A propósito de la conferencia que doy hoy martes en la tertulia semanal de Rona Dalba de esta ciudad, de la película que se proyecta estos días en los cines Van Dyck, Cézanne y yo, y de mi trabajo habitual de biógrafo de artistas célebres, escribo este artículo, aprovechando que mi atención está puesta en este tema.
Actualmente, casi con seguridad, vemos más películas sobre biografías de algún personaje ( las llamadas biopics) que leemos biografías. De hecho, a pesar de que en las últimas décadas la biografía "se ha puesto de moda", o más bien diría que las grandes editoriales la han querido poner de moda, sigue siendo, en literatura, un género casi marginal. Hay muy pocas biografías que estén entre los libros más vendidos y entre ellas, ninguna de biógrafo ni de biografiado español (si exceptuamos las biografías sobre nuestro gran Cervantes).
Sin embargo, como demuestra la película citada Cézanne y yo de Danièle Thompson el cine es un medio difícilmente adecuado para una biografía; el objetivo más ambicioso de un "biopic" se reduce a crear en el espectador la curiosidad suficiente para interesarse por el biografiado, para hacer la función de una introducción al personaje. Si como en la película de D. Thompson encima hay dos personajes protagonistas, Emile Zola y P. Cézanne, es inviable que el espectador que no conozca bien a ambos y el tema de su amistad, a priori, se atragante con tanto dato como la película escupe sobre todo en la vertiginosa primera parte. Las excepciones de buenas biografías parciales en cine, como la de Milos Forman, Amadeus, no invalidan nuestro argumento: el género de la biografía necesita una extensión que solo la historia y/o la literatura pueden dar.
El lector que se interesa por la vida de un personaje en la actualidad se siente confuso ante lo que se le ofrece: o bien encuentra buenas y extensas biografías sobre el sujeto que busca, muy ligadas a los datos y documentos de los que ha dispuesto el biógrafo, o bien se encuentra ante una serie de novelas de las llamadas "históricas" en torno al personaje, en las que es imposible discernir qué es lo inventado por el novelista y qué aspectos de la vida fueron "reales" ( suficientemente documentados). De nuevo el cine nos da claros ejemplos de esta confusión entre biografías e imaginaciones: tanto "La hermana de Mozart", como "Copying Beethoven" son dos ingenuos y confusos acercamientos a las ricas y complejas vidas de los dos grandes compositores, Mozart y Beethoven, respectivamente. En ambas películas los directores o directoras se inventan el tema central del argumento, que no tiene nada que ver con la vida de ninguno de los dos compositores. Son dos ejemplos de películas falsas, que solo sirven para confundir, no para contar ninguna vida.
Distingamos, pues, entre las biografías noveladas (o novelas históricas) que no modifican ningún dato esencial del material histórico, y las novelas en las que un argumento imaginario es descrito en determinado contexto histórico. Sobre todo para que el lector sepa qué es lo que va a leer.
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