Con 18 detenidos, ha quedado desmantelada la organización de proxenetas de origen nigeriano en las provincias de Madrid, Málaga y Barcelona
Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal de origen nigeriano dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y al favorecimiento de la inmigración ilegal. La investigación se inició hace un año gracias a dos denuncias anónimas recibidas el mismo día en el teléfono de lucha contra la trata, 900 105 090, en las que dos ciudadanos manifestaban que varias menores de edad estaban ejerciendo la prostitución en las inmediaciones del polígono industrial de Guadalhorce en Málaga. El operativo final desplegado en Málaga, Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y en las localidades madrileñas de Fuenlabrada y Leganés culminó con la práctica de nueve. En la operación han sido detenidas 18 personas y 15 mujeres víctimas de explotación sexual, cinco de ellas menores de edad, han sido liberadas.
La red contaba con además con una fuerte infraestructura en Europa por los países por los que transitaban las mujeres -Italia, Alemania, Austria- así como en Nigeria, que le permitía captar a las mujeres en el país africano y trasladarlas hasta su destino final en España para ser explotadas sexualmente.
La trama captaba a sus víctimas entre potenciales inmigrantes de los estratos sociales y económicos más bajos en Nigeria; Una vez seleccionadas y reclutadas, antes de emprender el viaje y con el fin de doblegar por completo la voluntad, las mujeres eran sometidas a rituales de vudú, "yuyu" o "magia negra": prácticas supuestamente mágicas o de brujería en las que se sacrifican animales y que se realizan a modo de pacto
entre la organización y la víctima. El tratante se compromete a organizar el viaje y financiar los gastos derivados del mismo y las mujeres prometen obediencia bajo la amenaza de su muerte o la de sus familiares, así como pagar la deuda y no acudir a la policía ni delatar a los tratantes.
A continuación, la organización trasladaba a las mujeres desde Nigeria hasta su destino final; para ello utilizaba distintas vías ?principalmente la aérea- haciendo escala en otros países europeos como Italia, Alemania o Austria. Utilizaban indistintamente documentación falsa o indebidamente expedida y en algún caso perteneciente a una tercera persona que residía legalmente en algún país de la Unión Europea a la que usurpaban la identidad.
Una vez en España, las víctimas eran informadas del total de la deuda contraída con la organización y sometidas al ejercicio coactivo de la prostitución hasta saldarla por completo, siendo obligadas a ejercerla durante interminables jornadas de trabajo en la vía pública.
Durante el viaje eran acompañadas en todo momento por integrantes de la red que, además de facilitarles la documentación necesaria y ejercer todo el tiempo un control total sobre ellas, las aleccionaban sobre cómo debían actuar a su llegada a los puestos fronterizos para conseguir entrar en el país.
Según las pesquisas, cuando llegaban a España las víctimas se encontraban en una situación de absoluta dependencia de los explotadores al carecer de cualquier documentación válida, desconocer el idioma, la cultura, la legislación y además de desconfiar de la policía. Todo esto unido al miedo a represalias por parte de los explotadores y a ser expulsadas a su país de origen, les impedía denunciar su situación a las autoridades, continuando así en el ejercicio de la prostitución como única forma de ganarse la vida.
En el trascurso de las investigaciones, los agentes constataron que la red investigada era una organización criminal perfectamente estructurada con un reparto de papeles claramente definido. Así, mientras unos se dedicaban a la captación y reclutamiento de las mujeres en el país de origen, otros, conocidos como "conection man", se hacían cargo de las victimas en los países intermedios.
Las víctimas eran vigiladas permanentemente por un controlador: la persona encargada de ejercer el control directo sobre las victimas durante su explotación, trabajando para el explotador a sueldo o mediante comisión a cuenta de las ganancias obtenidas por los servicios sexuales. El explotador era el responsable de recaudar diariamente todo el dinero obtenido por cada una de ellas, llegando a amenazarlas e incluso a agredirlas físicamente si algún día no conseguían dinero.
Esta operación, enmarcada en el Plan Policial contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, ha permitido la desarticulación de todo el entramado de la organización afincado en España, concretamente en Málaga ?centro de operaciones- Madrid y Barcelona, y la detención de 18 personas como presuntos responsables de los delitos de trata de seres humanos, relativos a la prostitución y corrupción de menores, contra el derecho de los ciudadanos extranjeros, relativos a la prostitución y pertenencia a grupo criminal.
Entre los integrantes arrestados se encuentra la cabecilla de la organización, una mujer nacida en Nigeria hace 30 años que desempeñaba tanto el papel de captadora como el de explotadora. La arrestada aprovechaba sus frecuentes viajes al continente africado para captar a sus víctimas y posteriormente explotarlas sexualmente en España.