¡Aseguremos nuestra DIGNIDAD!

Si abrimos el "Maria Moliner" y nos centramos en su etimología, la palabra dignidad tiene su origen en el latín "dignitas", una cualidad que expresa el valor intrínseco del ser humano. Por otra parte, el adjetivo del latín "dignus" exhorta el valor de alguien como ser humano.

Pero dejando al margen su significado originario, debemos recordar que durante la civilización romana, cuando las instituciones del Imperio enviaban a uno de sus representantes a otro territorio lo llamaban dignatario, por ello personificaba la dignidad de Roma.

DIGNIDAD es aquel valor que nos hace sentir valiosos y al otro, que nos observa y que nos ve también, le produce la misma sensación, sin que en esa percepción propia o de los otros medie alguna razón vinculada a lo material o social.

La dignidad es un valor esencial y eminente que cualquier ser humano puede contribuir a desarrollar a través de sus acciones y comportamiento, hasta su exaltación, independientemente de la situación económica, social, cultural o ideológica que tal o cual persona presente, porque para la dignidad no importa lo que pienso, sino lo qué hago con ese pensamiento.

Ser una persona digna supone un arduo esfuerzo; hay que tener el comportamiento y la actuación ecuánime en todas las esferas de la vida, tanto personal como profesional, con honestidad, haciéndose respetar, sin importar dejar en el camino relaciones, objetivos personales materiales o no, eligiendo el comportamiento sin vaivenes.

Cada persona, lleva implícita la dignidad, por eso no entiende de jerarquías sociales ni económicas, ni culturales, ni sentimentales, ni?la idea de dignidad implica el respeto por el mero hecho de ser persona.

Y en ese respeto va implícito el reconocimiento y la solución cada cual con sus posibilidades a los graves problemas que nos asolan y ante los cuales sólo subimos el tono en la barra de los bares y porque la música está muy alta, no porque el problema nos contravenga más allá de nuestro dedo gordo.

No es ninguna frivolidad, desde mi situación de oteador, poner encima de la mesa las desigualdades entre los llamados primero, segundo o tercer mundo (ya no hay que coger el avión, podemos ir andando); o la representación política en clave de teatro convirtiendo el escenario democrático en un mercado de fin de semana, directamente relacionado al medio de comunicación que manche su papel o su pantalla con los caracteres de escritura.

¿Hay algún vector que atraviese las políticas, los países, las divisiones este/oeste y norte/sur? Sí, varios. Pero el más importante es la educación, que implica la adquisición de la capacidad de vivir en comunidad, que es la única forma de existencia de la especie humana.

¿Podemos afirmar algo que sea útil o significativo para todo el género humano desde la educación? Sí. La dignidad es el pilar básico del resto de los valores humanos.

Educar en la dignidad significa fortalecernos contra las situaciones de sometimiento, de dependencia patológica, de indefensión aprendida, etc., vacunarnos contra la cobardía y la subordinación ante la injusticia.

El sentimiento de dignidad implica un valor supremo que no sólo hay que mantener durante toda la vida (y hasta frente a la muerte), sino también la obligación de cultivarlo, de acrecentarlo, de transmitirlo ?y está claro que en algún sitio se ha ido cortando la cadena, o quizás, nunca existió.