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Más del 70% de los hogares no nota los efectos de la recuperación económica
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FOESSA: 'empobrecimiento de la pobreza'

Más del 70% de los hogares no nota los efectos de la recuperación económica

Actualizado 25/06/2017
Redacción

Demoledor informe que revela que 60 de cada 100 vive sin ahorrar nada, o tan poco que no le permitiría resistir sin ingresos más de uno o dos meses

La gran mayoría de los hogares españoles, más del 70%, no está notando la recuperación económica. Es uno de los alarmantes datos del informe 'Análisis y Perspectivas 2017. Desprotección social y Estrategias familiares' presentado por Fundación FOESSA en Cáritas que revelan también que, en el caso de los hogares bajo el umbral de la pobreza, sólo un 9% percibe que la recuperación económica ha mejorado sus condiciones de vida. Los datos son el resultado de una encuesta realizada en el primer trimestre de este año a más de 1.300 hogares repartidos por las 17 Comunidades para conocer en profundidad los cambios que la gran recesión de los años 2007-2013 ha generado en los hogares.

La encuesta señala que solo el 27% de los hogares de nuestro país están experimentando los efectos de la recuperación y que la evolución en las condiciones de vida no está siendo lo positiva que cabría esperar. Los hogares que menos están percibiendo los efectos del nuevo ciclo económico son aquellos que más sufrieron los efectos de la crisis.

A través de 17 indicadores se ha medido la 'red de seguridad' de los hogares, es decir, su capacidad para afrontar situaciones adversas futuras, y se ha observado la evolución de estas condiciones desde el momento precrisis hasta nuestros días. Los resultados constatan que la mitad de las familias (50.1%) tienen hoy en día una 'red de seguridad' que es peor que en la situación precrisis, mientras que para el 42,3% se mantendría igual y habría mejorado para el 7,6%.

Los aspectos que han empeorado en más de la mitad de los hogares son las capacidades de ahorrar (el 60% de los hogares viven sin tener nada ahorrado o con un nivel de ahorro tan pequeño que no le permitiría resistir sin tener ingresos más de uno o dos meses), de resistir una nueva crisis, de hacer frente a una reforma necesaria de su vivienda o de llegar a fin de mes.

En cuatro de cada diez hogares han empeorado también su capacidad para hacer frente a necesidades de salud no cubiertas por el sistema nacional de salud, para pagar refuerzos educativos a los hijos, para afrontar el pago de recibos energéticos y para garantizar una estabilidad en el empleo de los miembros del hogar y unos ingresos estables. En ninguno de los 17 indicadores se supera el 10% de hogares que hayan experimentado una evolución positiva respecto del periodo precrisis.

Según el informe, este empeoramiento ha llevado a las familias a tomar una serie de decisiones: reducción del consumo energético, aceptación de condiciones laborables poco deseables y reducción de gastos en el pago de la vivienda.

El riesgo de acostumbrarse a la precariedad

La encuesta también hace referencia a dos cuestiones estructurales. La primera tiene que ver con el riesgo que tenemos como sociedad a acostumbrarnos a la precariedad, y así lo reflejan las previsiones. Cuando se pregunta por las expectativas dentro de 5 años, el 47,1% cree que estará igual; y tan solo el 19,9% cree que mejorara la situación económica de su hogar. Un 26,4% de la población entrevistada cree que empeorará. La segunda cuestión hace referencia a la desconfianza en la participación social y política como estrategia de mejorar la realidad. Son los sectores más vulnerables de la sociedad los que perciben que la participación política y social no es una vía útil para mejorar sus condiciones de vida: para el 75,6% votar no sirve, para el 56,9% no sirve asociarse y para 61,2% no sirve la movilización".

Para el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, "este informe quiere ser un ejercicio de memoria frente al olvido e invisibilidad, una acción de crítica social frente a la realidad que nos muestra el informe y un llamamiento a la colaboración en la lucha contra la pobreza, porque no podemos resignarnos a aceptar lo intolerable". "Se está produciendo un 'empobrecimiento de la pobreza'. Dijimos años atrás que la pobreza se había hecho más extensa, intensa y crónica. Hemos conseguido estabilizar en cierta medida la extensión. Pero la intensidad y la cronicidad no se debilita. Estamos convencidos de que se puede cambiar la realidad, que podemos transformarla. No podemos resignarnos a la pobreza como algo natural".

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