Frente a tantas inquietudes y desasosiegos como vivimos y soportamos en nuestra contemporaneidad, el carro parece hablarnos, en su silencio, desde otra dirección. Desde la lentitud, desde la vida antigua, desde una labor que, año a año, iba reiterando c
Frente a tantas inquietudes y desasosiegos como vivimos y soportamos en nuestra contemporaneidad, el carro parece hablarnos, en su silencio, desde otra dirección. Desde la lentitud, desde la vida antigua, desde una labor que, año a año, iba reiterando ciclos, cargas de mieses y de otros productos. Y ahora yace ahí, en una eternidad que ya se nos escapa, tan deprisa vivimos. Es su ejemplaridad la que no comprendemos. Tiempo de la quietud ya el de este carro. ¿Habrá resurrección? En caso que la hubiera, los carros volverían a habitar los caminos, sus roderas tan bien trazadas acaso nos llevaran a algún destino acogedor y cálido.
José Luis Puerto (Texto) / Luis Carlos Santiago (Fotografía)
"Después las yerbas crecerían cubríendome todo...
Pasarían los árboles...,y yo ya no sería visto...
Me comería la tierra...y yo que fui hierro y madera
volvería a su lado...
Fernando Pessoa
Lisboa (1888-1935)
Carros de Cabezabellosa de la Calzada