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La experiencia amatoria del poeta Alencart
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SOBRE 'UNA SOLA CARNE'

La experiencia amatoria del poeta Alencart

Actualizado 09/09/2017
Redacción

El académico y poeta chileno Juan Antonio Massone comenta la antología publicada por la Diputación de salamanca

Más que una palabra que sabe originar otras denominaciones importantes, el amor?invertido es Roma; trasegado es mora, ramo?sabe diseminarse en millares de vocablos y en otros tantos enfoques cuando habita en alguien. Su poder es una floración y una metamorfosis. Cunde, crece, regala elogios, admiraciones, en una sobreabundancia innecesaria de resaltar. Libra del mutismo y de la insignificancia. Más que decirse, es una confirmación.

Una larga tradición en nuestra lengua, y en todas, acaso, hace del amor uno de los motivos más recurrentes y más necesarios de expresar. Porque la experiencia amatoria porta en sí misma tensiones extremas: presencia o abandono. Le está vedado al poeta decir: más o menos.

Alfredo Pérez Alencart (1962), poeta nacido en Perú, aunque residente en Salamanca, España, lleva a cabo una obra personal importante, al mismo tiempo que anima encuentros internacionales de poetas y se brinda en variadas causas de buena humanidad.

Una sola carne es una antología de poemas suyos ?seleccionado por la profesora rumana Carmen Bulzan ?cuyo tema central es la experiencia amatoria. Los dibujos pertenecen a Miguel Elías, otro heraldo del arte, aportes de calidad y de calidez fraterna.

La experiencia central de estos poemas corresponde al júbilo del encuentro total que depara el amor. Para serlo, basta el instante, la prolongación de la sombra unificada en el festejo de los epitalamios que son sus textos. Desborda de ellos complacencia sensual, hallazgo sin orillas, encuentro de almas, todos los cuales proclaman esa confirmación del porque sí, tan propio del idioma forjado en el abrazo y en la perspectiva de alguien único, a la vez benéfico e indispensable: contraparte en un todo.

"Cada noche el vuelo, tacto mudo.

Cada día convicto de quererte.

Cada ayer trenzando lo por venir

Cada instante, tú, exacta criatura".

El rótulo del libro confirma el carácter unitario del amor, cuya curiosa matemática, es hacer uno a partir de dos; al mismo tiempo, reconoce en sí mismo el impulso de ilimitación, a despecho de las veleidades temporales, pues "El mundo puede ser/ un eclipse,/ pero la eternidad// somos nosotros".

Los poemas del amor son, de una vez, el silencio poblado de una presencia y la superabundancia de aludir, de enlazar, de festejar la tierra cuando se sabe anticipo de cielo.

Artículo publicado en el diario La Prensa (Chile, 7 de septiembre de 2017, p. 7)

SOBRE EL AUTOR

Juan Antonio Massone (Santiago de Chile, 1950). Poeta, ensayista y antólogo. Profesor de Castellano y magíster en Literatura por la Universidad Católica de Chile. Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua desde 1992. Actualmente imparte docencia en las universidades Católica de Chile, Andrés Bello, Santo Tomás y Católica de Valparaíso. Entre sus libros de poesía están: Nos poblamos de muertos en el tiempo (1976), Alguien hablará por mi silencio (1978), Las horas en el tiempo (1979), En voz alta (1983), Las siete palabras (1987), Poemas del amor joven (1989), A raíz de estar despierto (1995), Pedazos enteros (2000), Le doy mi palabra (2003), En el centro de tu nombre (2004) y La pequeña eternidad (2004). Ha publicado ensayos (sobre Borges o Rosa Cruchaga) y preparado antologías de Fray Luis de León, Humberto Díaz Casanueva, Quevedo, César Vallejo o Gabriela Mistral, por citar algunos.

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