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El homenaje a Basilio Martín Patino a pie de calle
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último reconocimiento

El homenaje a Basilio Martín Patino a pie de calle

Actualizado 13/08/2017
Charo Alonso

Gracias a Javier Tolentino y a ZOES, al empeño de Charo García Diego y al barrio del Oeste, hace unas semanas se rendía tributo al cineasta

Reproducimos un artículo de Charo Alonso publicado el 15 de julio de 2017. Fue el último homenaje a Basilio Martín Patino.

Los salmantinos, seamos de donde seamos, somos del Barrio del Oeste. Estamos orgullosos del Barrio del Oeste. Ahí donde todo, hasta los jardines, no se tiene, pero se inventa. Ahí donde la fuerza vecinal hace volar grullas de colores, tiñe de lanas los bancos, llena las fuentes de reivindicación y las paredes de recordatorios necesarios. Ahí donde la galería urbana transforma el metal, el asfalto, el ladrillo y la mentalidad de una gente participativa, alegre, llena de vida y de cultura.

Llena de encuentro y de terraza cálida, de huecos de ascensor donde hay música y paredes donde se proyecta el cine salmantino. Es una nueva forma de hacer barrio, de hacer gente, de hacer cultura, la de Inma Cid, la de la radio de Elena Martín Morollón, nombres que representan muchas manos, manos que se alzan para enorgullecernos a todos. Somos del oeste, estamos al oeste de lo posible. Por eso se siente tan bien entre sus paredes Javier Tolentino. Por eso lo llena de cine en La Salchichería? el cine épico, valiente, fortísimo de Jonathan Cenzual que nos sobrecoge a todos. El cine valiente de Jabuba Producciones, el cine universal de David Gómez Rollán, el cine social de Carmen Comadrán, el cine necesario y diferente de Pablo Moreno. Qué cine valiente, joven, recién estrenado se hace en Salamanca, qué cine sin complejos, que rompe fronteras, géneros, proyectos, faltas de dinero y miedos.

Cine en el barrio, cine en la calle de verano. Cine de Salamanca. Cine venido de la mano, de la voz de Javier Tolentino y del empeño de una organizadora cultural nacida en el barrio, Charo García Diego. Cine que nos recuerda que nació en Lumbrales quien puso el nombre de Salamanca en el cine: Basilio Martín Patino. Hijo de maestros, salmantino de calle, de letras, de libros, de novelas, teatro en el TEU, en esa Salamanca académica que se llenaba de humo en las Primeras Conversaciones Cinematográficas Salmantinas. Cine en el cine club, ese que enseñó a casi un niño Javier Tolentino que había algo más allá de El Zorro, Tolentino que escribió sus primeras crónicas cinematográficas para Basilio Martín Patino, quien le pidió que se las llevara a El Adelanto. Historia de una ciudad quizás desagradecida, lenta en reconocer a los suyos, al maestro de las Cartas a Berta, el de los paraísos perdidos junto con una Charo López que también merece reconocimiento. Pero hoy, gracias a Javier Tolentino y a ZOES, al empeño de Charo García Diego y a este barrio valiente, el reconocimiento al cine de Martín Patino se hace en la calle, como a él le gusta, al calor del verano y de la valentía. Porque su última película es un ejercicio de valentía.

Valentía para hablar de canciones después de una guerra, de verdugos, de caudillos, de gentes arrojadas de su tierra de Traguntía. Valentía para ser coherente, para seguir amontonando artilugios de cine que nos enseñan el juego con el que alimentamos el séptimo vicio. Valentía de ser salmantino universal, llevando el cine y la marca de Salamanca la blanca más allá de Octavia, más allá de ese Madrid que también es Martín Patino. Valentía para rodar ese documental que dice más que la ficción y que es un ejercicio no solo de valentía, sino de alegría.

Libre te quiero, cantaba Amancio Prada con versos de Agustín García Calvo. Y libre era Patino para grabar el movimiento del 15 M en la Puerta del Sol y convertirlo en historia a través del color, del calor, de la música y de las descarnadas imágenes, durísimas, de los enfrentamientos con la policía. Utopía y realidad, magia, música, gente anónima llenando las calles que ahora se llenan de propuestas novedosas en este Barrios del Oeste. Ningún lugar mejor para poner esta película que el Oeste, el valiente, el original, el atrevido, despierto, juguetón barrio del Oeste con su colmado transformado en bar, su color, su recuerdo a la radio, su afecto por la literatura, por el encuentro, por la alegría. Exhibir esta película, este documental tan real que nos parece ficticio es un ejercicio no solo de libertad, sino de memoria necesaria. La que tiene Javier Tolentino, la que acoge con los brazos abiertos Inma Cid en representación del barrio. Cine en las paredes blancas de la Salchichería al cuidado de Gustavo, al mimo de Pepe Lomo. Cine valiente, joven, heredero de Chema de la Peña y de Gabriel Velázquez, cine político, cine social, cine valiente, cine que va más allá. Cine que se nutre de la raíz, necesaria, reivindicada mil veces, de una voz original y propia que es la de Basilio Martín Patino. A quien corresponda, Basilio no solo merece el Honoris Causa que ya le dio la Universidad, merece el reconocimiento de la ciudad, la proyección de su obra, el conocimiento de sus películas. Y eso hemos hecho en este barrio de todos, de este barrio libre y original: reivindicar la coherencia, la obra magistral, la belleza, la verdad pegada a la tierra, documental, del cine de Martín Patino. Y todo desde la voz de Javier Tolentino. Y todo en el Oeste de la mano de ZOES. Estamos, libres, en el buen camino.

Fotografías: Carmen Borrego.

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