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Las reglas del juego IV o como dejar de ser imbéciles
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Las reglas del juego IV o como dejar de ser imbéciles

Actualizado 18/08/2017
Manuel Rodríguez Fraile

En un pasaje de la increíble historia de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carrol, se puede leer el enigmático dialogo entre la propia Alicia y Cheshire, el Gato Sonriente:

  • ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
  • Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato.
  • No me importa mucho el sitio... ?respondió Alicia.
  • Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato.
  • ... siempre que llegue a alguna parte - añadió Alicia como explicación.
  • ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte - aseguró el Gato -, si caminas lo suficiente!

¿Qué camino queremos seguir para salir de la situación que se viven en muchos países en desarrollo? Pues como bien responde Cheshire, todo depende en gran parte del sitio al que queramos llegar, por tanto identificar ese lugar común es básico y en hacerlo sabiamente está el debate.

Con matices, podríamos admitir que el propósito de la Cooperación al Desarrollo es promover un progreso económico y social global, que sea sostenible y equitativo. Y ¿quién debe realizar esta tarea? Pues una gran cantidad y variedad de actores, entre los que se pueden encontrar particulares, colectivos, empresas, asociaciones, fundaciones, universidades, entidades públicas nacionales e internacionales. Todos pueden y deben aportar en esta ingente tarea bien financiado acciones, diseñándolas, realizándolas o facilitando los caminos que se deben transitar obligatoriamentLas reglas del juego IV o como dejar de ser imbéciles | Imagen 1e para alcanzar el objetivo último. Y es en este último aspecto, los caminos, en el que quiero detenerme.

La participación en el diseño, ejecución y supervisión de políticas públicas es un derecho ciudadano por eso la acción política es cosa de todos, aquí como señalaba Bertolt Brecht no vale decir paso: El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el muy imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y pero de los bandidos que es el político corrupto y el lacayo de las empresas nacionales y multinacionales. Palabras, lamentablemente, en plena vigencia. De esa ignorancia del imbécil al que no le importa mucho el sitio a dónde quiere ir, deriva pasividad, el pecado por omisión.

Leyes y reglamentos garantizan derechos y habilitar herramientas para exigirlos, son nuestras reglas del juego, por eso además de la acción directa sobre los efectos de la injustica y la pobreza, la Cooperación al Desarrollo y todos sus actores, tienen la obligación de actuar sobre las causas, sobre las reglas de juego injustas de que se alimentan. No se puede únicamente dar analgésicos para el dolor, que también necesario, es indispensable identificar la causa o causas que lo producen y erradicarlas, sólo así evitaremos que se repita.

Las reglas del juego las sancionan los gobiernos, los poderes legislativos, pero todos las diseñamos o consentimos con nuestros votos, y si no nos gustan tenemos la capacidad de cambiarlas o al menos así se supone que debe ser en los Estados de Derecho.

Un método eficaz de participar en el proceso de cambio de dirección en lo público, también en Cooperación, es sin duda la incidencia política, entendiendo por tal el proceso que lleva a cabo un individuo o un grupo con el fin de influir sobre las políticas públicas y las decisiones de asignación de recursos dentro de los sistemas políticos, económicos, sociales e institucionales, pudiendo estar motivado por principios morales, éticos, altruistas, o de propia convicción o, simplemente, orientado a proteger un activo de interés o un colectivo[i].

La incidencia política es, en su más noble sentido, el fruto de la movilización social. Como resultado de ella hoy gozamos de derechos sociales, políticos y económicos, pero muchos millones de personas en el mundo no pueden ni exigirlos ni ejercerlos, porque unas reglas de juego injustas se lo impiden. Cambiarlas es tarea de todos, no olvidemos que además jugar al mismo juego, todos los hacemos en el mismo equipo y el marcador es incierto.

No se trata de ser catedráticos o licenciados políticos, de dedicarnos al ejercicio de la actividad política a tiempo completo, se trata de dejar de ser analfabetos, o lo que es lo mismo de dejar de ser imbéciles, si me lo permiten.

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