Universidad, 800 años con matices

Otra cosa es guardar honestamente la fidelidad ante los hechos históricos. En esto la Universidad Civil me ha parecido prepotente, olvidadiza, algo infantil y hasta mezquina. Porque no creo que sea casual el olvido, creo que absolutamente total, de la Iglesia y de la diócesis de Salamanca en concreto. Es un "ninguneamiento" por las claras y no es fácil demostrar que no sea intencionado, aunque parezca increíble en una institución que debe presumir, supongo, de altura intelectual y de rigor histórico.

Me refiero con todo esto y como está claro a que la Universidad Civil al conmemorar sus ochocientos años de existencia no ha tenido en cuenta a la institución en la que nació, el cabildo de la catedral, la diócesis de Salamanca, la Iglesia. De estas tres instituciones ?cabildo, diócesis e Iglesia- nace la Universidad de Salamanca y de ellas se nutre en todos los sentidos. De ellas tres provienen medios, altura intelectual, gestión adecuada, profesores? durante siglos. Apoyan los reyes al Estudio catedralicio, Alfonso X lo aprueba hacia 1218, de ahí viene este octavo centenario; después lo confirmaría jurídicamente con la Carta Magna de 1254, que dio lugar al VII centenario celebrado por todo lo alto en 1954 con la presencia de más de cien universidades de todo el mundo. Pero son los Papas los que desde el principio aprueban, ordenan, gestionan y mantienen el Estudio de la Catedral, primero, y luego el Estudio General, incluso cuando se traslada, por partes, a la nueva sede que hoy es el Edificio histórico, a la vera de la Catedral, en la que ya no cabía el Estudio.

No entro aquí en datos y documentaciones que ponen a la Universidad bajo el amparo jurídico y económico de tres instituciones, Cabildo, Diócesis e Iglesia, con la garantía real y bajo bula papal. Las rentas de la diócesis, con concesiones reales y diezmos papales, mantienen los gastos, así como los fundadores, todos eclesiásticos, de los cuatro Colegios Mayores. Las parroquias de Salamanca, por ejemplo, tenían que contribuir al 1% de los gastos y basta el dato, por no andar con más nombres ni fechas, de que hasta el año 1843 se celebraba en la Capilla de Santa Bárbara el nombramiento de Rector y el otorgamiento de los grados académicos.

Sin olvidar la interminable lista de personas y personajes de la Iglesia que durante siglos dieron altura intelectual y peso moral a la Universidad de salamanca. Sin ellos apenas quedaría nada. Sólo quiero recordar a dos profesores hacia los que tengo desde hace muchos años cierto apego personal. Los presbíteros y hermanos Randulfo y Ricardo que vienen desde Inglaterra a enseñar en el Estudio de la Catedral y van a financiar la construcción de la Iglesia de Santo Tomás de Canterbury, su obispo, asesinado en 1170. Randulfo tiene en el claustro de la Catedral Vieja el que me parece el mejor de los epitafios de Salamanca. Murió el 21 de marzo ¡de mil ciento noventa y cuatro!, hace ochocientos veintitrés años? Es el primer Magister Scholae ("maestrescuela" después y "rector" más tarde hasta hoy) del que tenemos memoria documentada. Y abuso de la benevolencia del lector copiando aquí parte de su epitafio:

Randulfo, sol radiante, túmulo de virtudes, flor sin mancha. Sobre todo los pobres lloraron su ocaso; profundo conocedor de las cosas, fue buen pensador, buen docente, no se quedó en palabras, actuó; fue bueno, mejor aún, optimo y murió para los pobres, viviendo ahora para sí en el cielo.

Bueno, pues después de todo esto, sin entrar en los miles de detalles que se podrían recordar, viene una Comisión, o lo que sea, para el Centenario y olvida lugar de nacimiento, siglos de historia, cientos de personajes ilustres y hace sus cosas de centenario sin tener en cuenta ni a Cabildo ni a Diócesis ni a Iglesia. Me consta que hay, como no puede ser menos, muchos profesores que conocen mejor que yo toda esta historia, pero callan y miran para otro lado para evitar polémicas y posibles facturas. No les quito la razón.

Fui humilde partidario de hacer, por cuenta de Cabildo y Diócesis, una celebración paralela, sin centenario, claro, pero con otras referencias, otro aliento y otra alma; por cierto "alma mater" es el precioso y tierno nombre que la Iglesia dio desde muy antiguo, y hasta hoy que yo sepa, a la Universidad. Y de hecho sugerí esa Celebración, aunque fuera en paralelo, a autoridades de la Diócesis y de la Universidad Pontificia, pero no había ánimo por temor, supongo, a posibles malentendidos. Sin aludir, por no entrar en otra guerra local de la que yo al menos paso olímpicamente, a la "quita" que le han hecho, ¡otra Comisión!, al cardenal Pla y Deniel al eliminar su nombre de su calle, siendo el fundador de la Universidad Pontificia, que en Filosofía, Teología y Derecho Canónico, se erigía como digna continuadora de la historia secular de la Universidad de Salamanca. Podría haberse compensado una cosa con la otra, digo yo, pero no. Es un pequeño monstruo más del sueño de la razón a los que aludía don Francisco de Goya, creo que sin saber muy bien el largo alcance de sus palabras.

Queda claro que estas humildes líneas en un periódico local es una protesta expresa contra la ignorancia y la incompetencia, si es que no es algo de fanatismo y mucho de poverdad, de quienes han organizado los Actos del llamado Octavo Centenario de nuestra Universidad. Queda claro y literalmente lo es, una protesta.