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Juntos por la Paz
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Juntos por la Paz

Actualizado 20/09/2017
Juan Antonio Mateos Pérez

"No hay camino hacia la paz. La paz es el camino". Gandhi "Si las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz". UNESCO, 1997

No fueron solo las dos guerras mundiales, numerosos conflictos y enfrentamientos armados se localizaron en todos los rincones del mundo en lo que se vino a llamar la "guerra fría". Guerras civiles, guerras entre países, golpes militares, contragolpes, forma ya parte de la literatura científica, que el siglo XX, para tristeza nuestra, ha sido el siglo más violento de la historia. En lo que llevamos de siglo XXI, los conflictos entre países han disminuido, pero el conflicto y la violencia interna en munchos países, siguen siendo una constante en nuestro mundo globalizado, socavando el progreso y la deseada paz en el mundo. Las guerra es el naufragio del bien (Erasmo de Róterdam), su crueldad, es lo que ha obligado a millones de personas en situaciones extremas, salir de sus casas con lo puesto y, condenados el destierro en tierra extraña.

Entre la larga lista de conflictos bélicos hay que destacar las guerras de Siria e Irak, Sudán del Sur, azotado por una brutal guerra civil, la República Democrática del Congo, Somalia, Yemen, Afganistán, por no hablar de las tensiones soterradas de Corea del Norte y Estados Unidos en el Pacífico, retrasmitida casi en directo por los "medios de comunicación". El terrorismo yihadista ha extendido su el horror por numerosos países: Boko Haram en Nigeria y Camerún; Al Qaeda del Magreb islámico y grupos satélites en el Sahel; y Al Shabab en Somalia y Kenia. Estos grupos que buscan la violencia y el miedo, como medio para imponer su ley, no limitándose solo a realizar atentados terroristas, también el secuestros y extorsiones, como el de las niñas del internado en Nigeria; su objetivo controlar y dominar parte de los territorios para imponer por la fuerza su ideología del terror.

Por otro lado, la noticia es reciente, el "hambre aumenta por primera vez en casi 15 años" (El País/FAO), a pesar de los compromisos adquiridos en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, que en estos años han de la hambruna a millones de personas. La apuesta visionaria de erradicar el hambre y la desnutrición en el 2030, parece que se desvanecen en el horizonte de la esperanza. Detrás de esta mala noticia, no solo está la voluntad política, principalmente la mala distribución y la sequía, pero sobre todo, los numerosos conflictos armados abiertos a lo largo del planeta. Las guerras están provocando numerosos desplazados y refugiados, siendo la respuesta de muchos países, entre ellos Europa, el silencio vergonzante, entre el miedo y la necesaria hospitalidad. Nuestros políticos creen más en las fronteras, que en la humanidad.

Ahí está el pacto con Turquía, muy alejado de los principios fundacionales de la Comunidad Económica Europea, más cerca de una Europa de mercaderes, que de una verdadera unión sin fronteras. "No vengáis a Europa", fue la respuesta del presidente del Consejo Europeo en Grecia, tan insolidario como insólito, y sin reaccionar ante quien nos representa en una realidad injusta. Serán detenidos como delincuentes todos aquellos que huían de la guerra e internados en centros de hambre y miseria, a la espera de ser devueltos. ¿Dónde está la Dignidad y la Justicia? Una Europa rica, egoísta y avara que no se compromete, pero que ofrece dinero a Turquía para que se atienda por caridad aquellos que huyen de la guerra y se acercan a sus puertas a pedir. El incumplimiento de la legalidad internacional y el rechazo al refugiado, sin atender a los mínimos principios de dignidad y humanidad, es un claro retroceso en los derechos de las personas, pero también es una semilla del odio, que puede llevar a la violencia. Un mundo sin valores, es un mundo donde todo es posible (Kapuscinski)

Como cada 21 de septiembre, se celebra en todo el mundo el "Día Internacional de la Paz", este año con el lema: «Juntos por la paz: Respeto, seguridad y dignidad para todos». La campaña JUNTOS, se lanzó durante la Cumbre para Refugiados y Migrantes celebrada el 19 de septiembre de 2016 y reúne a todo el sistema de las Naciones Unidas, los 193 Estados Miembros, el sector privado, la sociedad civil, las instituciones académicas y la ciudadanía para apoyar la diversidad, la no discriminación y la aceptación de los refugiados y migrantes. Según palabras del Secretario General, «En tiempos de inseguridad, las comunidades de apariencia diferente se convierten en chivos expiatorios. [...] Debemos resistir frente al cinismo que divide a las comunidades y nos presenta a nuestros vecinos como "los otros"».

La Paz que buscamos no es independiente de la justicia, sobre todo de la justicia social. La Paz no es ausencia de guerras, ni volver a la situación anterior, la Paz está asociada a la voluntad de cambio que alienta las transformaciones urgentes de las condiciones de vida de las mayorías más pobres. Unos principios de justicia que sean igualitarios, pluralistas y democráticos, asociados todos a la prioridad de lo público sobre lo privado, a la inclusión y a la ética, subrayando la dignidad de la persona. Si la guerra suspende la ética, la ética de la justicia es el mejor recurso para el conflicto (Levinas).

Los viejos estados se deshacen en sus contradicciones, ya no son capaces de abordar problemas globales, se mantienen a pesar del horror vacui que estamos asistiendo. La cultura de la Paz, pasa por una ética mundial, su postulado más hondo es un equilibrio caracterizado por el pluralismo de Estados a una nueva forma política planetaria, la comunidad mundial. En ella sería una plataforma privilegiada para asociar la Paz con la Justicia. Para ello, habría que buscar sistemas de regulación económica para estrangular la especulación financiera que produce el crecimiento artificial de los productos básicos; no estaría mal reducir o suprimir la deuda externa de muchos países; así como restaurar la autosuficiencia económica de estos países más empobrecidos, con ayudas en medicamentos y tratamientos contra las grandes pandemias y el acceso a fuentes de energía renovables. Necesario para esta cultura de la Paz, es crear en los diferentes países observatorios permanente de las desigualdades, así como institutos que inviertan en justicia, solidaridad, eliminando los desequilibrios y luchando por unos derechos para todos los seres humanos.

La Paz es un valor universal que interpela a la conciencia de todos los hombres para fortalecerla y asegurarla. La cultura de la Paz, más allá de la defensa de los derechos humanos, es un modo de estar en el mundo que defiende la no violencia mediante la educación, el diálogo, la cooperación, el derecho al desarrollo y erradicación de la pobreza, eliminación de cualquier forma de racismo y xenofobia, así como un desarrollo sostenible y la protección planeta. La cultura de la Paz, es una nueva refundación del ser hombre a través de la educación (Balducci).

Juntos por la Paz | Imagen 1

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