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Ética y poética de una librería: Hydria, estancias del corazón
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entrevista a José Rodríguez Iglesias, Suso

Ética y poética de una librería: Hydria, estancias del corazón

Actualizado 05/08/2017
Charo Alonso

La Salamanca de la memoria tiene sus mapas que se nombran con el corazón. Por eso La Plaza de la Fuente se llama "El Caño Mamarón" y ahí abajo estará siempre el letrero de color violeta de la librería Hydria. José Rodríguez Iglesias, Suso, tiene la réplica breve, la voz grave que sale de lo más profundo de nuestra memoria, envuelta en el humo del encuentro, la lentitud de la sabiduría, la sonrisa ecuánime de quien se enfrenta a la adversidad con la alegría del estoico, con la seguridad del hombre absolutamente íntegro. La suya es la grandeza no solo de su estatura, sino del respeto y del afecto de quienes le conocemos, que somos, como los demonios, legión. La Salamanca imprescindible. La auténtica Salamanca letrada, viva, plena de páginas en la que la que nos encontramos hojeando los trabajos y los días.

Suso -La primera librería la pusimos en la calle Arapiles, era un local donde vendíamos libros y piezas de barro. En aquella época se recuperaron muchas cosas, entre ellas la cerámica. Allí hasta se podía tomar una infusión.

Charo Alonso -¿Cómo sabe uno, acabada la carrera de filosofía, que tienes vocación de librero?

-No te viene la iluminación, la verdad es que lo supe desde siempre, desde pequeño, porque nuestros padres eran maestros y siempre nos regalaban libros, lo que entonces no era algo tan al uso como ahora. Recuerdo un libro maravilloso que eran las obras completas de Chesterton. Vinimos de Astorga a hacer el último curso de bachillerato ahí donde estaba la facultad de físicas, y tras la carrera, el local de la calle Arapiles y el de La Plaza de la Fuente en el 1981.

-¿Cómo habéis conseguido Sesé, tu hermano y tú hacer amigos de los clientes?

-Eso te lo da el cliente. Quizás es que como ahora se está perdiendo lo que llamábamos antes la rebotica, lo valoramos más. La librería me ha permitido hacer amigos de todas las edades, han venido a vernos gentes de todas partes y de toda edad para despedirse aprovechando el fin de semana. Eso no tiene precio. Mi hermano, aunque no está tan de cara al público y yo estamos emocionados.

-Suso, quizás tenga que ver con vender libros, historias? y hacerlo desde el conocimiento y la sabiduría?

-No, creo que puedes tener una zapatería y también tener esa cercanía, ese valor del trato, esta cercanía de la tienda de barrio. En cualquier parte te puedes sentir a gusto siempre que no sea un trato frío.

-Hydria ha sido un lugar de encuentro de tantas cosas, música, libros, teatro? ¿Cómo has trabajado con tantos artistas?

-Muy bien, con mucho agradecimiento. Es verdad que hay egos, no por escribir, por hacer arte eres más que? pero el balance general es bueno y yo, con respecto a las actividades de la librería nunca le he dicho a nadie que no, excepto por contadas cuestiones ideológicas muy fuertes. La puerta estaba siempre abierta para quien nos lo pidiera.

-Después del cierre de Cervantes no podemos creer que desaparezca otra librería.

-Las cosas no van a ser como eran, es cierto. Algo está pasando y no me agrada lo que está pasando. La ciudad se está deshumanizando, lo que está perdiendo Salamanca es lugares de encuentro humanos, y lo digo con imparcialidad, viendo que hay ciertas propuestas que ya no tienen cabida. No me queda más que desear a todos los excelentes libreros que siguen trabajando aquí que sigan, que no es poco, y a los clientes que peleen, que no vale todo, que exijan.

-¿De quién es la culpa? ¿De Amazon?

-En cierto modo, y lo tengo clarísimo. Pides algo que no lo ves a una empresa que maltrata a sus trabajadores y que no paga impuestos. Yo pago mis impuestos, y con todas mis limitaciones vivo en la ciudad, consumo, pertenezco a este tejido? con Amazon estamos sirviéndonos de un ente casi etéreo que está acaparándolo todo, desparecen las tiendas y ese entramado de cercanía que ya no tenemos.

-Habrá otras causas también para esa drástica caída de la actividad de las librerías?

-Claro, no fijamos gente, hay menos clientes y aunque el libro impreso no desaparecerá, el mercado está cometiendo errores como producir mucho al coste que sea, esté bien, mal o regular? Las grandes empresas editoriales hacen cosas que no les benefician. Esa producción tan enorme, novedades que no puedes ni gestionar? Recuerdo siempre al profesor de historia del derecho, un lector exquisito de siempre que a mí me ha enseñado mucho. Llevaba un tiempo sin venir y estaba tan sorprendido viendo esa cantidad de novedades que dijo algo muy cierto "Cómo se va a leer si todo el mundo está escribiendo".

-Reconoce que todos los modelos de negocio cambian.

-Es cierto, aquellas editoriales como ANAYA que eran negocios familiares y con los que tenías una cercanía se vuelven entes a los que no ves. No critico los cambios, sino el que se acabe con un objeto físico en el que trabajan muchas personas, un objeto que se demanda y que se debe cuidar, que merece un oficio, aquello de la cosa bien hecha porque no, no vale todo.

Carmen Borrego -Ese es mi terreno, mi hijo de pequeño olía los libros y si le olían bien, decía "este promete". Debe ser lo de criarse con tintas y con una madre que coge el libro, ve la portada, lo abre, lo huele, lo aprecia en su totalidad?

-Claro, el libro como objeto bien hecho. Un trabajo que ahora están haciendo las pequeñas editoriales que cuidan mucho el diseño y a las que hay que defender porque tienen ese amor al libro.

-Suso ¿Cuántos libros tiene en su casa un librero?

-Muchos, pero no los he contado, ni me lo planteo. Llegan, los regalo, los doy? no sé, no sé cuántos tengo.

-Siempre se ha dicho que eres una persona que conoce bien los libros que vende, un librero que lee, que recomienda, que analiza? ¿Cómo lo has conseguido?

-Eso viene de tener grandes lectores como amigos y clientes. Me fío de ellos, utilizo lo que me dicen sin pagar derechos de autor. Yo no lo puedo leer todo y me fío totalmente de alguien que ya ha leído el libro, hablamos del tema, discutimos, y ahora como me dijo un amigo cliente ¿Adónde vamos a pegar la hebra?

-Suso ¿Adónde? Ya te extraño, rodeado de libros, diciéndome llévate este, deja ese.

-Siempre nos quedarán los bares, como dice la canción, nos veremos en los bares. Yo no siento esto como un final. Las preocupaciones han venido antes, el día que puse el cartel de cierre se me desbloqueó la cabeza. De verdad, estoy muy bien. A mí lo único que me ha dado la librería en estos 38 años son satisfacciones, las dificultades las he olvidado.

-El nombre es una palabra griega que designa a un ánfora de dos asas para el agua, una palabra que te gustó ¿Y el color violeta?

-Eso fue una novia de mi hermano Sesé que trabajó con nosotros y que era muy feminista. Ella eligió el color violeta que también es un color que me encanta. Las letras de la librería las pintó Aníbal Núñez con toda su paciencia.

-Al lado de la librería violeta, Carletes haciendo lectores nuevos?

-Carletes fue la tercera librería enteramente infantil que se abrió en Salamanca hace veinte años. Y a propósito de lectores nuevos yo todavía no puedo entender cómo se cerró la Fundación Sánchez Ruipérez, la labor que hacía en esta ciudad, la cantidad enorme de gente que ha formado en la lectura.

-¿Qué responsabilidad tiene en estos cierres la Administración?

-Lo primero que tenemos que recordar es que son negocios. El cierre de tiendas emblemáticas de la ciudad como Cervantes, Mantequerías Paco, La Religiosa? tantas, son cierres de negocios. Es cierto que en el caso de las librerías las administraciones dejaron de hacer compras de forma institucional. La crisis ha costado y cuesta sangre y no se tiene dinero para comprar libros para colegios, institutos, la universidad... Cierto que los clientes, los nuestros, han sido muy fieles y nos han mantenido hasta que ya no se puede más.

-Y han venido a despedirse?

-Sí, te sientes muy arropado, sientes que hay algo ahí. Sabes que no conoces a mucha gente que entra en la librería, pero hasta clientes ocasionales han venido a decirme, por ejemplo, que les encantó un libro que compraron en navidades.

-Hablábamos de la responsabilidad de la Administración.

-La Administración, ya que protege a las grandes empresas, también debería hacer lo propio con las pequeñas, con el autónomo, con esas pequeñas editoriales que ahora están defendiendo el libro y que tienen un gran esmero a la hora de editar y a las que no les vale cualquier cosa.

-Una editorial como Lastura, que es ejemplar en su cuidado de los títulos.

-Por ejemplo, son gente que tiene el oficio y el gusto, porque hay que hacer las cosas bien, no vale todo, el libro tiene que estar bien hecho, bien vendido. De diez o quince años a esta parte son ellos los que están en la defensa del libro, pero claro, si desaparecen las pequeñas librerías los títulos de estas editoriales no tienen cabida en las grandes superficies, por ejemplo.

-Tú tienes las novedades casposas bien cerca de la puerta para que salgan antes?

-Benditas novedades casposas, ese es el libro fácil porque no lo vendes, te lo compran.

-A lo largo de estos años, mucha gente que ha trabajado contigo ha puesto librerías? ¿Cómo se enseña a alguien a ser librero? Librero de verdad, de los que leen, aconsejan, hacen crítica literaria y hasta psicología.

-No lo sé, con el ejemplo, con el día a día. Yo siempre he sido el primero que he entrado en la librería a abrir, a limpiar, a estar ahí, sesenta horas a la semana, trabajando con gusto. Eso es lo único que he podido enseñar si es que alguien ha aprendido algo de nosotros.

-Suso ¿Por qué la gente no lee? Hablo hasta de los universitarios?

-No se lee porque no estamos acostumbrados a leer. Y vivimos una época de crisis, los universitarios tienen manuales caros y bastante es que sus familias le paguen la matrícula y la comida, por eso recurren a otros sistemas aunque hay muy buenas librerías en el campus. En general sentimos todos que la universidad en Salamanca vive de espaldas a la ciudad, y que está perdiendo muchas cosas por no invertir en material humano, en investigación. La universidad está un poco despistada y celebra su aniversario con Barceló, que habrá tenido mucha repercusión, cierto, pero lo importante es invertir en becas, en un modelo que no haga que la gente no vea ningún futuro en quedarse aquí. Hay que cuidar a la gente, y luego, hacer otras cosas, pero estas facultades emblemáticas de Salamanca están perdiendo terreno.

-Por suerte y como bien sabéis, el niño pequeño sí lee?

-Es fantástico, para mí las mejores actividades de la librería ¡Y últimamente he podido contar casi unas doscientas! han sido con niños. No hay público mejor.

-El resto de las actividades, música, presentaciones empiezan a ser muy importantes y no solo en las librerías ¿Qué te parece esta profliferación de espacios?

-Me parece bien, aunque su lugar natural es la librería. Hay muchas actividades culturales en Salamanca, y muchas en la provincia, en barrios como el del Oeste. Actividades que dependen del trabajo de unas pocas personas, como en el caso del festival de Béjar? por suerte las administraciones están siendo receptivas y si se piden, dan ayudas aunque sean pequeñas? hay que crear una inercia en la que haya gente que tenga ideas y la administración ayude para que se lleven a la práctica. Hay mucho y bueno y no hay que olvidar que, por ejemplo, tenemos una Feria del Libro que es una de las mejores del país, con diferencia.

-Suso, habéis criado a toda una generación de lectores. Ir a la librería era un ritual, hablar contigo, pasar el rato viendo libros, marcharse con el envoltorio violeta, feliz por el hallazgo. Lo tuyo no era un negocio, sino una pasión.

-Es verdad. Esa es una de las satisfacciones de la librería, haber tenido a los hijos de los lectores como lectores. Y sí, lo hemos vivido como un espacio de amigos, y ahora lo seguiremos siendo. Nos seguiremos viendo.

"Los libros me hicieron un mundo, al que he intentado que este se parezca", la cita del poeta profesor Julio Vélez, amigo y cliente de Suso, nos recuerda que hay otra forma de vivir la belleza, el conocimiento, el encuentro. Y que un buen libro, aunque lo cerremos, pervive en el corazón del lector que lo ha vivido. Como vivimos y viviremos la historia de una librería cuyo cartel pintó un poeta, Aníbal Núñez, representante de esa ciudad del corazón que tiene sus propios mapas y sus propios protagonistas. Suso es uno de ellos, la voz que sabe y que sale de dentro. Espacios del corazón, tinta en la sangre con la que no se escriben las despedidas, sino las citas, los versos y los renglones del agradecimiento. Ahí, en la bitácora del corazón, ese que recalamos, al abrigo de este hombre sabio, en la cálida quietud de nuestras librerías.

Fotografía: Carmen Borrego

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