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El éxito de una película hecha en Salamanca
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el pastor

El éxito de una película hecha en Salamanca

Actualizado 11/08/2017
Charo Alonso

Gran respuesta del público en el pase especial de esta producción premiada en numerosos festivales cinematográficos

Se nos ha olvidado lo que es una sala de cine grande? y llena. Impresiona, impresiona la enorme pantalla donde se suceden los cielos bellísimo de La Armuña, donde los primeros planos de los personajes nos acercan cada vez más a la tragedia del desenlace. 'El Pastor' de Jonathan Cenzual Burley no es solo una película excepcional considerada por el crítico de cine de Radio Nacional, Javier Tolentino, una de las mejores del año. Es sencillamente, un milagro, el milagro del empeño de un hombre joven y pleno de talento, Cenzual Burley, que ha conseguido narrar una historia universal de avaricia a través de los infinitos cielos de su tierra y de unos personajes a quienes toda Salamanca reconocemos, amamos y ahora, admiramos mucho más.

"Jonathan es un hombre de mundo que tiene muy claras sus raíces", para Pablo Málaga, director, actor, hombre de teatro salmantino, la exigencia del joven director salmantino, la claridad a la hora de proyectar su historia, fue determinante para participar en un proyecto que tiene a Miguel Martín como personaje principal. Un hombre de campo, firmemente asido a sus raíces, que se niega a vender su tierra y a cambiar su estilo de vida. Sin embargo, para Cenzual, no se trata de un asunto de buenos y malos, sino de esa gama de grises exquisitamente retratada en los rostros de los actores. Cielos infinitos y rostros próximos y curtidos. Cámara que recorre el campo "Nunca me aburro de la inmensidad que tiene la tierra de la Armuña", dijo el director en el coloquio posterior en el que el público, ya liberado de la tensión dramática del final de la película, pudo disfrutar del humor de su protagonista y de las múltiples anécdotas del rodaje.

Hay en esta película salmantina "Qué ganas teníamos de que vierais la película" dijo inmediatamente Miguel Martín, el pastor de una historia que nos mantuvo a todos aferrados a la esperanza de que, por una vez, ganaran los buenos; una inmensa sensación de grandeza. Grandeza en estos cielos que, de la luz y el azul acogedor, pasan a la oscuridad opresora cuando el personaje es asediado por la codicia. Grandeza en las interpretaciones de los actores ?excepcional Alfonso Mendiguchía-, grandeza en el minucioso relato de cada gesto de un metódico protagonista, grandeza en el trabajo de un equipo que ha conseguido levantar, sobre la palma de su mano, a la manera unamuniana, una obra maestra que cosecha éxitos en todos los festivales y que se está revelando como un descubrimiento para el público europeo. Grandeza que se vio recompensada por el apoyo de una ciudad que asistió al cine deseosa de disfrutar por una vez de lo nuestro, del paisaje y del paisanaje que tan certeramente ha retratado Jonathan Cenzual. Un director de cine que, en un ejercicio de talento, técnica y sabiduría, nos ha puesto delante un espejo para mostrar lo esperpéntico de esta sociedad que arrasa con aquello que no se deja dominar, y que convierte a los hombres en lobos para otros hombres, víctimas todos de esa avaricia sutil que va carcomiendo poco a poco el paisaje rural cercano a las ciudades.

Valentía de quien se sobrepone, como el protagonista de la película, a todas las dificultades y tiene el gusto de llenar un cine, ese cine comercial que quizás no apoya cierto tipo de proyectos y que se vio desbordado felizmente por quienes quisimos disfrutar, reflexionar con "El Pastor". Y es bajo estos cielos inquebrantables de La Armuña salmantina donde contemplamos no solo un retrato de nuestra propia realidad, desde lo pequeño, desde esa tensión cada vez más fuerte, a la manera de Delibes, el poeta de lo pequeño, de la caza, de la mirada del perro, del paso de las ovejas? sino una manera de estar en el mundo, ética, plena de poesía y de verdad.

Sencillamente, Javier Tolentino, tienes razón, en esta película no solo se respira el hálito aferrado a la tierra, casi documental, de Basilio Martín Patino, sino el genio que, en ocasiones, las grandes compañías de distribución comercial sienten incómodo. El cine estaba lleno y el público, entregado. Esa es la verdadera respuesta mientras a todos nos cubren el manto del cielo, las nubes de Jonathan Cenzual, las maneras contenidas, heroicas de su protagonista rodeado del amor de quien le ama. Cine que emociona, cine que denuncia, cine que nos devuelve el amor por el cine.

Charo Alonso.

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