Con mucho dolor hemos presenciado una vez más un acto abominable del terrorismo fundamentalista esta vez en Barcelona, la preciosa ciudad, capital de Cataluña. Ayer Madrid en 2004, más tarde Londres, Bruselas, Paris, Berlín , Manchester o Niza, todas las grandes ciudades europeas han sido atacadas por un nuevo terrorismo basado en una interpretación rigorista del Islam, el wahabismo.
Los terroristas no solo se reclaman como seguidores del auténtico Islam, sino que persiguen construir un nuevo mundo a la medida de su interpretación de la religión musulmana. Para esos terroristas, Europa y Estados Unidos simbolizan el mal absoluto, el nuevo Satán que hay que destruir para acabar con la decadencia moral del mundo e imponer después de esa purificación de sangre la verdadera religión musulmana.
Los ataques en las ciudades europeas son por tanto el deseo de acabar con un sistema corrupto basado en la democracia, la separación de la Iglesia y el Estado y las libertades individuales y colectivas. En su concepción teocrática del mundo donde la religión es la inspiración social, política y moral, Occidente y sus valores representa un mundo degenerado que se ha apartado de la religión verdadera, lo cual incluye igualmente al resto de las religiones del Libro, judíos y cristianos que para esos fanáticos fundamentalistas persisten en el error y no quieren convertirse.
El wahabismo como doctrina nacida en el siglo XVIII, apoyada por Arabia Saudita, representa una de las múltiples interpretaciones del Islam suni, no hay que olvidar que no existe realmente un Islam unificado como existe en el catolicismo, coexisten la mayoría suni, conocida como la gente de la Tradición, y una minoría chií, mayoritaria en Irán, seguidores de Alíi, yerno del profeta Mahomet y asesinado, estos defienden interpretaciones más flexibles de los textos musulmanes y junto a estas dos corrientes existen multitud de santones sobre todo en el norte de Africa con múltiples seguidores.
Los enfrentamientos entre sunies y chiíes no son nuevos y se remontan al origen del Islam y eso explica que hoy en día junto con los ataques en Europa y Estados Unidos de ese grupo terrorista fundamentalista que aspira a crear el Califato universal, exista también una guerra civil entre musulmanes, Arabi
a Saudí contra Irán y Qatar y en medio Siria, Irak, Paquistán y Afganistán donde se entrecruzan los intereses geoestratégicos occidentales con la guerra civil de raíz religiosa entre musulmanes y tambiénla lucha por el dominio político de Medio Oriente entre Turquia, Irán y Arabia Saudita.
Toda esta confusión lleva a mucha gente incluso de buena fe a señalar con el dedo a los practicantes de la religión musulmana como responsables de los execrables actos de terrorismo en una generalización vergonzosa. Los miembros de religión musulmana no son culpables de los actos terroristas aunque lo que los perpetran lo hagan en nombre de su visión del Islam. Dicho esto tampoco se justifican esas interpretaciones que reparten las culpas entre todos los ciudadanos de Europa y Estados Unidos con apelaciones ridículas al colonialismo, al hambre, a los intereses estratégicos de Occidente, o la venta de armas, etc. La idea de crear mala conciencia a los ciudadanos europeos y norteamericanos completamente inocentes de esos actos bárbaros es sencillamente indecente, lo diga quien lo diga, individuos u organizaciones sociales.
Una cosa debe quedar bien clara: los responsables de los atentados son los criminales que los han perpetrado, lo demás es justificar el hecho de que nos maten, "el buenismo" y lo políticamente correcto que tanto daño está haciendo sobre todo en las redes sociales nos está impidiendo comprender este nuevo terrorismo y combatirlo con eficacia, y no se acaba con este terrorismo de raíz religiosa islámica acudiendo sistemáticamente a la palabra islamofobia y al racismo para justificar el desacuerdo con actitudes, sermones y prácticas de la religión musulmana, sobre todo en relación con la mujer, que suponen un desprecio a nuestros valores morales y nuestras convicciones sociales.
Tengamos siempre claro que los ciudadanos que practican la religión musulmana no son culpables de los actos terroristas y no se les debe discriminar, sino integrar en nuestra sociedad democrática, pero al mismo tiempo combatamos con todas las medidas a nuestro alcance aquellas interpretaciones fundamentalistas de la religión islámica que dan justificación a esos atentados terribles e intentan destruir nuestros valores y nuestras libertades individuales y colectivas.
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