EXCESOSANITARIOS@CAUSAS

Actualmente no hay más que pasarse, cualquier día, por un hospital o centro de Salud para observar que existe una demanda y utilización excesiva de ambos niveles asistenciales y, de los servicios y prestaciones del Sistema Sanitario. Muchas de estas demandas no están justificadas. Es decir, no cumplen unos requisitos o criterios mínimos de necesidad diagnóstica o de tratamiento para realizar una visita al Centro de Salud y, mucho menos para ir a los servicios de urgencias hospitalarias. Este es un problema epidémico dada su impacto sobre la Calidad Asistencial, la Seguridad del Pacientes y, sobre su Sostenibilidad. Al hospital sólo se debe ir por urgencia vital o cuando se superen las posibilidades diagnósticas o terapéuticas de los equipos de Atención Primaria. Hoy sabemos, por diversos estudios que un tercio de las urgencias no son necesarias, por no cumplir ningún criterio clínico, ni de diagnóstico ni de tratamiento. Además, un 10% de las personas que van a urgencias, sino se les atiende en media hora, se marchan. Actitud que indica, falta de justificación consciente e intencionada.

A estas actitudes inadecuadas, nadie ha puesto límite y, en consecuencia, se han generalizado. Cuando se sabe del impacto tan negativo que tienen para el proceso asistencial y, su Calidad. Este fenómeno tiene actualmente tal magnitud que está llevando a un callejón sin salida a la Sanidad Pública y, específicamente al buna Sistema Sanitario español: Además, en un contexto social complejo por la cronicidad, el envejecimiento y, las enfermedades de alta prevalencia, como obesidad, diabetes, cáncer, etc. Todo esto hace que los costes sigan aumentado e impidan introducir mejoras innovadoras en materia de infraestructuras y, en la renovación de los recursos que empiezan a estar obsoletos y a ser insuficientes.

Las causas de este fenómeno, que perjudica la evolución, innovación y la sostenibilidad del Sistema Sanitario, son múltiples; pero pueden resumirse. En primer lugar, la poblacional. Debido a la falta de educación para la salud de una gran parte de la población y, por la actitud de muchos ciudadanos en los que prevalece su Derecho a la Salud frente al deber de protegerla con un estilo de vida saludable. También porque la gente hoy, ve a la Salud como un objeto de consumo más y, de los más preciados. En segundo lugar, la profesional, que viene dada por la excesiva medicalización de la Salud dado que se práctica una Medicina intentando siempre llegar a un diagnóstico para poner un tratamiento. Dando la impresión muchas veces de que no hay personas sanas, sino pacientes poco estudiados o enfermos sin identificar. Dinámica que está conllevando un sobrediagnóstico y sobretratamiento, aspecto muy evidente en los ancianos. A este aspecto, hay que añadir la medicina defensiva, que cada vez es más frecuente por la compleja situación social actual de desconfianza en los médicos y, que conlleva a que éstos piensen más en evitar una posible demanda; que actuar en base a evidencias y criterios profesionales.

En tercer lugar, la institucional, que se debe a las directrices y decisiones de los cuadros orgánicos de la Gestión Sanitaria y, que han supuesto a la Sanidad española unas listas de espera injustificables y, que constituyen el indicador más claro de su ineficiencia. Este resultado se ha debido a que existe más administración que gestión, por su falta de profesionalización. La gestión conlleva tomar decisiones que mejoren la organización y, su Calidad Asistencial para que ésta se realice en las mejores condiciones y con los recursos más adecuados. Esto hoy no se puede afirmar, salvo excepciones, porque la cultura de la mayoría de los gestores ha sido la de mirar para otro lado ante los problemas de la Sanidad como ha sido, por ejemplo, la alta demanda del turismo sanitario, que no se ha controlado, siendo España una potencia mundial en turismo.

En resumen, el Sistema Sanitario español soporta una excesiva demanda y utilización del mismo sin que se tomen decisiones al respecto, lo que conlleva un fenómeno de sobrediagnóstico y sobretratamiento poco justificado y, en mi opinión, hay que poner límites mientras llega la cultura educativa sanitaria de poner en valor la Salud y, no la enfermedad como ocurre actualmente, dado el excesivo consumo de prestaciones sanitarias y medicamentos innecesarios y no justificados.

JAMCA