Referéndum por la incompetencia

Ya no sé si es por falta de ideas o por falta de inteligencia, pero la verdad es que cansa. Cansa ver como un Gobierno autonómico, en solitario y sin ningún tipo de apoyo oficial, ni nacional ni internacional (y no será por intentos?), se enfrenta a una batalla que sabe que va a perder. Y se enfrenta remando en contra, primeramente, de la legalidad y la Constitución españolas y, además, de la voluntad de los catalanes, que no quieren independizarse de España.

Hay que tener los pies en la tierra y saber ver con objetividad la realidad. Y la realidad es que se cuentan por cientos las empresas que han dejado Cataluña en estos meses, y las nuevas inversiones que se han dejado de producir por la deriva independentista.

La realidad es que una hipotética independencia de Cataluña no solo la aislaría, en todos los aspectos, del resto del mundo, sino que provocaría su debacle económica y social en un tiempo mínimo.

La realidad es, aunque no se atreven a reconocerlo, que un partido minoritario y anticapitalista, como son las CUP, están manejando a su antojo a lo que ya, más que un Presidente, me atrevo a calificar de "títere de la política catalana".

Este año se conmemoran varios acontecimientos muy relevantes en la Historia de España, que han marcado lo que hoy somos. Se cumplen 40 años de las primeras elecciones democráticas, también para Cataluña, en que se comenzaron a fraguar los cimientos de una Constitución, la de 1978, en que importantes políticos catalanes aportaron su visión de una nueva España, libre y democrática.

Y también se cumplen 25 años de los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1992 la ciudad condal se convirtió en un escenario de proyección internacional en que España se mostraba unida, como anfitriona de tan relevante acontecimiento mundial. Una unidad que, por desgracia, hoy se echa mucho en falta.

Hemos de mirar al pasado con perspectiva, aprender de los errores y, sobre todo, rectificar para seguir avanzando en la buena dirección y no volver a cometerlos.

No podemos dejar que los caprichos personales, las ansias de unos pocos y la voluntad de aquellos que quieren romper con todo lo establecido se impongan. Porque no nos vendemos los ojos: el 1 de octubre se podría producir una votación, sí. ¿Pero y el día 2 que pasaría? ¿Acaso iba a cambiar todo de la noche a la mañana?

El ansiado referéndum por la independencia y para la consecución de la "República catalana" no es más que una utopía, una mala utopía diría yo, a la que aspiran unos cuantos necios que, al no tener otra causa por la que luchar, se aferran a esta con todas sus fuerzas, pues ven en ella la última oportunidad de ser algo.

España como pueblo, y el Gobierno como representante democrático del conjunto de la Nación, no consentirán que se sobrepase el límite marcado por la Constitución: no va a haber referéndum por la independencia el 1 de octubre, ni lo habrá mientras partidos constitucionalistas estén al frente del país. Aunque claro, cuesta ya mucho saber cuáles son hoy los partidos constitucionalistas.

No se tolerarán más desacatos y más incumplimientos de las leyes. Lo que Puigdemont no sabe todavía es que el pulso que le está echando al Estado de Derecho hace mucho tiempo que lo ha perdido.

Así que con humildad le pido desde aquí que deje de malgastar el tiempo de los españoles y el dinero público y que se dedique a las labores que tiene encomendadas legalmente, que son muchas y las tiene pendientes desde hace demasiado tiempo.