Cuando no se necesitan monumentos, plazas y catedrales para que Salamanca no pierda ni un ápice de su belleza
Atardece en Salamanca. En la Salamanca olvidada, en la Salamanca que se encuentra al otro lado del Tormes, "más allá del muro" (como se diría en cierta serie en emisión en estos tiempos) que cruza la Vía Helmántica entre el "puente de hierro" y el "puente blanco", en esa Salamanca sin plazas, catedrales y turistas, pero que es igual de salmantina y bella, valga la redundancia. Porque la belleza no depende del lugar, depende de los ojos que se encuentren en él.