Ahora que estamos en la época de la investigación, innovación y desarrollo de la Medicina, cuando más avanzada está la investigación básica y clínica y, sin embargo, es cuando más se desprecia a la Ciencia y, a sus evidencias científicas, cosa que no es normal. Sin embargo, se hace y se promociona el populismo, cualquiera puede hablar de cualquier tema. Todo este caldo de cultivo se produce porque las nuevas generaciones de lideres, desprecian el esfuerzo y, aceptan como bueno todo lo que aparece en las redes sociales porque cada vez existe menos análisis crítico.
La Medicina del siglo XXI no es ajena a este contexto, la realidad es que tiene un alto desarrollo científico y tecnológico; con costes elevados económicos asociados y, lo más trascendente, en muchas ocasiones supone quitar tiempo a lo fundamental, la atención a los enfermos en base a una buena relación médico-paciente. Esto conlleva que los pacientes no participen más activamente en la gestión de sus enfermedades, autocuidados y, no lleven a cabo un estilo de vida adecuado y responsable en relación con su Salud. La consecuencia de este complejo proceso asistencial, con demandas excesivas e innecesarias y, presiones administrativas conlleva una toma de decisiones compleja por los conflictos técnicos, éticos y sociales. Por todo ello, en el día a día asistencial existen muchos conflictos y muchas dudas e incertidumbres sobre qué es lo mejor para el paciente. Además, a esta idiosincrasia asistencial actual se suma la preferencia de los medios de comunicación por recoger y publicar en grandes titulares lo más llamativo y, con rasgos sensacionalistas. Si a todo este proceso, le añadimos la moda de difundir noticias falsas a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en las redes sociales, podemos concluir que así todo es más difícil, complejo e insatisfactorio.
Por último, no puedo abstenerme ante el contexto de este fin de semana y, quisiera hacer una breve reflexión sobre el reto de Cataluña. El argumento fundamental de los secesionistas es el derecho a decidir, ser libres e independientes, que es un derecho encuadrado en la primera generación de los Derechos Humanos de la ONU y, que consagra la libertad de los ciudadanos y los pueblos en los años 50. Me pregunto, ¿qué ha pasado para que sus ciudadanos no asuman ni la segunda ni la tercera generación?. La 2ªG promulga la defensa de la igualdad entre los ciudadanos y, no digamos la 3ªG, que consagra la solidaridad entre los pueblos a través de los avances en la ciencia y la tecnología. Es decir, el independentismo se olvida de la equidad y del compromiso con los Derechos Humanos del resto de las Comunidades Autónomas. Además, en el ámbito sanitario se observa, que en Cataluña es donde hay más movimientos anti-vacunas, donde más se han desarrollado las pseudociencias médicas y sanitarias y, sobretodo, donde se ha promocionado el populismo basado en los sentimientos de identidad, por sentirse mejores y especiales, frente a la razón y, sus argumentos y, que entre otros se basan en la Historia. En mi opinión, algo ha pasado en su Educación porque son muchas las evidencias de su fracaso generacional y, como pueblo si sus anhelos se basan en crear enemigos.
A pesar de todo, espero y, tengo confianza, en la sensatez de la mayoría silenciosa que defenderá una Vida Saludable y Democrática basada en el respeto a las evidencias, a las normas y, a la ética, que es la que orienta adecuadamente frente a la confusión, el despropósito y, el populismo insalubre.
JAMCA
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