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Miradas al cielo
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LA CRÓNICA DE LEDESMA

Miradas al cielo

Actualizado 19/06/2017
María Fuentes

Hasta siete orejas el cortó la terna esta tarde a la corrida de García Jiménez, de la que le dieron la vuelta al quinto, en el cierre de la Feria del Corpus ledesmino

MARÍA FUENTES

Siguieron hoy los brindis al cielo como siguen en la memoria los recuerdos que se aferran al interior de uno mismo, sin querer irse, negándose a olvidar. Siguen los brindis al cielo como sigue vivo el legado de Fandiño, porque Iván vive en cada lance de los héroes que hoy siguieron jugándose la vida para honrar su nombre. Es así como se rinde culto a un valiente, a un guerrero, a un torero, a un corazón de hierro. Y es que a la misma hora en que los restos del diestro de Orduña eran enterrados en su localidad natal, tres hombres se sentían toreros y volvían a poner su vida a merced del destino, como lo hace todo el que se viste de luces y dignifica esta profesión en la que siempre triunfa la verdad, verdad incuestionable en un mundo que cada día da más miedo.

Fandiño ya goza de la gloria eterna mientras Talavante hoy apostó por la seda en su izquierda que es de oro. El pecho al frente, la zurda expuesta para que brotaran los naturales al ralentí de ese segundo encastado de García Jiménez. Verdad, técnica y temple para arrastrar las telas también con derechazos largos y templados. Fue la tarde de un Alejandro que se coloca a la perfección más si cabe con 'Habanero', un quinto que fue reflejo de fondo, bravura, codicia y fijeza para permitir al extremeño su sutileza en las yemas, la colocación perfecta y llevarlo templado para alargar esa humillación. Seguro siempre, consciente de que su momento no es fruto de una casualidad.

Y es que en toreo eso no existe, como no brotan las casualidades en las muñecas de un José Garrido de tremenda evolución. Alargó los brazos con cadencia al tercero en un saludo a la verónica que cada día perfecciona más. Le faltó fondo al animal y a Garrido le sobró alma para torear despacio, para dar los tiempos precisos, para buscar la colocación y poderle por ambos pitones con clase y mando. Fue la versión de un José Garrido ambicioso que fue capaz de gobernar la arrancada del exigente sexto y ofrecerle el pecho a media altura para dejarle muy sueltos muletazos hondos que brotaron de su trapo, todo mientras el de enfrente soltaba la cara y quería puntear. Garrido hay para rato.

Como para rato hay en el toreo con un Domingo López Chaves que tiene que estar, un toreo que atesora la raza de quién ya no vive de los triunfos, quién disfruta delante de la cara de los toros porque la experiencia, la vida y los años le han dado el poso para exigir, mandar y torear, que de eso sabe un rato. Volvió la raza en los toques, la entrega incuestionable en cada pasaje. Su primero lo brindó al cielo, él, que conoce como pocos la dureza de este oficio, y se fue a los medios rodilla en tierra para recibir al bravo de García Jiménez. Le bajó la mano para sellar lo mejor con series largas por la diestra en un alarde raza y valor. Luego fue a base de torear cuando quiso Domingo seguir dando argumentos a su gente, a su público, cuando aprovechó la excelente condición del cuarto. Inteligencia para jugar con los tiempos. Tuvo clase el animal y un excelente pitón derecho y un Chaves que si algo sabe es gobernar la arrancada para jartarse a torear. Y es que hoy solo cabía ganar, porque fuera de esa plaza, el mundo del toro lloraba la muerte de un compañero, un torero que como él mismo aseguró "un gerrero solo tiene una opción: ganar o morir en el intento". Su moneda salió cruz, y ahora al resto solo le queda honrar su nombre, y hoy salieron en volandas tres almas rotas por la muerte de un compañero conscientes de que ahora su legado hay que continuarlo. Seguir, no queda otra.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Ledesma, Salamanca. Segunda de la feria del Corpus. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada

Seis toros de Hnos. García Jiménez de correcta presencia y buena hechura. Con codicia y clase. Destacaron cuarto y quinto por fijeza, temple y clase

López Chaves, oreja y oreja.

Alejandro Talavante, oreja y dos orejas.

José Garrido, oreja y oreja.

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