Después del artículo del sábado pasado "Las bases de la comunicación" seguimos hoy con el objetivo de intentar explicar ese concepto tan de moda de la empatía, intuyendo que un alto porcentaje de los que lo utilizan no tienen muy claro en qué consiste.
En estos tiempos de tanta sobre-estimulación, tan impulsivos y generalizadamente individualistas y egocéntricos, si usted tiene la suerte, lector, de tener algún amigo, conocido, familiar?empático, trátele como una auténtica joya pues las personas empáticas en la actualidad son excepciones.
Para entender la empatía volvamos al artículo anterior: en él decíamos que comunicarse implica emitir un mensaje claro y escuchar al otro. Si uno de los dos factores no existe, no hay comunicación. La empatía es un paso más en la comunicación.
Uno puede comunicar correctamente, escuchar habitualmente con respeto al interlocutor y no ser empático: para poder decir que alguien es empátíco hace falta no solo que comunique bien y escuche, sino además que sea capaz de imaginar, o sentir, los sentimientos del interlocutor. ¿Imaginar o sentir? Son verbos muy distintos?La respuesta es que la empatía se da precisamente en ese espacio imaginario delimitado por ambos extremos: imaginar ( al menos) qué sentimientos acompañan a la persona que nos comunica algo y sentir?el placer, el dolor, la tristeza, la alegría, el entusiasmo o la angustia del interlocutor. Si imaginamos solamente, sin poder sentir ni un eco de los sentimientos del otro, no empatizamos y si sentimos lo mismo que está sintiendo el otro, nos identificamos con él, que es algo distinto a la empatía.
En realidad hay dos expresiones muy distintas y ambas con mucha historia, que explican muy bien qué es la empatía: la primera es la expresión "nuestros semejantes", con raíces en el Antiguo y Nuevo Testamento; los otros son semejantes, pero no idénticos; la segunda expresión es la de "ser capaz de ponerse en el lugar del otro". El que tiene esa capacidad entiende y siente lo que el otro comunica. En la psicoterapia de grupo, en psicoterapia de pareja y más específicamente en la psicoterapia de grupo que utiliza el PSICODRAMA, ponerse y jugar el papel del otro es una técnica utilizada con mucha frecuencia. Aparentemente es muy sencilla, pero tiene la complejidad de toda relación humana. Usted, lector, puede hacer la prueba de intercambiar los papeles con su propia pareja, o con su hija/o, en su propia casa, en un ejercicio que no tiene que ser más largo de un cuarto de hora: tanto lo que hagan bien ( poniéndose y jugando en el otro papel) como las dificultades con las que se encuentren, serán muy útiles para informarse de lo que va bien y mal en esa relación.
La empatía es esa valiosa actitud de interesarse por el otro, sin manipulaciones, mentiras, teatralidad, sin ignorar las diferencias, sin invadir el espacio ajeno, sin dominar, por muy pequeño que sea nuestro interlocutor ( cualquier niño/a) y?más difícil todavía, ¡por mucho que el otro nos demande ese dominio! ¡Casi nada!
Francisco Delgado Montero. Email: [email protected] Tfno: 602496257.
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