesión de aventuras personales y un aluvión de constantes transformaciones.
Cuando dos cofrades hablan de "la Junta" no se refieren a lo que se cuece en Valladolid, sino que a buen seguro piensan en los plenos de cofradías, en las últimas declaraciones de Cornejo, en el cartel de este año o en la elección del pregonero. Si esos cofrades se zambulleron en este mundillo antes de que los noventa alumbraran nuevos estatutos para la agrupación de hermandades semanasanteras quizá hablen de "la Permanente". Era la Junta Permanente de Semana Santa, como si fuera preciso aclarar que lo que dura ocho días de marzo o abril requiere de un ente continuador, supervisor y conservador, que no deseche agosto para proyectar, noviembre para promover o mayo para analizar. Esta permanencia de la celebración popular de la Pasión, personalizada en la Junta aunque se remonta al siglo XVI, la acredita como merecedora de la medalla de mérito y honor local. No es la primera para la Semana Santa salmantina. Ya la Cofradía de la Vera Cruz, decana y pionera, la recibió en 2006 con motivo de su quinto centenario, aunque el hecho de que se concediera de modo extraordinario explica, no justifica, que cuando algunos medios locales publican el palmarés ignoren la distinción.
El lunes 16 de octubre, en definitiva, es jornada de orgullo para todos los cofrades salmantinos, más allá de su opinión acerca de la gestión del consejo rector, de la ¿imposible? reorganización del programa de procesiones o de los criterios para difundir la Semana Santa o para insertarse en la vida diocesana y ciudadana. Tiempo habrá para meter el cuchillo en esos melones y abundan los cofrades capacitados para manejar los aceros o, simplemente, deseosos de hacerlo. Ya los leeremos. Yo simplemente me alegro porque Salamanca se ha fijado en su Semana Santa para ser agradecida con ella.
Fotografía de Alejandro López. Vía Crucis de la Junta de Semana Santa. Cuaresma 2017.
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