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Un rayo de Lagunilla
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obituario

Un rayo de Lagunilla

Actualizado 18/07/2017
Paco Cañamero

Sánchez Paraíso se ganó su leyenda y admiración por su velocidad endiablada sobre los tartán de las mejores pistas del mundo

Sánchez Paraíso se ganó su leyenda y admiración por su velocidad endiablada sobre los tartán de las mejores pistas del mundo. Sus enormes zancadas fueron aclamadas en medio planeta y hasta un bien día aquel 'rayo de Lagunilla' se coronó como el mejor velocista de las décadas 60 y 70. Al lado de aquel Gil Pérez, que con su inconfundible cachimba, se convertía en la batuta que guió el mejor atletismo charro. El que nació en el viejo Botánica, sin apenas instalaciones, pero trayendo tantas glorias a esta Salamanca gracias a gente como Sánchez Paraíso, que tanto contribuyó en su grandeza.

Esta mañana con el mazazo de su muerte ya nos daremos cuenta de quién fue este paisano que triunfó en todo el mundo. Ahora las nuevas generaciones debe saber quien aquel señor que lleva su nombre en el Multiusos y está en posesión de una de las mejores páginas deportivas del deporte español para sentir orgullo de tan gran paisano. De un deportista colosal y una persona que solamente sembró el bien y todas las alabanzas a él están justificadas.

Con tan laureado palmarés mientras estuvo en activo jamás dejó su adicción al tabaco, justificándolo que sus efectos son muy distintos a la velocidad ?lo que hacía él- a las carreras de resistencia

Orgulloso de su tierra, de su querida Salamanca, durante muchos años era frecuente encontrarlo en cualquier lugar de la provincia ?él había nacido en la localidad e Lagunilla, cerca de Béjar-, siempre al lado de su mujer. Porque le encantaba este Campo Charro que tanto le inspiró a este personaje que es dueño de páginas históricas. Una de ellas en aquel trágico atentado en las Olimpiadas de Munich-72 que vivió en primera persona.

Su humanidad, discreción y señorío ha quedado presentes en todos los pasos de su existencia, porque José Luis Sánchez Paraíso siempre era receptivo a todo el mundo dando su amistad a quien se le acercó con la misma naturalidad que él tuvo como bandera de su vida. En estos años, ya retirado y cortada además la coleta de fumador, le gustaba pasear y estar con gente. Y ahí era un perfecto contertulio, con su voz sosegada y tanta sabiduría acumulada.

Tuvo el inmenso honor de ser su amigo, de hablar mucho con él de fútbol, de nuestra querida Unión Deportiva Salamanca ?que él representó con tanto orgullo- y de la vida en general. Dentro de unos días hará un año que lo llevé a La Fuente de San Esteban para tributar un histórico homenaje a Álvaro de Arriba, que ya va camino de ser una figura y ya es una realidad en el mejor atletismo español. Ese soleado domingo de agosto le encantó volver a esos rincones charros y, fruto de una incesante manantial de vivencias, me recordó alumnos que tuvo de esa comarca en sus años de profesor de Educación Física en Los Maristas; de compañeros y amigos; también de muchos sábados que venía hasta el restaurante Vegallana de Boadilla para comer una ración de la exquisita longaniza que fabricaba en La Fuente de San Esteban Pepe Chichias y a él le pirraba.

Ahora estaba pendiente llamarlo un día de estos para firmarle mi última novela y de paso hablar un poco de fútbol y de la vida. Pero se adelantó esta triste realidad de la vida para llevar a la 'eternidad a este 'rayo de Lagunilla' al que habrá salido a esperar el inconfundible Carlos Gil Pérez y sorprendido le habrá dicho: ¿Pero cómo te has venido tan pronto?

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